Un amor pasional: bailar en el fuego
Autor: XIMENA NOYOLA
GéneroRomance
Un amor pasional: bailar en el fuego
"¿Qué ocurre? ¿Por qué me gritas?".
Aunque al principio se asustó por la dura reacción de Dario, una sonrisa apareció en los labios de Deanna cuando se encontró con su mirada lujuriosa.
Al instante, ella se dio cuenta de que estaba drogado. Sin embargo, estaba sorprendida de cómo había caído en una trampa tan simple.
Unos segundos después, el hombre envolvió los brazos alrededor de su cintura y la atrajo hacia él. Mientras su manzana de Adán se balanceaba ansiosamente mirando sus labios rosados, murmuró: "Quítate la ropa... ahora".
"¿Para qué? ¿Cuál es la urgencia?", con eso, Deanna le puso la mano en el pecho y lo empujó contra el escritorio.
Luego, frotó la rodilla entre sus piernas separadas y sonrió seductoramente: "Estás desesperado por tenerme, ¿verdad?".
Entonces se inclinó hacia delante, le desamarró la corbata lentamente y agregó: "No esperaba que Jeannie hiciera tal cosa".
"Desafortunadamente, ella no tuvo la oportunidad de disfrutarlo", la pasión de Deanna se disparó cuando vio la lujuria a punto de estallar en los ojos de Dario.
Por su parte, la temperatura en el cuerpo de este último parecía aumentar con cada minuto que pasaba.
"¿No es esto lo que quieres?", susurró, yendo directo al grano.
No obstante, Deanna quería hacerlo sufrir un poco antes de entregarse.
"Eres tú quien lo quiere", ella se rio entre dientes al mismo tiempo que su mano lo acariciaba en los lugares indicados, los cuales encendieron su deseo aún más.
La sonrisa en su rostro se amplió cuando escuchó que la respiración de Dario se hacía más pesada: "¿Quieres que siga tocándote?".
"No. Solo quiero hacerte mía", con eso, Dario levantó a Deanna, le dio la vuelta y la presionó contra el escritorio.
Al segundo siguiente, se quitó el cinturón con un movimiento rápido y embistió su erección contra ella.
Como consecuencia, la joven dejó escapar un gemido al mismo tiempo que intentaba contenerse.
"Tú... ¡Dios, eres increíble! ¡No puedo soportarlo más!", aunque sus labios mentían, su cuerpo estaba disfrutando del apasionado momento.
Dos horas después
Reclinado en su silla, Dario estaba fumando un cigarrillo.
Como se había alisado la ropa, nadie podría adivinar que había tenido sexo hacía solo un rato.
El humo se arremolinó a su alrededor y la lujuria de sus ojos se desvaneció, haciendo que volviera a ser la misma persona indiferente de siempre.
Entretanto, Deanna estaba inclinada poniéndose sus medias de seda.
En ese momento, su celular vibró con un mensaje de Garrett, por lo que ella frunció los labios y se puso de pie con el rostro lleno de disgusto.
"¡Tú la pasaste bastante muy bien, pero yo definitivamente estoy sufriendo!".
"¡Ay, no te quejes! Ambos disfrutamos de lo que sucedió. ¡No te hagas la víctima!", exclamó Dario, burlándose.
Sintiéndose frustrada, Deanna respondió: "Me obligaste a tener sexo sin mi consentimiento y fuiste muy rudo todo el tiempo. ¡Esta vez me decepcionaste!".
Ella se abotonó la blusa y salió sin mirar atrás.
Las cejas de Dario se arrugaron cuando vio su figura alejarse, apagó el cigarrillo y se recostó en su silla.
Entonces recordó que la joven lloraba cuando estaban teniendo sexo, por lo que dejó escapar un profundo suspiro y se pasó los dedos por el cabello.
¿Y si esta vez de verdad había ido demasiado lejos?
Un golpe repentino en la puerta lo devolvió a la realidad.
"Adelante".
Después de haber analizado la situación, Dario llegó a la conclusión de que había sido un trato justo. A fin de cuentas, Deanna se lo había buscado.
"Señor Archer, le traigo la información que solicitó", el gerente dijo respetuosamente y entró a la oficina.
Mientras tanto
"Tienes que ver esto", tan pronto como Deanna llegó a su oficina, Garrett dejó de trabajar, tomó un libro del gabinete cercano, sacó una foto de él y se lo entregó.
