El Contraataque del Multimillonario Disfrazado
Sin embargo, la realidad era innegable, Sylvia también jadeó en estado de shock.
¡Fue trescientos mil dólares!
¿Qué golpe de suerte tuvo ese Trevor?
Él había estado enamorado de ella durante tanto tiempo.
¡No debería haberla superado tan pronto!
Sylvia quería su dinero.
Así, dando un paso adelante, estaba a punto de tratar de coquetearle, pero el chico le lanzó una mirada fría, como si estuviera mirando una simple basura tirada en la calle.
La frialdad de sus ojos hizo que Sylvia se congelara de inmediato.
Entonces, ignorándola, Trevor pasó junto a ella.
"¡Es imposible! ¿Cómo un pobre perdedor como tú hizo para comprar esta botella de perfume tan cara? ¡No me lo creo!".
Ni siquiera Dennis lo podía aceptar.
Sylvia también volvió en sí: "Sí, ¡cómo este pobretón puede permitirse un perfume tan caro, y cómo puede tener una tarjeta bancaria Centurion!".
"¡Eso no puede ser cierto! Justo ayer estaba recogiendo basura del gimnasio, ¿cómo de pronto tiene trescientos mil dólares? ¡Debe de haberse robado la tarjeta de alguien más!".
La ira les corroía las entrañas, pues simplemente no podían creer que Trevor tuviera tanto dinero.
Al escuchar sus palabras, el vendedor de la tienda también sospechó, después de todo, la ropa de Trevor era bastante sencilla, lo cual indicaba que podía no ser tan acaudalado.
Además, Dennis era un cliente habitual de su tienda, por lo cual tenía más credibilidad.
"Dennis, ¿puedes probar que la tarjeta es robada?".
Trevor no podía creer que Dennis lo acusara de esa forma, ¿acaso tenía que ser siempre pobre para que ellos estuvieran felices?
Dennis respondió con frialdad: "Yo creo que te robaste esa tarjeta bancaria, después de todo, te conocen por ser un ladrón. ¡Y de seguro también robaste algo de esta tienda!".
"Tú... ¡Qué tonterías dices!". El rostro de Trevor comenzó a ponerse rojo de la ira.
"Yo vi cómo metías de contrabando una botella de perfume a tu mochila".
Dennis señaló la mochila que estaba sobre el mostrador, y luego de escuchar eso, la vendedora de la tienda no pudo evitar ponerse alerta.
Su halagadora sonrisa de hacía unos momentos desapareció y no tardó en alertar a los guardias de seguridad.
Varios hombres bloquearon la puerta para evitar que Trevor saliera.
"Me estás levantando falsos. Yo dejé mi mochila en el mostrador y fui al baño. Y en cuanto salí, te vi junto a ella, ¿en qué momento lo pude haber robado?".
Trevor discutió con una mirada feroz en los ojos. Nunca negó aquellos señalamientos de ser pobre, pero tampoco pensaría en cometer algún delito o robar algo.
En breve, se acercó una señora uniformada de unos treinta años, de aspecto elegante y excelente temperamento.
Lily, quien era la gerente de la tienda, también había escuchado la conmoción.
"¿Qué está pasando aquí?".
Cuando Dennis vio a la gerente, inmediatamente corrió hacia ella.
"Gerente Lily, soy Dennis, ¿me recuerda?".
"Mire, él es un chico pobre de nuestra escuela, y sospechamos que entró para robar. No tiene dinero, pero aun así vino a su tienda para supuestamente comprar algo, yo creo que se robó algo".
"¿En serio?". Lily miró a Trevor con recelo.
"Si eres tan inocente como dices, entonces deja que la gerente Lily revise tu mochila. ¡Si no lo haces, quiere decir que eres culpable, Trevor!".
Dennis le sugirió eso, pues había metido una botella de perfume cuando todos estaban distraídos en la caja.
"Si tanto quieres revisarla, adelante".
Diciendo eso, Trevor le arrojó su mochila a la gerente, entonces ella la abrió, sacando todo el contenido uno por uno.
Pronto el mostrador se llenó de ropa, libros y cuadernos, pero al segundo siguiente vio algo brillante en la bolsa.
¡Era un frasco de perfume!