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Los Merodeadores de Fronteras

Los Merodeadores de Fronteras

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Chapter 1 EL FUGITIVO.

Word Count: 3198    |    Released on: 04/12/2017

a desaparecer bajo los hachazos precipitados de los squatters y de los desmontadores americanos, cuya ac

ramas seculares, solo dejaban penetrar a duras penas los rayos del sol, y cuyas inexploradas profundidades cobijaban animales de todas clases, sirviendo al paso de gu

so a paso delante de ella; han ido a buscar a lo lejos otros retiros más seguros, llevándose consigo los huesos de sus padres a fin de que no fuesen de

merece todas nuestras simpatías. Sin embargo, no podemos menos de experimentar un sentimiento de dolorosa conmiseración hacia esa raza infortunada puesta brutalmente fuera de la ley, acorralada sin compasión por

ptos del Evangelio, en vez de cogerlos rifles, las teas incendiarias y los sables, hubiera llegado, en un tiempo dado, a verificar una fusión de las dos razas, blanca y roja, y a obtener un resultado más provechoso para el progreso, p

sangre inocente, sin que al fin esa sangre clame venganza, sin que el día de la justicia bri

o debía llegar a tener; acababa de comenzar, por decirlo así, y los vastos bosques que se extendían y cubrían un espacio inmenso entre las fronteras de los Estados Un

s de mencionar, es donde comienza nuestro relato, e

an la sombra de los árboles, y la brisa de la tarde, que acababa de levantarse, refrescaba la atmósfera y se llevaba a

nas partes, flamantes de color de rosa, garzas blancas plantadas sobre sus largas patas, pescaban su comida con esa mansedumbre indolente que por lo general caracteriza a la raza de los grandes zancudos; pero de impr

petido por los ecos del bosq

ho del río, y comenzó a perseguir a los dos flamantes que habían caído al agua: uno de ellos había quedado muerto en el acto,

ragua india construida con corteza de abedul a

ifle, colocado en la proa, y que todavía echaba hum

, que está llamado a representar un

e?a, se hallaba unida por un cuello robusto a unos hombros de una anchura poco común; músculos duros como cuerdas se destacaban en s

etaba el conjunto de sus facciones regulares y de su ancha boca sobre la cual se deslizaba una eterna sonrisa de buen humor. Tendría, cuando más, de veintitrés a veinticuat

abellera, que caía en desorden sobre sus hombros; una blusa de caza, de percal azul, oprimida en las caderas por un cinturón de piel de gamo, le caía hasta cerca de sus nervudas r

as consistían en un buen rifle, un cuchillo de monte de hoja recta de diez pulgadas de longitud y dos de anchura, y una hacha de hierro que brillaba como un esp

r un paisaje imponente, el aspecto de aquel hombre tenía algo

umerosos tipos del Nuevo Mundo que no tardarán en desaparecer

con que la sociedad sujeta a sus miembros, y que, sin más objeto que el de vivir y morir sin verse avasallados por ninguna otra voluntad que no sea la suya, nunca impulsados por la esperanza de ningún lucro, cosa que despreciaban por completo, abandonaban las ciudades y se internaban resueltamente

er normando hay algo de osado y aventurero, que es muy a propósito para ese género de vida lleno de peripecias sin

intentado imponerles; se han considerado siempre a sí mismos como franceses; sus ojos han queda

eses; su fusión con la raza anglo-sajona solo es aparente, y bastaría el prete

ara con sus colonias del Canadá una mansedumbre que se

do en aquella tierra envilecida ya por la ocupación extranjera, escogieron la ruda profesión de cazadores de los bosques, y prefirieron adoptar esa existencia de miserias y de peligros, a sufrir la vergüenza de someterse a la ley de un vencedor aborrecido. Sacudiendo el polvo de sus zapatos en los umbrales del paterno techo, se echaron la

po hubo una lucha de rapidez entre el pájaro herido y el cazador; sin embargo, el primero fue perdiendo gradualmente sus fuerzas, sus movimientos se tornaron vacilantes, agitó

se puso a cargar su rifle con ese esmero que consagran a tal operac

buen estado, el canadiense dirigió e

me perdone, pero creo que, sin sospecharlo, he llegado al sitio de la cita. No, no me enga?o; allí a la derecha están los dos sauces derribados

los matorrales se apartaron con violencia, y un negro apareció súbitamente en l

tras de la más profunda agitación; pero aquella detención fue muy corta, pues apenas hubo permanecido así algunos segundos cuan

agua, cuando varios perros llegaron corriendo a la plat

ua colgando, los ojos inyectados en sangre y el pelo

el desventurado negro, que nadaba con esa energía de la desesperación que centuplica las fuerza

ta maniobra, cuando se alzó en la

cio, demonios! ?S

nos aullidos lastimeros,

e les había re?ido gritó

de la pira

a la otra orilla; varó la piragua en la arena y se vo

dados; su fisonomía era brutal y repugnante; cuatro hombres, que parecían ser criados suyos, se mantenían

metros de orilla a orilla, lo cual establecía, al menos provisionalmen

tronco de un árbol y replicó

én se dirige V.