"¿Qué es esto?", ella preguntó mientras miraba la figura borrosa en la foto y se sentaba en el sofá.
"¿Todavía recuerdas a Posh Inc.? La compañía que te mencioné la última vez", Garrett sirvió un vaso de agua, lo colocó frente a ella y continuó, "El hombre de la imagen es el verdadero jefe de la empresa. Aquella ocasión estábamos en estado de emergencia, así que esta fue la mejor fotografía que pudimos tomar".
El líder estaba bajo la protección de una docena de guardaespaldas, quienes no parecían despegársele un segundo. Por lo tanto, esta era la única imagen clara entre las docenas de fotos que le tomaron.
"Yo...", Deanna contempló la imagen y dijo, "He visto antes a esta persona".
Aunque la cara le resultaba familiar, ella no podía recordar quién era.
"Tómate tu tiempo para pensarlo. No hay prisa", dijo Garrett, ajustándose las gafas.
La joven pensó por unos minutos y sacudió la cabeza, todavía sin tener idea de quién era este hombre: "Muchas gracias por la foto. Me la voy a llevar".
"¿Ya te vas?", Garrett preguntó mientras se ponía de pie.
"Es hora del almuerzo y creo que todavía no has comido nada, ¿verdad?", él hizo una breve pausa, sonrió y agregó, "¿Qué te parece si almorzamos juntos? Acaban de abrir un restaurante cerca y dicen que es muy bueno. Además, escuché que te hacen un descuento si vas acompañado de alguien".
Pero la verdad era que no les hacían un descuento a dos personas que iban juntas, sino que se trataba de una oferta exclusivamente para parejas.
"Te lo agradezco, pero no. Tengo que volver al trabajo ahora mismo y no quiero llegar tarde", Deanna negó con la cabeza y guardó la fotografía en su bolso.
"Okey, está bien".
Ella llamó inmediatamente a un taxi y se marchó.
En el auto, revisó su Instagram y se topó con la imagen que Jeannie había publicado hacía media hora. Se trataba de una foto de su comida, en la cual había etiquetado a Dario para mostrar su amor.
"¡Qué ridícula!", Deanna se burló y le dio "me gusta" a la foto.
En ese momento, el automóvil se detuvo con un chirrido, por lo que ella gritó y estuvo a punto de chocar contra el asiento delantero. Luego, abrió los ojos con horror y empezó a escuchar una serie de gritos del conductor.
"¿Acaso estás loco? ¡Parece que no sabes conducir un coche! ¿Por qué te detuviste de repente? ¿Y si yo hubiera golpeado tu auto? Solo mira el caos que acabas de hacer. ¡Voy a llamar a la policía! ¡Imbéciles!".
Tanto Deanna como el conductor estaban asustados y confundidos.
Cuando vio que estaban a salvo, el hombre finamente se bajó y exigió: "¡Ustedes también bájense! ¡Salgan del auto en este instante!".
Sintiendo que las cosas se pondrían peor, Deanna se preparó para llamar al 911.
Entonces, dos personas se bajaron de un auto blanco. Entretanto, el conductor seguía maldiciendo cuando su ira fue reemplazada por una sonrisa al recibir una pila de dinero en efectivo: "Okey, okey. Ella está en el asiento trasero, señor".
La puerta trasera del taxi se abrió y dos hombres le sonrieron a la joven: "¿Usted es la señorita Miller?".
"Eh... Sí. ¿Por qué?", mientras respondía, Deanna escondió su teléfono al tener una sensación de aprensión en su corazón.
"Mi jefe quiere verla. Venga por favor", dijo uno de los hombres, agitando su mano como un gesto de bienvenida.
"¿Quién es su jefe?", preguntó Deanna, aparentando estar tranquila.
De hecho, ella no conocía a nadie en Weappolis, y parecía que el líder de estos extraños no era un don nadie.
Pero ella no creía que pudiera ser Dario.
"Señorita Miller, ¿por qué no le pregunta a mi jefe usted misma?", replicó el hombre, insistiendo en que fuera.
"De acuerdo".
A juzgar por su cortesía, Deanna sintió que no serían una amenaza para ella. Entonces examinó sus rostros, respiró hondo y se metió en su coche.