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Capítulo 2
Culpabilidad
Palabras:1358    |    Actualizado en: 21/04/2023

"Ella es la médica que estuvo de turno anoche; la doctora Debora Griffith", informó el director del hospital.

El asistente de Isaac, Willie Calderon, entró en la sala y echó un vistazo al nombre que estaba escrito en la bata de la mujer. "Venga conmigo".

"¿A dónde vamos?", preguntó ella, comprensiblemente confundida.

Sin embargo, el director no tenía el más mínimo interés en responder a su pregunta, simplemente tiró de ella con bastante fuerza e instó: "Anda. No haga esperar al señor Johnston".

Poco después, Debora se encontraba en la oficina del director del hospital, donde Isaac estaba sentado en el sofá, con su cuerpo esbelto y musculoso recargado en una posición casual y sus largas piernas cruzadas frente a sí. Se necesitaba un ojo muy agudo y una mirada más cercana para darse cuenta de que sus labios estaban más pálidos de lo normal.

Por suerte, el olor del desinfectante que impregnaba las paredes del hospital enmascaraba el olor a sangre que su piel emanaba.

En aquel momento, ya había cambiado de un traje negro sólido, que también ayudaba a enmascarar las manchas rojas, las cuales de otro modo habrían alarmado a todos a su alrededor. Había un dejo de dureza en su expresión, el cual le decía a la gente que se había ido al infierno y había regresado, y que no era alguien con quien podían meterse.

Willie se acercó al sofá y se inclinó para susurrar al oído de su jefe: "Las grabaciones de las cámaras de vigilancia de anoche fueron manipuladas deliberadamente, probablemente por sus agresores, para asegurarse de no dejar ninguna huella y eliminar cualquier posible evidencia. Ella es la doctora Debora Griffith, la residente que estuvo de turno anoche. El mismo director del hospital me lo confirmó. También revisé dos veces los registros, así que estoy seguro de que es ella".

Solo entonces Isaac levantó la vista.

Debora jadeó con asombro cuando se dio cuenta de que el hombre que tenía delante era el jefe de la Corporación Paramount.

"¿Tú eres la persona que me ayudó anoche?", preguntó Isaac, mirándola de pies a cabeza.

Inmediatamente, ella agachó la cara, incapaz de encontrarse con la mirada intimidante del hombre.

"Sí... Fui... yo". No estaba segura de qué se trataba todo eso, sin embargo, sabía que lo mejor para ella sería que Isaac Johnston estuviera en deuda con ella, ya que eso significaría obtener algunos beneficios.

Dio la casualidad de que el Hospital Central Militar estaba a punto de seleccionar candidatos para que realizaran su pasantía.

Y aunque no estaba estipulado como tal, todos en la industria sabían que los pasantes eventualmente se mudarían a su lugar de trabajo y prácticamente permanecerían ahí.

Para colmo, el Hospital Central Militar tenía acceso a recursos que eran mucho mejores que los de ese hospital.

En ese par de minutos, Debora planeó acercarse a Isaac con la esperanza de usar sus conexiones para ingresar al mejor hospital de la ciudad.

"Puedo compensarte de la forma que quieras, incluso con el matrimonio".

De repente, la voz fría de Isaac interrumpió sus pensamientos. Todo ese tiempo, el rostro del hombre había lucido distante, pero el recuerdo de lo que sucedió la noche anterior suavizó la línea dura de su boca.

"Bueno... Yo...", tartamudeó ella, pues eso fue mucho más de lo que se había imaginado, tanto que trataba de adivinar lo que había sucedido.

"Búscame una vez que hayas tomado una decisión". Después de hacerle un gesto a Willie para que le diera su número de contacto a la chica, Isaac se puso de pie.

Al ver eso, el director del hospital se apresuró y se ofreció a acompañarlo fuera del edificio.

"No será necesario", replicó Isaac, cuyo comportamiento se volvió frío de nuevo. Luego se detuvo, como si se le hubiera ocurrido algo, se volvió hacia el director y le dijo: "Por favor cuídela".

"Por supuesto", contestó el hombre con una sonrisa ensayada.

Después de asegurarse de que estaban fuera del alcance del oído, Willie se acercó sigilosamente a su jefe y, en voz baja pero urgente, le dijo: "Señor, usted ya está casado. No creo que el matrimonio sea una opción viable para la señorita Griffith. Debería rescindir ese ofrecimiento...".

