Un amor pasional: bailar en el fuego
Autor: XIMENA NOYOLA
GéneroRomance
Un amor pasional: bailar en el fuego
Cuando sus ojos se encontraron, Dario presionó su boca contra la de Deanna y le dio un beso apasionado.
Enseguida, mordió su delicado labio como si la estuviera castigando deliberadamente hasta que el sabor de su saliva se mezcló con el de la sangre.
"Dios, ¿eres un perro o qué?", la joven se quejó mientras se limpiaba la boca, la cual se veía más sexy que antes.
Habiendo recuperado la compostura, Dario se burló: "¿No era esto lo que querías?".
De pronto, a Deanna se le ocurrió una idea, por lo que apoyó las manos en su pecho mientras murmuraba: "¿Qué pasa si quiero más?".
"No seas codiciosa".
"Es tu culpa por ser demasiado encantador".
Al segundo siguiente, Dario encendió un cigarrillo y dijo tranquilamente: "Si quieres, puedes ser mi asistente. Pero con una condición".
Frunciendo el ceño con curiosidad, Deanna preguntó: "Ajá, ¿cuál es?".
"Tienes que estar a mi entera disposición", mientras decía esto, Dario recorrió a la joven con la mirada de la cabeza a los pies.
¡No era necesario ser tan inteligente para saber cuáles eran sus sucios pensamientos!
Ante esto, Deanna asintió e hizo otra pregunta: "¿Quieres continuar con este trato incluso después de casarte?".
Por supuesto, ella insinuaba que debía haber un límite de tiempo para su relación.
Pero Dario le dio una calada a su cigarrillo y sacudió la cabeza como si nada pasara: "No te preocupes. Para ese entonces, seguro estaré cansado de ti".
"Okey, como tú digas".
Así y tras una entrevista, Deanna consiguió con éxito un trabajo en Yonder como asistente de Dario.
Al enterarse de la noticia, Jeannie corrió a la empresa sin dudarlo. Y cuando vio que el escritorio de Deanna estaba justo frente al de Dario, ella apretó los puños hasta que se clavó las uñas en la piel.
Vestida con un elegante traje blanco que acentuaba su esbelta cintura, Deanna se veía guapísima. Incluso con el simple hecho de entregarle unos documentos, fue inevitable para Dario voltear a verla.
Con la sangre hirviendo de rabia, Jeannie llamó a la puerta e irrumpió en su oficina.
Una vez dentro, se acomodó un mechón de cabello suelto detrás de la oreja y forzó una sonrisa a Dario: "Hola. Como asumí que Deanna te molestaría si trabaja aquí, hablé con mi padre al respecto. Él dijo que le ofrecería un puesto en nuestra empresa".
Ansiosa, ella no esperó a que él le contestara, sino que se giró para mirar a Deanna y continuó: "¿No dijiste que solo necesitabas un empleo y que no te importaba la compañía para la que fueras a trabajar? Deberías comenzar con trabajos básicos, ganar experiencia y seguir adelante. Trabajar en Grupo Miller te daría más oportunidades".
Mientras hablaba, Jeannie se esforzó por parecer preocupada por Deanna.
"¡Ups! Creo que es un poco tarde para eso", ella explicó con una sonrisa, "Ya terminé todos los procesos y hasta firmé el contrato".
Si se uniera a Grupo Miller, la joven no tendría la libertad de hacer nada y no era tan estúpida como para tomar tal decisión.
"Oh, no te preocupes por el contrato, realmente no tiene tanta importancia. Dario, ¿por qué no hablas con el departamento de recursos humanos al respecto? Después de todo, Deanna no consiguió el trabajo precisamente por su inteligencia".
Jeannie creía que Deanna era una completa tonta y usaba otros medios como su cuerpo y belleza para complacer a los hombres y lograr sus objetivos.
Sin embargo, para su total sorpresa, Dario golpeó la mesa y declaró convencido: "Ella derrotó a los otros candidatos y consiguió este trabajo por sí misma".
"¿Qué?", exclamó Jeannie, atónita, "¡Debes estar bromeando!".
Sin embargo él no respondió. De hecho, estaba igual de sorprendido por el excelente desempeño de Deanna en la entrevista que programó para ella.
