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Capítulo 4
La pasantía
Palabras:1057    |    Actualizado en: 21/04/2023

Camila mantuvo la cabeza gacha mientras rápidamente buscaba su botiquín. Teniendo en cuenta que era médica, se aclaró la garganta y le dio algunos consejos a Isaac: "No debe mojarse las heridas durante algunos días. Desinfécteselas una vez al día y use camisas holgadas para que no se vuelvan a abrir".

Con eso, sacó un frasco de pastillas y un tubo de ungüento, y los dejó sobre la mesita de noche. "Le dejo estos medicamentos".

"Ya veo", contestó él, pero sin darse la vuelta.

Camila tampoco dijo nada más, simplemente salió de la villa de inmediato.

Ya casi eran las once de la mañana cuando regresó al hospital, por lo que se dirigió al comedor del personal. Después de comer, y apenas se había acomodado en su escritorio, la llamaron a la oficina del director.

"Enviaré a Debora al Hospital Central Militar para que realice su pasantía", informó el director en un tono que no admitía discusión.

Camila se quedó estupefacta después de escuchar eso. "Pero pensé que ya se había decidido a enviarme a mí".

"Estoy seguro de que sabes que todo el equipo de alta tecnología con el que cuenta nuestro hospital fue patrocinado por la Corporación Paramount. Además, el señor Johnston me ha pedido personalmente que cuide de Debora, así que no puedo permitirme ir en contra de sus instrucciones".

Ella no pudo evitar ponerse un poco nerviosa ante la mención del nombre de su supuesto esposo.

Podrían estar legalmente casados, pero en realidad no se habían conocido oficialmente. Solo lo había visto en revistas y ocasionalmente en los noticiarios de televisión.

Entonces, ¿él y Debora?

Al pensar en esa posibilidad, a Camila le dio un vuelco el corazón, pero se mantuvo serena. "¿En serio?".

"Sí, me temo que tengo muy pocas opciones al respecto. Escucha, Camila, ambos conocemos el alcance de tus habilidades, pero...". El director quería consolarla, pero no estaba seguro de cómo. Era cierto que la chica se destacaba entre sus compañeros, gracias a su increíble talento y ética profesional, cosa que el director realmente apreciaba.

"Entiendo...", murmuró ella en voz baja.

En el fondo, se dijo a sí misma que no estaba en posición de sentirse decepcionada por el simple hecho de que Isaac estuviera involucrado en ese asunto. Después de todo, se había visto obligado a casarse, así que no debía esperar que él se preocupara por ella.

"Señor, todavía tengo que prepararme para una cirugía, así que ya tengo que irme", dijo ella en un tono resignado, pues sabía que no había nada que pudiera hacer para revertir esa decisión.

Todo lo que el director pudo hacer fue suspirar y verla marcharse.

Por la tarde, Camila se sumergió de nuevo en su trabajo, en un intento de olvidarse del asunto de la pasantía. Después de terminar su segunda cirugía sin problemas, se quitó el uniforme quirúrgico y miró hacia arriba, antes de dejarse caer en una silla con cansancio.

En ese momento, Debora entró en la sala y, con una sonrisa brillante, le dijo: "Hola, Camila. ¿Estás libre esta noche? Me gustaría invitarte a cenar".

"Lo siento, pero más tarde tengo algunos asuntos que atender", declinó la aludida cortésmente. A decir verdad, no estaba en los mejores términos con Debora. Eran simplemente colegas, no amigas.

Ambas se habían graduado al mismo tiempo de la misma universidad, pero en aquel entonces Debora era muy competitiva y siempre quería presumir y llamar la atención de todos, mientras que Camila prefería pasar desapercibida y perderse en sus libros.

En resumen, se podría decir que eran polos totalmente opuestos, de modo que, naturalmente, no se llevaban muy bien.

"Oh, qué pena", exclamó Debora, luciendo avergonzada por alguna razón desconocida. "La verdad es que hay algo de lo que quiero hablar contigo".

Camila se puso de pie y se acercó a su casillero para colgar su bata, al mismo tiempo que sin mirar a la otra decía: "Adelante".

El hecho de que Debora se hubiera enredado con Isaac de una forma u otra solo hizo que Camila quisiera distanciarse aún más de ella.

"Seguramente ya te enteraste, ¿verdad? Lo siento mucho. No tenía ni idea de que el director...".

"No te preocupes", soltó Camila, interrumpiéndola.

Sin embargo, Debora aún no había terminado. "¡Oh, por cierto! ¿Puedes mantener en secreto que anoche cubriste mi turno? Ya sabes, como voy a realizar mi pasantía en el Hospital Central Militar, no quiero que eso pueda causar algún problema".

A pesar de que esa justificación le parecía poco convincente, Camila no se opuso.

"Está bien. No se lo diré a nadie".

De cualquier forma, no era tan extraño cubrir el turno de algún colega, pues de vez en cuando todos tenían alguna emergencia personal.

En las afueras del hospital, cuando comenzó a oscurecer, las luces de la calle se encendieron una a una.

Forrest se encontraba en el asiento trasero de un lujoso auto negro, el cual estaba aparcado frente a las puertas del nosocomio. "Bueno, ¿y qué te pareció mi excompañera de la universidad? Tiene excelentes habilidades, ¿no es así?", inquirió él con una voz llena de orgullo.

A su lado, Isaac se recostó relajado en su asiento, y al oír eso, volvía a pensar en la médica que lo había atendido unas horas atrás, y en cuán tranquilas y precisas habían sido sus acciones. De hecho, se quedó asombrado por sus habilidades.

"Ahí viene la señorita Griffith", informó Willie de repente.

