El verdadero amor tarda, pero llega
Autor: Marijn Mannes
GéneroModerno
El verdadero amor tarda, pero llega
El hombre al otro lado de la línea era Forrest Walters. A pesar de que era dos años mayor que Camila, habían estudiado juntos en la facultad de medicina. Cuando se graduaron, se fue al extranjero para continuar sus estudios, y ahora era un reconocido experto en su área.
Forrest siempre la había cuidado, razón por la cual eran bastante unidos.
"¿Qué clase de favor quieres?", preguntó ella directamente.
"Tengo un paciente que necesita atención, pero me surgió un imprevisto, y no creo que pueda salir de eso pronto. ¿Puedes atenderlo por mí?".
Al oír eso, ella miró su reloj. Ese día no estaba de servicio en la oficina, y aparte de dos cirugías que tenía programadas para esa tarde, estaba prácticamente libre. "De acuerdo. ¿A dónde tengo que ir?".
"Te enviaré un mensaje de texto con la dirección. Cuando llegues, solo diles a los guardias de seguridad de la entrada que vas a ver al señor Calderon, y ellos se encargarán del resto".
"Entendido".
"Una cosa más...", agregó Forrest, pero en un tono serio. "No le digas nada a nadie sobre esto, y no hagas preguntas innecesarias. Todo lo que necesitas hacer es atender al paciente".
"Tranquila, lo entiendo".
Después de colgar y en cuanto Camila recibió el mensaje con la dirección, llamó un taxi para que la llevara ahí.
El domicilio resultó estar en un barrio exclusivo de villas, las cuales estaban equipadas con sistemas de seguridad de primer nivel.
Como era de esperar, un corpulento guardia de seguridad la interceptó en la entrada. Siguiendo las instrucciones de Forrest, ella le informó de que iba a ver al señor Calderon. Después de hacer una llamada para confirmar las palabras de la chica, el hombre la dejó pasar.
No le costó mucho encontrar la villa a la que se dirigía. Luego, subió los escalones de la entrada y tocó el timbre.
No tuvo que esperar mucho, ya que la puerta se abrió solo unos segundos después. Al parecer, la situación era realmente urgente.
Willie frunció el ceño cuando vio a Camila. Estaban esperando a Forrest, pero en cambio, una mujer estaba parada frente a él. "Disculpe, ¿usted es...?".
Según lo que Forrest le había dicho, Camila supuso que ese paciente valoraba mucho su privacidad, y como no quería meterse en problemas, pensó que para estar segura lo más prudente sería ser discreta.
"El doctor Walters me pidió que viniera aquí".
Willie miró brevemente el botiquín que ella llevaba antes de preguntar: "¿Sabes qué hacer?".
"Sí, el doctor Walters me dio instrucciones. Descuide, no se lo diré a nadie".
Willie sabía que Forrest no le delegaría sus deberes a alguien que no fuera confiable o competente, así que asintió y la dejó entrar.
La guio a través de la sala de estar, luego escaleras arriba, hasta un dormitorio oscuro.
"¿Cómo podré atender al paciente sin luz?".
Cuando Isaac escuchó que era una mujer, rápidamente agarró la chaqueta de su traje y se la puso sobre la cara. "Willie, enciende las luces", ordenó a través de la tela.
Entonces, el aludido pulsó el interruptor y de inmediato una luz brillante inundó la habitación.
El primer pensamiento de Camila fue que la voz del paciente le sonaba bastante familiar, pero optó por no darle mayor importancia. Cuando observó a la persona que se encontraba acostada en la cama, notó que su camisa de vestir blanca estaba manchada con sangre, la cual se había secado hacía mucho tiempo.
De todos modos, no quería distraerse con otros detalles, pues estaba allí solo para tratar las heridas.
A fin de cuentas, quedaba claro que el paciente no quería que Camila supiera su identidad, de modo que esta tenía que atenderlo y comportarse.
Después de dejar su maletín sobre la mesita de noche, sacó sus instrumentos quirúrgicos.
Usando unas tijeras, le cortó la camisa al paciente, revelando sus heridas, las cuales estaban cubiertas por una gasa fina. Cuando retiró las gasas, vio dos heridas abiertas en el lado derecho del torso del hombre.
Sin más preámbulo, Camila limpió las heridas con sus hábiles manos.