A Isaac se le torcieron los labios ante la mención de su matrimonio, y su rostro se ensombreció aún más cuando pensó en la mujer con la que se había visto obligado a casarse. "¿Quieres morirte?", le preguntó en tono amenazante.

Reparando en que había dicho algo inapropiado, Willie se estremeció y no pudo evitar preguntarse quién había hecho enfurecer más a su jefe, si su supuesta esposa o la persona que estaba detrás del ataque de la noche anterior.

Mientras tanto, Camila regresó a la villa que debía compartir con su marido.

El ama de llaves de mediana edad, Glenda Rivera, la recibió en el vestíbulo con el rostro marcado por la preocupación. "Señora, ¿por qué pasó la noche fuera?".

"Tuve que cubrir el turno de una colega", respondió ella, cuyos ojos estaban enrojecidos y le picaban por el agotamiento.

Al percatarse de eso, Glenda decidió no presionarla más.

Camila, por su parte, subió las escaleras y de inmediato se metió en la bañera. Sin darse cuenta, sus pensamientos regresaron a la noche anterior, a la vez que sus mejillas se sonrojaban sin poder evitarlo. Tomó aire y se hundió en el agua, como para escapar del inquietante recuerdo.

Sus sentimientos al respecto eran complicados y no sabía por dónde empezar.

Ni siquiera tenía idea de qué tipo de persona era ese hombre.

Más importante aún, estaba casada, lo que le provocó una punzada de culpabilidad. A pesar de las circunstancias que los habían llevado a su situación actual, el hecho era que ella e Isaac eran marido y mujer.

Cuando terminó de bañarse, se vistió y se preparó para volver a salir.

Como era de esperar, Glenda se preocupó por ella cuando la vio bajar las escaleras. "¿Volverá a salir tan pronto? ¿Por qué no desayuna primero?".

Camila miró la hora, después de lo cual respondió: "No, gracias. Llegaré tarde al trabajo".

Glenda sabía que la joven era médica, así que no le pareció raro que pasara una cantidad excesiva de tiempo en el trabajo. "Al menos beba esto. Cuidado, está caliente", dijo mientras le entregaba un vaso de leche.

"Gracias", respondió Camila en voz baja, conmovida por la preocupación de Glenda.

"De nada", respondió esta última, sonriendo amablemente.

Si bien el matrimonio entre Isaac y Camila había sido forzado, ella no menospreció a su patrona por eso. Por el contrario, aun sin el título de esposa de Isaac Johnston, la aludida era una médica profesional, y eso la hacía más que digna de respeto.

Después de terminarse la leche, Camila le devolvió el vaso a Glenda y salió.

Cuando llegó al hospital, no fue directamente a la sala de descanso del personal. A decir verdad, salió de casa temprano porque antes de comenzar su turno necesitaba ir al Departamento de Pacientes Internos.

Su mamá se encontraba ingresada en la unidad de cuidados intensivos.

Ella entró silenciosamente en la habitación y comprobó la condición de su mamá. Al notar que su estado aún era grave, le dio un vuelco el corazón.

Desafortunadamente, su madre sufría de insuficiencia cardíaca y su condición era crítica. La única forma de que ella se mantuviera viva era un trasplante de corazón, el cual naturalmente costaría una fortuna.

La principal razón por la que Camila había accedido a casarse con Isaac fue que su papá la había amenazado con retener el dinero necesario para la cirugía de su mamá.

Ahora que ella se había casado, y como su papá se lo había exigido, todo lo que necesitaban era un donante compatible de corazón.

Camila le dirigió una mirada amarga a la mujer en coma y susurró con voz algo temblorosa: "Haré que te recuperes. Te lo prometo".

Su mamá era la persona más cercana a ella, su principal apoyo y confidente.

En ese momento, sonó su celular.

De inmediato, lo sacó de su bolsillo y respondió la llamada.

"¡Mila, necesito que me hagas un favor!", exclamó una voz masculina.