De inmediato, Isaac bajó la ventanilla mientras que Debora se iba acercando al auto.

A Forrest se le elevaron las cejas hasta su frente, preguntando: "¿Debora?".

Willie se dio la vuelta desde el asiento del conductor y le interrogó, sorprendido: "¿La conoce?".

El otro asintió con un brillo curioso en los ojos y contestó: "Ella era mi compañera en la universidad".

Isaac sintió mucha curiosidad cuando escuchó eso.

En ese sentido, además de haberlo salvado la noche anterior, ¿también había curado sus heridas hace unas horas?

"¿Será obra del destino?", preguntó Willie en tono lleno de asombro.

¿Acaso el universo por fin decidió darle a su jefe una oportunidad en el amor?

"¿De qué diablos estás hablando?", inquirió Forrest con el ceño fruncido, mientras miraba alternadamente a los dos hombres.

Sin embargo, no obtuvo ninguna respuesta, ya que justo en ese momento Debora se paró afuera del auto, interrumpiendo su conversación.

"Hola, señor Johnston".

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1 Capítulo 1 Lo más inaudito2 Capítulo 2 Culpabilidad3 Capítulo 3 Un paciente privado4 Capítulo 4 La pasantía5 Capítulo 5 Su sueño de toda la vida6 Capítulo 6 Plan B7 Capítulo 7 Una mujer impura8 Capítulo 8 Desear a una mujer inmoral9 Capítulo 9 Búscala tú mismo10 Capítulo 10 Coincidencia11 Capítulo 11 Algo muy preciado12 Capítulo 12 Su verdadero propósito13 Capítulo 13 Cesada14 Capítulo 14 Te gusta15 Capítulo 15 ¿Tratando de seducirme 16 Capítulo 16 El beso indirecto17 Capítulo 17 ¿Quién era la chica esa noche 18 Capítulo 18 El mismo truco19 Capítulo 19 No es Debora20 Capítulo 20 No merece su atención21 Capítulo 21 El rey del engaño22 Capítulo 22 Nadie puede codiciarla23 Capítulo 23 Una solicitud extraña24 Capítulo 24 Quiero el divorcio25 Capítulo 25 Estás enamorado de mí26 Capítulo 26 Su primera consulta en línea27 Capítulo 27 Embarazada de gemelos28 Capítulo 28 ¿Estás celosa 29 Capítulo 29 Será mejor que abortes30 Capítulo 30 Algo emocionante31 Capítulo 31 La intención de Isaac32 Capítulo 32 Deja de actuar33 Capítulo 33 Algo sospechoso34 Capítulo 34 Aborto espontáneo35 Capítulo 35 Coincidencia36 Capítulo 36 El conductor que se da a la fuga37 Capítulo 37 Una táctica dilatoria38 Capítulo 38 Le desagrado39 Capítulo 39 La belleza en la oscuridad40 Capítulo 40 Discusión entre padre e hija41 Capítulo 41 Mi esposo me mantendrá42 Capítulo 42 Autodestructiva43 Capítulo 43 Te gusta Camila44 Capítulo 44 Sembrar la discordia45 Capítulo 45 Cambio de planes46 Capítulo 46 Celos47 Capítulo 47 Plan de escape48 Capítulo 48 Atrapándola49 Capítulo 49 No la dejará marcharse50 Capítulo 50 Cambiar el rumbo51 Capítulo 51 Dónde está la llave52 Capítulo 52 Desmayo53 Capítulo 53 La bolsa para el almuerzo54 Capítulo 54 El trato55 Capítulo 55 Sin compromisos56 Capítulo 56 Duplicidad57 Capítulo 57 Digestivo58 Capítulo 58 Embalse White Cloud59 Capítulo 59 Un chequeo de embarazo60 Capítulo 60 Camila me lo dijo61 Capítulo 61 Quién es su amante62 Capítulo 62 Como extraños63 Capítulo 63 ¿Te arrepientes 64 Capítulo 64 La pelea65 Capítulo 65 Ella no podía amarlo66 Capítulo 66 Llorando67 Capítulo 67 Olvídate de ese hombre68 Capítulo 68 Su compañía69 Capítulo 69 Camila desapareció70 Capítulo 70 Preocupada por él71 Capítulo 71 A dónde fuiste en nuestra noche de bodas72 Capítulo 72 ¿Dejamos de seguirla 73 Capítulo 73 Él es impotente74 Capítulo 74 Cita para ir al cine75 Capítulo 75 Impotente76 Capítulo 76 Es Debora77 Capítulo 77 La trampa78 Capítulo 78 ¿Quién te pegó 79 Capítulo 79 Ella tiene un buen padre80 Capítulo 80 Buscar justicia para ella81 Capítulo 81 Enviarla al extranjero82 Capítulo 82 Decidir por ella83 Capítulo 83 El castigo84 Capítulo 84 La sorpresa de Camila85 Capítulo 85 Una recompensa de cien millones86 Capítulo 86 Morirse de hambre87 Capítulo 87 Seré bueno contigo88 Capítulo 88 El rastro de Camila89 Capítulo 89 ¡Haré de tu vida un infierno!90 Capítulo 90 El visitante no deseado91 Capítulo 91 Me mentiste92 Capítulo 92 El Isaac que ella conocía93 Capítulo 93 Muy pronto para decir94 Capítulo 94 ¿No me quieres 95 Capítulo 95 Exposición de arte96 Capítulo 96 Presuntuoso97 Capítulo 97 ¿Te duele 98 Capítulo 98 Las razones de Laura99 Capítulo 99 Dormir en la misma cama100 Capítulo 100 Aceptar la propuesta