Permaneció serena todo el tiempo, mientras realizaba movimientos rápidos y eficientes.
"¿Tiene alguna alergia relacionada con la anestesia?", preguntó ella después de un rato.
Afortunadamente, las heridas del hombre no eran profundas y solo cortaron la piel.
No obstante, necesitaban ser suturadas, para lo cual se requeriría anestesia local.
Camila habló con calma, casi en voz baja, lo cual fue un marcado contraste con su voz frenética de la noche anterior.
Así pues, a pesar de que ella e Isaac habían intercambiado algunas palabras, este no la reconoció en absoluto.
"No", contestó él con su habitual voz fría, mientras para sus adentros elogiaba las habilidades de la médica.
Al escucharlo, Camila procedió a preparar los anestésicos, tras lo cual los inyectó en un lugar cercano a las heridas.
Tuvieron que esperar un par de minutos para que la sustancia hiciera efecto, tras lo cual comenzó a suturar.
Aproximadamente una hora después, por fin terminó.
En definitiva, fue un tratamiento rápido y exitoso.
Mirando sus manos ensangrentadas, ella dijo: "Necesito usar el baño".
"Puede usar el de abajo", respondió Willie.
Sin perder tiempo, ella salió del dormitorio.
Una vez que el asistente se aseguró de que Camila estaba de vuelta en el primer piso, cerró la puerta y corrió junto a Isaac.
"Señor, me enteré de que los matones que lo atacaron ayer fueron enviados por su tía Audrey. Probablemente cada vez está más desesperada por deshacerse de usted, especialmente después de que usted echó a sus espías de la empresa".
Isaac se incorporó al mismo tiempo que emitía un gruñido, se acercó al borde de la cama y dejó caer los pies en el suelo. Parecía que estaba sufriendo un infierno, no obstante, sus ojos emanaban un brillo amenazador.
Volviendo su mirada penetrante hacia Willie, preguntó: "¿Esa mujer con la que me obligaron a casarme tiene alguna conexión con Audrey?".
Bajando la voz, el ayudante contestó: "De hecho, Audrey estuvo en contacto con su suegro, Marvin Haynes. Él insistió mucho en casar a su hija con un miembro de la familia Johnston, pero nunca pareció haber considerado a su primo Travis como un candidato viable. Audrey debió de haber llegado a un acuerdo con él".
"Esa mujer ha estado lanzándome una sorpresa tras otra. Sería de mal gusto si no hiciera nada para devolverle el favor". Isaac había estado en el extranjero durante muy poco tiempo, y su tía ya había causado muchos líos durante su ausencia.
"Escuché que Travis tiene un pequeño bar de mala muerte en la calle Cavern, llamado 'Charm'", continuó él arrastrando las palabras.
Willie entendió de inmediato lo que su jefe quiso decir. "Así es. Como actualmente no tienen lugar en la empresa, ese club es su única fuente de ingresos. Si lo cerraran... Definitivamente, enfrentarían una situación bastante complicada".
"Haz que suceda", ordenó Isaac, bajando la voz.
Mientras Willie bajaba las escaleras, se encontró con Camila.
Aunque supuso que Forrest debió de haberla advertido de antemano, consideró que no estaría de más hacerle otro recordatorio. "Si le dices algo a alguien acerca de esto, tendrás una muerte horrible".
Si Audrey o su hijo, Travis, se enteraban de las heridas que Isaac tenía, sin duda aprovecharían la oportunidad para causarle más problemas.
Camila asintió a la vez que contestaba: "Descuide. No se lo diré a nadie. Subiré por mi botiquín y me marcharé de inmediato".
Cuando regresó al dormitorio, encontró a Isaac de pie junto a la ventana. Dado que este estaba de espaldas, ella pudo tener una vista perfecta de sus anchos hombros y su espalda musculosa que se reducía a una cintura estrecha, y lo que seguramente serían un par de glúteos bien tonificados. Su cuerpo estaba bien proporcionado, casi como el de un Adonis.
"¿No vas a irte?", preguntó el hombre con una voz burlona. Si bien no se había dado la vuelta, de alguna manera sabía que la chica estaba observándolo. Tal vez había sentido su mirada ardiente.
Ante eso, Camila agachó la cabeza, sintiéndose avergonzada. Por mucho que odiara admitirlo, ver a un hombre tan atractivo la había dejado aturdida...