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Capítulo 6
Plan B
Palabras:1169    |    Actualizado en: 21/04/2023

"¿De qué estás hablando?", replicó Isaac frunciendo el ceño. Aunque su tono era tranquilo, Forrest había logrado percibir una peligrosa tensión entre ellos.

"Olvídalo", respondió con los dientes apretados. "Me interesa tu felicidad, así que lo dejaré pasar solo por esta vez".

La mirada en el rostro de Isaac se volvió pensativa mientras estudiaba a Forrest por un rato, antes de cerrar la puerta del auto y hacerle un gesto a Willie. "Vámonos".

Así pues, este último encendió el motor y se alejaron poco a poco, dejando atrás al nervioso Forrest.

Se sentía obligado a hacer algo por Camila que pudiera mejorar su situación. Entonces, se dio la vuelta con la intención de buscarla justo cuanto la vio salir del edificio. "Mila", la llamó.

"Me voy a casa", sonrió ella.

"Mila... Solo quiero decirte que haré todo lo posible para encontrarle a tu madre un donante de corazón. Te juro que me aseguraré de que sea operada lo antes posible".

Pensar en su madre enferma provocó que la chica se deprimiera, y aunque trató de no dejar que se notara, el temblor en su voz la traicionó. "¿En... en serio?".

Un corazón era uno de los órganos más difíciles de encontrar donante.

No solo era complicado conseguirlo, sino que nunca había garantía de que fuera compatible con el cuerpo del paciente. En pocas palabras, la mayoría moría por no poder recibir el trasplante adecuado a tiempo.

"Gracias, Forrest", murmuró ella con los ojos llenos de lágrimas, sin saber de qué otra forma transmitirle su sincero aprecio.

"Oh, vamos, somos amigos y esto es lo que los amigos hacen, ¿de acuerdo?". Las emociones de Forrest estaban a flor de piel. De no haber sido por Isaac, Camila estaría un paso más cerca de su meta, y si bien quería apoyarlo en su cruzada por conquistar a Debora, odiaba que fuera a expensas de su amiga.

"Déjame llevarte a casa".

"No, no, está bien", soltó la joven a toda prisa. "Estoy bien, de verdad".

A fin de cuentas, no iba a ir a la residencia Haynes y no podía permitir que Forrest supiera que ya estaba casada. ¡No podía permitir que nadie se enterara!

Por suerte, él no insistió, de modo que Camila tomó un taxi de vuelta a la villa que compartía con Isaac.

Si había algún consuelo, sería saber que a su nuevo marido no estaba dispuesto a ir allí, y eso la hacía sentir aliviada.

Glenda la recibió en la puerta, contenta de ver que la chica no estaba tan tensa como cuando se mudó. "Se ve feliz", comentó el ama de llaves con amabilidad. "¿Pasó algo bueno?".

Quitándose los zapatos, Camila respondió: "No es nada, Glenda, solo me acabo de dar cuenta de que me gusta vivir contigo, solo nosotras dos".

"¿Eso significa que mi presencia no es necesaria?".

Esa voz...

Enseguida, ella alzó la mirada para encontrar al hombre parado en el medio de la sala. Si no lo hubiera visto antes en las noticias, jamás habría reconocido a su propio esposo.

El hombre lucía frío y distante como siempre lo hacía en las fotos, con la diferencia de que sus ojos parecían contener una cantidad considerable de desdén.

Aturdida, Camila no esperaba que estuviera ahí.

"Mmm... Tú... ¿Qué haces aquí?".

¿Acaso Isaac no odiaba ese matrimonio?

Se suponía que detestaba tenerla cerca.

Al hombre se le volvió la expresión más sombría cuando escuchó esa pregunta. "¿Qué? ¿Acaso necesito pedirte permiso para venir a mi propia casa?".

Al escuchar eso, Camila bajó la cabeza para ocultar su vergüenza. Isaac tenía razón, era ella quien se había entrometido en su villa.

Acto seguido, él arrojó una carpeta sobre la mesa. "Fírmalo", escupió.

