La apuesta del CEO
e mantener su profesionalismo intacto y resistir las tentaciones de un hombre como Sebastián Alarcón. Sin embargo, a med
o enfrentar. Lo que más le molestaba era la astucia con la que él lo hacía. Cada gesto, cada mirada, parecía estar diseñado para desarmarla sin que ella pudiera hacer nada a
na. Al abrir la puerta de su cubículo, vio a Sebastián sentado en su escritorio. La vista de él, tan confiado y relajado, casi la hizo du
fono y dándole una mirada que, a pesar de ser discreta, no pasó
ue él parecía intentar provocar en ella. "Sí, señor Alarcón. Tengo
que le era tan característica. A cada paso, Emma podía sentir la energía entre ellos intensific
colocaba sobre sus hombros. No hizo ningún comentario más, pero Emma pudo notar el destello de un desafío en
ia sobre todos los presentes. Sin embargo, en un par de ocasiones, sus ojos se deslizaban hacia Emma, y esa mirada casi imperceptible que
ra regresar a sus oficinas. Emma estaba guardando sus doc
te un momento? Quiero hablar
un tono que no podía ignorarse. Era claro que algo estaba
lvía a mirarlo, notó que su expresión estaba algo m
se sentó, como si estuviera esperando que ella lo invitara a hacerlo. En
reojo hacia la ventana. "El ritmo es frenético, las expectat
Sebastián dio unos pasos hacia ella, y por un momento, Emma sintió cómo
nte a sus ojos. "No todos en esta oficina tienen esa capacidad. De hecho
el fondo, una parte de ella se sentía halagada. Sin embargo, no era
buscando la manera de desviar la atención de su e
ecía a simple vista. "Te lo aprecio, Emma. Pero hay algo más que debo decirt
, y no podía dejar de preguntarse qué estaba tramando ahora. Sebas
ma en que lo dijo le dio a Emma una sensación de inquietud. "Quiero que
No podía entender por qué sentía esa necesidad de involucrarla en algo tan trivial, pero
tono mostrando incredulidad
recieran más bien una confesión. "Aposté con un amigo que podría conquistarte e
ento por un momento. La sensación de traición comenzó a formarse dentro de ella, aunque trató de m
vida?", dijo, intentando mantener la voz firme, aunque n
y algo que Emma no supo interpretar bien. "Emma,
No soy un premio para tus apuestas." Emma lo miró, sus ojo
a estar bajo su control, había escapado de sus manos. Por primera vez en mucho ti
rave, pero no desafiante. "No quería q
certidumbre, pero con la sensación de que su vida laboral había cambiado por completo. A pa
os y emociones