Dario también pensaba que Deanna solo sabía cómo seducir a los hombres y no esperaba que tuviera un gran potencial para el trabajo. Pero por el contrario, resultaba que ella estaba más que calificada para ser su asistente.
"Jeannie, por favor hazte a un lado", dijo Deanna, dirigiéndole una mirada retadora y sosteniendo una pila de documentos en las manos.
"¡Eres una...!", Jeannie susurró con impotencia y se quedó inmóvil en su lugar.
"Dario va a tener una reunión pronto y su trabajo se retrasará si no te quitas de mi camino", con eso, Deanna se giró y le guiñó un ojo al hombre.
De repente, el ambiente en la oficina se volvió romántico de alguna manera. Ante tal interacción entre ellos y el hecho de que iban a tener una reunión, Jeannie no tuvo más remedio que hacerse a un lado.
Pronto, el momento de la junta llegó, y Deanna y Dario salieron hacia la sala de reuniones.
Al sentirse como una extraña, a Jeannie se le revolvió el estómago.
Aunque sentía que Dario no tenía una buena impresión de Deanna, detestaba que estuvieran cerca. Con esto en mente, ella sacó su teléfono y llamó a Vernon.
Por otro lado, tan pronto como entró a la sala de conferencias, los ojos de todos se posaron en Deanna.
No era simplemente por su belleza. Además de eso, la gente tenía curiosidad por saber por qué Dario había elegido a una mujer tan hermosa como su asistente.
Por su parte, aunque sintió la extraña mirada de todos encima, la joven decidió ignorarlos y se concentró en su trabajo. Luego, ajustó el proyector y se giró para mirar a Dario, diciendo: "Señor Archer, ya podemos comenzar la reunión".
Su tono profesional sorprendió a este último, quien sentía como si ella se hubiera convertido en otra persona completamente diferente.
Cuando Deanna volvió a su asiento, Bruce resopló con desdén: "Esta reunión es solo para los altos ejecutivos de la compañía. No cualquiera tiene permitido asistir".
Obviamente, todos sabían que sus palabras estaban dirigidas a Deanna.
Compartiendo sus pensamientos, algunos de los presentes expresaron su descontento.
"Yonder siempre ha seguido un estricto proceso de contratación. ¡No puedes quedarte con el puesto solo por tu buena apariencia!".
"No desperdiciemos nuestro tiempo y mejor abandonemos la reunión".
Mientras miraba a las personas que la criticaban una tras otra, Deanna sintió que sus palmas comenzaban a sudar y no tenía idea de qué hacer.
Todo el mundo se había puesto en su contra, y a pesar de que miró a Dario en busca de ayuda, él se comportó como si no la conociera.
Sabiendo que estaba sola, la joven respiró hondo y se dirigió a sus compañeros: "Me convertí en asistente del señor Archer solo después de pasar la entrevista formal. Y si no me creen, entonces vean el video. Búrlense y critíquenme tanto como quieran, pero por favor no cuestionen el juicio del señor Archer".
En cuanto la escucharon, todos se quedaron callados, pues lo que ella insinuó fue que criticarla significaba criticar a su CEO.
Como era de esperar, temiendo que los corrieran de su trabajo, nadie se atrevió a ofender a Dario.
Observándola sin parpadear, Bruce no tuvo más opción que reprimir su ira, y fue en ese momento que Deanna se dio cuenta de su verdadera personalidad.
Él le había dicho que tenía una buena relación con su padre, pero parecía que eso era mentira. Evidentemente, estaba tratando de hacerle las cosas difíciles y además estaba del lado de Vernon.
Pronto terminó la reunión y la multitud se dispersó al mismo tiempo que Deanna guardaba los documentos.
Justo cuando estaba a punto de irse, se percató de que Dario seguía en la sala de juntas.
De pronto, él se le acercó, levantó su barbilla con el dedo y preguntó: "¿Cómo te atreves a usarme?".
"¿De qué hablas? No entiendo", susurró Deanna, fingiendo inocencia.
"Odio cuando la gente me usa. Y de una vez te advierto que si vuelve a suceder, tendrás que enfrentar terribles consecuencias", amenazó Dario.