Chequeando los documentos, a Camila no la sorprendió que se tratara de los papeles del divorcio. En todo caso, había estado esperándolo, el asunto era que no podía divorciarse de él ahora porque primero tenía que esperar a que su madre tuviera una cirugía exitosa.

Teniendo eso presente, lo miró e intentó decir algo, pero no sabía cómo dirigirse a él. "Mmm... Isaac... Podemos...".

"¿No te quieres divorciar?", la interrumpió él, como si ya hubiera anticipado esa reacción. Era obvio que ella no estaría de acuerdo, no después de todo lo que había pasado su codiciosa familia para asegurar ese matrimonio.

"Está bien, hazlo a tu manera. Solo espero que no te arrepientas de tu decisión", espetó él antes de alejarse sin esperar respuesta.

Daba la impresión de que había malinterpretado el asunto, así que Camila quiso ir tras él para explicarle, pero se tropezó y dejó caer su cartera, haciendo que todas sus cosas rodaran por el suelo.

Mientras recogía sus pertenencias, ella notó que faltaba un elemento importante, y cuando miró a su alrededor, vio que la caja de pastillas había caído justo en los pies de Isaac. Entonces, se abalanzó sobre él de inmediato, desesperada por ocultar las pastillas antes de que el hombre las descubriera, pero en el instante en que sus dedos tocaron la superficie de la caja, un zapato de fino cuero la pisó.

El rostro de Isaac, una vez carente de alguna emoción, mostró cierta curiosidad ante el brillo nervioso en los ojos de Camila, de modo que le arrebató la caja antes de que ella pudiera agarrarla. Echándole un vistazo al contenido, notó que de dos pastillas, una había sido consumida.

Frunciendo el ceño ante eso, comenzó a leer la etiqueta, diciendo: "Plan B".

No tenía idea de lo que eso significaba, pero enseguida vio la descripción debajo. "Anticonceptivo de emergencia. Tómelo dentro de las 72 horas después de la relación sexual".

Por supuesto, sería un tonto si no entendiera eso.

Lentamente, bajó la mirada para observar a la mujer aterrorizada a sus pies. "Vaya, ya me fuiste infiel", soltó él en un tono sarcástico. "Y en nuestra noche de bodas, nada más y nada menos".

Cualquier sensación de repugnancia que había sentido anteriormente por esa mujer se acababa de multiplicar por mil.

Apretando los puños para evitar que le temblaran las manos, Camila se puso de pie respirando profundo, incapaz de refutarlo.

Después de todo, Isaac no estaba equivocado, era cierto que ella le había sido infiel.

"Yo nunca quise casarme contigo", murmuró ella en voz baja.

Con el estómago revuelto, Le arrojó el paquete de plástico a la cara y su borde le rozó el rabillo del ojo, dejándole una fina marca roja a su paso.

Por fortuna, Camila había cerrado los ojos antes de que la golpeara. Luego, tomó un aliento profundo y se agachó para recuperar la medicina. A esas alturas, el escozor en su piel no era nada comparado con la humillación de que Isaac había pisoteado su dignidad.

"Así que te gustan los hombres, ¿eh?", dijo él con malicia. "Bien, me aseguraré de darte lo que quieres". Dicho eso, salió de la villa.

Camila no sabía a qué se refería con eso, pero pronto lo descubriría.

Al día siguiente, Willie la estaba esperando abajo mientras se preparaba para ir al trabajo.

