Es solo un divorcio
Autor: JERÓNIMO RADA
GéneroRomance
Es solo un divorcio
Cuando se trataba del tema del divorcio, el tono de Becky era muy sereno.
En ese instante Jessie se preguntó si había oído mal, por lo que inclinó la cabeza hacia un lado con una expresión confundida hasta que su amiga explicó: "El acta de divorcio está en mi equipaje. Ayúdame a buscarlo, por favor".
¡Parecía que hablaba en serio en esa ocasión!
Por lo tanto, Jessie casi se echaba a llorar de alegría. ¡Su amiga finalmente había abierto los ojos y ya ninguno de los idiotas de la familia Casper tendrían algo que ver con ella!
"Perfecto, ¡me encargaré de los trámites de alta de inmediato! ¡Encuentra ese documento lo antes posible! ¡Es hora de romper lazos con esa familia de imbéciles!".
"Sí, gracias, querida".
Jessie había querido que su amiga se divorciara desde el inicio de su matrimonio porque jamás estuvo de acuerdo con él.
Ella conocía a Becky desde que eran niñas, y como mejor amiga, no tenía el corazón para pedirle que dejara a ese sujeto. En cambio, esperó el día en el que Becky entendiera que su matrimonio había sido un error.
Con el paso del tiempo había perdido las esperanzas, al punto de que pensó que nunca se separarían. Después de todo, Becky era demasiado terca y estaba obsesionada con Rory.
Entonces, ahora que ella finalmente había vuelto en sí y quería el divorcio, Jessie no quería retrasar más las cosas y se apresuró a solicitar el alta médica antes de echarle un vistazo al acta de divorcio de su amiga. "¿Cuándo preparaste esto? ¿De verdad estás renunciando a todas tus propiedades? ¿No estás facilitándole demasiado las cosas a Rory?".
Arrebatándole el documento, Becky replicó: "¿Crees que necesito esa lamentable cantidad de dinero?".
Jessie sabía muy bien a qué se refería su amiga, pues había que tomar en cuenta que su padre era el patriarca de los Ramos, una de las familias más ricas y poderosas del país. El asunto era que los Casper no sabían nada sobre su verdadera identidad y pensaban que ella provenía de una familia ordinaria.
¡Que ridículos!
Al rato, tras recibir el permiso de su médico tratante, Becky se subió al auto de su mejor amiga, y antes de que esta última pudiera preguntarle a dónde quería ir, la chica tomó la iniciativa de decir: "Vamos a Crowbar Technologies".
Era probable que Rory estuviera en la oficina en ese momento, así que pensando en la posibilidad de hacerlo firmar el divorcio, Jessie pisó el acelerador a fondo. De no haber sido por el límite de velocidad establecido por la ley, habría exprimido la capacidad del auto.
Pasada una media hora, se detuvieron frente a un imponente edificio, mientras Jessie decía: "Recuerda, sé genial y hazlo muy rápido".
Sonriendo con la cabeza gacha, la otra joven contestó: "No te preocupes".
Tres años habían sido más que suficientes para agotar toda su paciencia con ese hombre.
Con eso en mente y con el documento de divorcio en la mano, Becky entró a las instalaciones de la compañía. La recepcionista no la detuvo porque sabía quién era, pero las personas con las que se topó en el camino la miraban con ojos críticos.
Fuera de la oficina de Rory, el asistente del hombre, Lowell Baldwin, ya le había informado a su jefe sobre la presencia de su aún esposa.
"Déjala entrar", dijo Rory, queriendo saber qué pretendía la mujer.
"De acuerdo", asintió Lowell con obediencia.
En ese preciso instante
Becky iba saliendo del ascensor para caminar directo hacia la oficina del CEO. A su paso, las secretarias de Rory la saludaron superficialmente. En condiciones normales respondería con una sonrisa cortés, pero ese día no estaba de humor para tonterías.
Por ende, siguió su camino sin gesticular, taconeando con fuerza hasta irrumpir en la oficina del hombre. "Firma esto. Te esperaré en la puerta del juzgado a las nueve en punto mañana por la mañana", escupió la chica, poniendo el documento ya firmado por ella sobre el escritorio. Y sin esperar respuesta, dio media vuelta y se fue.