La apuesta del CEO
había sido un torbellino de pensamientos encontrados, pero su resolución era firme. Ya no se dejaría manipular por las promesas vacías de un h
rar. Nadie se atrevió a mirarla directamente a los ojos, pero algunos murmuraban entre ellos, tal vez conscientes de la lucha interna que enfrentaba. Sabían que Sebas
abía llegado aún, y la espera le daba tiempo para reflexionar. La propuesta que él le había hecho el día anterior seguía resonando en su
su corazón tomara las riendas. Su orgullo estaba herido
uera un rey que acababa de llegar a su castillo. Él llevaba un traje oscuro, impecable, que acentuaba su figura esculpida, y su mirada, más intensa que nunca, recorrió la oficina. Pero
a y calmada, casi en un susurro, como
rio, sin mostrar una sola emoción en
mma aprovechó el momento para concentrarse en su trabajo. Había algo dentro de ella que quería gritar, que que
llamó desde su oficina. "
Su respiración se aceleraba, pero no podía permitir que él viera su incertidumbre. Al llegar, Sebastián estaba de pie, m
" ordenó él, sin v
nte la miró. No era la mirada de un hombre arrogante, sino una m
suave de lo que Emma esperaba. "Sé que no he sido justo contigo, y lo lamento. Mi com
e te crea después de todo lo que has hecho? Sebastián, no soy una tonta. Me mentis
la mirada. Sabía que sus palabras eran duras, pero no podí
fiar en mí. Y lo entiendo. Pero no te estoy pidiendo que me perdones de inmediato. Solo te p
e él tenía un poder sobre ella que no entendía completamente. ¿Estaba dispuesta a arrie
emostrarme eso?" preguntó ella
r contigo. Voy a mostrarte que lo que siento por ti no es parte de una apue
o no podía dejar que sus emociones la dominaran. No podí
strarme algo, entonces demuéstrame que eres capaz de poner t
rostro, aunque con un tinte de tristeza. "Eso puedo
go que la descolocaba, pero aún no estaba lista para ceder. "Bien, entonces
palabras le pesaran más de lo que él mismo esta
terna de Emma apenas comenzaba. El desafío había sido lanzado, y, por primera vez, ella no s