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1 Capítulo 1 Lo más inaudito2 Capítulo 2 Culpabilidad3 Capítulo 3 Un paciente privado4 Capítulo 4 La pasantía5 Capítulo 5 Su sueño de toda la vida6 Capítulo 6 Plan B7 Capítulo 7 Una mujer impura8 Capítulo 8 Desear a una mujer inmoral9 Capítulo 9 Búscala tú mismo10 Capítulo 10 Coincidencia11 Capítulo 11 Algo muy preciado12 Capítulo 12 Su verdadero propósito13 Capítulo 13 Cesada14 Capítulo 14 Te gusta15 Capítulo 15 ¿Tratando de seducirme 16 Capítulo 16 El beso indirecto17 Capítulo 17 ¿Quién era la chica esa noche 18 Capítulo 18 El mismo truco19 Capítulo 19 No es Debora20 Capítulo 20 No merece su atención21 Capítulo 21 El rey del engaño22 Capítulo 22 Nadie puede codiciarla23 Capítulo 23 Una solicitud extraña24 Capítulo 24 Quiero el divorcio25 Capítulo 25 Estás enamorado de mí26 Capítulo 26 Su primera consulta en línea27 Capítulo 27 Embarazada de gemelos28 Capítulo 28 ¿Estás celosa 29 Capítulo 29 Será mejor que abortes30 Capítulo 30 Algo emocionante31 Capítulo 31 La intención de Isaac32 Capítulo 32 Deja de actuar33 Capítulo 33 Algo sospechoso34 Capítulo 34 Aborto espontáneo35 Capítulo 35 Coincidencia36 Capítulo 36 El conductor que se da a la fuga37 Capítulo 37 Una táctica dilatoria38 Capítulo 38 Le desagrado39 Capítulo 39 La belleza en la oscuridad40 Capítulo 40 Discusión entre padre e hija41 Capítulo 41 Mi esposo me mantendrá42 Capítulo 42 Autodestructiva43 Capítulo 43 Te gusta Camila44 Capítulo 44 Sembrar la discordia45 Capítulo 45 Cambio de planes46 Capítulo 46 Celos47 Capítulo 47 Plan de escape48 Capítulo 48 Atrapándola49 Capítulo 49 No la dejará marcharse50 Capítulo 50 Cambiar el rumbo51 Capítulo 51 Dónde está la llave52 Capítulo 52 Desmayo53 Capítulo 53 La bolsa para el almuerzo54 Capítulo 54 El trato55 Capítulo 55 Sin compromisos56 Capítulo 56 Duplicidad57 Capítulo 57 Digestivo58 Capítulo 58 Embalse White Cloud59 Capítulo 59 Un chequeo de embarazo60 Capítulo 60 Camila me lo dijo61 Capítulo 61 Quién es su amante62 Capítulo 62 Como extraños63 Capítulo 63 ¿Te arrepientes 64 Capítulo 64 La pelea65 Capítulo 65 Ella no podía amarlo66 Capítulo 66 Llorando67 Capítulo 67 Olvídate de ese hombre68 Capítulo 68 Su compañía69 Capítulo 69 Camila desapareció70 Capítulo 70 Preocupada por él71 Capítulo 71 A dónde fuiste en nuestra noche de bodas72 Capítulo 72 ¿Dejamos de seguirla 73 Capítulo 73 Él es impotente74 Capítulo 74 Cita para ir al cine75 Capítulo 75 Impotente76 Capítulo 76 Es Debora77 Capítulo 77 La trampa78 Capítulo 78 ¿Quién te pegó 79 Capítulo 79 Ella tiene un buen padre80 Capítulo 80 Buscar justicia para ella81 Capítulo 81 Enviarla al extranjero82 Capítulo 82 Decidir por ella83 Capítulo 83 El castigo84 Capítulo 84 La sorpresa de Camila85 Capítulo 85 Una recompensa de cien millones86 Capítulo 86 Morirse de hambre87 Capítulo 87 Seré bueno contigo88 Capítulo 88 El rastro de Camila89 Capítulo 89 ¡Haré de tu vida un infierno!90 Capítulo 90 El visitante no deseado91 Capítulo 91 Me mentiste92 Capítulo 92 El Isaac que ella conocía93 Capítulo 93 Muy pronto para decir94 Capítulo 94 ¿No me quieres 95 Capítulo 95 Exposición de arte96 Capítulo 96 Presuntuoso97 Capítulo 97 ¿Te duele 98 Capítulo 98 Las razones de Laura99 Capítulo 99 Dormir en la misma cama100 Capítulo 100 Aceptar la propuesta