ncolerizado el primer interlocutor. Vamos, procu

esas preguntas, si V. gusta?

ndo, bergante! dijo

cogió de hombros

jo, e hizo un movim

ano, o si no, tan cierto como me llamo John

amenaza se echó la

riéndose; ?Es V. John Davis,

qué? dijo John

más que de oídas; ?pardiez! C

onoce V., ?se halla dispuesto

e qué género s

ha hecho

ce un momento se tiró al agua desde la

?dónd

, a m

abía sostenido durante la encarnizada persecución de que fue objeto, se había arrastrado

untó las manos con esfuerzo, y alzando hacia él su rostro inund

?Sálveme V.,

eo que podremos entendernos, mocito, y que n

e tasa la carne humana en vuestro país de tan de

s por un neg

o el canadiense hacie

rece a

or ci

a V. ganar ese dinero, solo

uál

, meterle en la p

en poder de V., suponiendo que yo consienta en devo

es cue

no lo preguntaba sin

edo perder tiempo en malgastar

que al obedecerle no hacen más que lo que su instinto les ense?a, es esto: que es V. un miserable

amó el americano rechinan

iéndose hacia su

re él! ?Fue

isparó. Sus criados le imitaron: resonaron cuatro tiros, y se confundieron e

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1 Chapter 1 EL FUGITIVO.2 Chapter 2 QUONIAM.3 Chapter 3 NEGRO Y BLANCO.4 Chapter 4 LA MANADA.5 Chapter 5 EL CIERVO-NEGRO.6 Chapter 6 LA CONCESIóN.7 Chapter 7 CARA DE MONO.8 Chapter 8 LA DECLARACIóN DE GUERRA.9 Chapter 9 LOS PAWNEES SERPIENTES.10 Chapter 10 LA BATALLA.11 Chapter 11 LA VENTA DEL POTRERO.12 Chapter 12 CONVERSACIóN.13 Chapter 13 CARMELA.14 Chapter 14 LA CONDUCTA DE PLATA.15 Chapter 15 EL ALTO.16 Chapter 16 RESUMEN POLíTICO.17 Chapter 17 TRANQUILO.18 Chapter 18 LANZI.19 Chapter 19 LA CAZA.20 Chapter 20 CONFIDENCIAS.21 Chapter 21 EL JAGUAR.22 Chapter 22 EL ZORRO-AZUL.23 Chapter 23 EL DESOLLADOR-BLANCO.24 Chapter 24 DESPUéS DEL COMBATE.25 Chapter 25 UNA EXPLICACIóN.26 Chapter 26 EL PARTE.27 Chapter 27 EL GUíA.28 Chapter 28 JOHN DAVIS.29 Chapter 29 EL TRATO.30 Chapter 30 El fugitivo.31 Chapter 31 Quoniam.32 Chapter 32 Negro y blanco.33 Chapter 33 La manada.34 Chapter 34 El Ciervo-Negro.35 Chapter 35 La concesión.36 Chapter 36 Cara de Mono.37 Chapter 37 La declaración de guerra.38 Chapter 38 Los Pawnees-Serpientes.39 Chapter 39 La batalla.40 Chapter 40 La venta del Potrero.41 Chapter 41 Conversación.42 Chapter 42 Carmela.43 Chapter 43 La conducta de plata.44 Chapter 44 El alto.45 Chapter 45 Resumen político.46 Chapter 46 Tranquilo.47 Chapter 47 Lanzi.48 Chapter 48 La caza.49 Chapter 49 Confidencias.50 Chapter 50 El Jaguar.51 Chapter 51 El Zorro-Azul.52 Chapter 52 El Desollador-Blanco.53 Chapter 53 Después del combate.54 Chapter 54 Una explicación.55 Chapter 55 El parte.56 Chapter 56 El guía.57 Chapter 57 John Davis.58 Chapter 58 El trato.59 Chapter 59 La emboscada.