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1 Capítulo 1 Lo más inaudito2 Capítulo 2 Culpabilidad3 Capítulo 3 Un paciente privado4 Capítulo 4 La pasantía5 Capítulo 5 Su sueño de toda la vida6 Capítulo 6 Plan B7 Capítulo 7 Una mujer impura8 Capítulo 8 Desear a una mujer inmoral9 Capítulo 9 Búscala tú mismo10 Capítulo 10 Coincidencia11 Capítulo 11 Algo muy preciado12 Capítulo 12 Su verdadero propósito13 Capítulo 13 Cesada14 Capítulo 14 Te gusta15 Capítulo 15 ¿Tratando de seducirme 16 Capítulo 16 El beso indirecto17 Capítulo 17 ¿Quién era la chica esa noche 18 Capítulo 18 El mismo truco19 Capítulo 19 No es Debora20 Capítulo 20 No merece su atención21 Capítulo 21 El rey del engaño22 Capítulo 22 Nadie puede codiciarla23 Capítulo 23 Una solicitud extraña24 Capítulo 24 Quiero el divorcio25 Capítulo 25 Estás enamorado de mí26 Capítulo 26 Su primera consulta en línea27 Capítulo 27 Embarazada de gemelos28 Capítulo 28 ¿Estás celosa 29 Capítulo 29 Será mejor que abortes30 Capítulo 30 Algo emocionante31 Capítulo 31 La intención de Isaac32 Capítulo 32 Deja de actuar33 Capítulo 33 Algo sospechoso34 Capítulo 34 Aborto espontáneo35 Capítulo 35 Coincidencia36 Capítulo 36 El conductor que se da a la fuga37 Capítulo 37 Una táctica dilatoria38 Capítulo 38 Le desagrado39 Capítulo 39 La belleza en la oscuridad40 Capítulo 40 Discusión entre padre e hija41 Capítulo 41 Mi esposo me mantendrá42 Capítulo 42 Autodestructiva43 Capítulo 43 Te gusta Camila44 Capítulo 44 Sembrar la discordia45 Capítulo 45 Cambio de planes46 Capítulo 46 Celos47 Capítulo 47 Plan de escape48 Capítulo 48 Atrapándola49 Capítulo 49 No la dejará marcharse50 Capítulo 50 Cambiar el rumbo51 Capítulo 51 Dónde está la llave52 Capítulo 52 Desmayo53 Capítulo 53 La bolsa para el almuerzo54 Capítulo 54 El trato55 Capítulo 55 Sin compromisos56 Capítulo 56 Duplicidad57 Capítulo 57 Digestivo58 Capítulo 58 Embalse White Cloud59 Capítulo 59 Un chequeo de embarazo60 Capítulo 60 Camila me lo dijo61 Capítulo 61 Quién es su amante62 Capítulo 62 Como extraños63 Capítulo 63 ¿Te arrepientes 64 Capítulo 64 La pelea65 Capítulo 65 Ella no podía amarlo66 Capítulo 66 Llorando67 Capítulo 67 Olvídate de ese hombre68 Capítulo 68 Su compañía69 Capítulo 69 Camila desapareció70 Capítulo 70 Preocupada por él71 Capítulo 71 A dónde fuiste en nuestra noche de bodas72 Capítulo 72 ¿Dejamos de seguirla 73 Capítulo 73 Él es impotente74 Capítulo 74 Cita para ir al cine75 Capítulo 75 Impotente76 Capítulo 76 Es Debora77 Capítulo 77 La trampa78 Capítulo 78 ¿Quién te pegó 79 Capítulo 79 Ella tiene un buen padre80 Capítulo 80 Buscar justicia para ella81 Capítulo 81 Enviarla al extranjero82 Capítulo 82 Decidir por ella83 Capítulo 83 El castigo84 Capítulo 84 La sorpresa de Camila85 Capítulo 85 Una recompensa de cien millones86 Capítulo 86 Morirse de hambre87 Capítulo 87 Seré bueno contigo88 Capítulo 88 El rastro de Camila89 Capítulo 89 ¡Haré de tu vida un infierno!90 Capítulo 90 El visitante no deseado91 Capítulo 91 Me mentiste92 Capítulo 92 El Isaac que ella conocía93 Capítulo 93 Muy pronto para decir94 Capítulo 94 ¿No me quieres 95 Capítulo 95 Exposición de arte96 Capítulo 96 Presuntuoso97 Capítulo 97 ¿Te duele 98 Capítulo 98 Las razones de Laura99 Capítulo 99 Dormir en la misma cama100 Capítulo 100 Aceptar la propuesta