icon 0
icon TOP UP
rightIcon
icon Reading History
rightIcon
icon Log out
rightIcon
icon Get the APP
rightIcon

Los Merodeadores de Fronteras

Chapter 3 NEGRO Y BLANCO.

Word Count: 3707    |    Released on: 04/12/2017

s ya, según dijimos, había llegado al otro lado del río en q

más razón, cuanto que tenía casi la certidumbre de no ser perseguido antes de un espacio de tiempo que le habrí

in, por cualquiera otra causa que ignoramos. No se había movido del sitio en que buscó un refugio en el primer momento. Había permanecido con los o

os; debía unir una destreza y una ligereza poco comunes con una fuerza sin igual. Sus facciones eran astutas, expresivas; su fisonomía respiraba franqueza; sus ojos grandes revelaban inteligencia; en fin, aunque su tez era del negro más lustroso, y que desgraciadamente en América, en ese país cl

r a punto fijo lo que había ocurrido entre el cazador y su antiguo amo, puesto que se hallaba demasiado lejos para oír lo que se decía, comprendió que, al menos provisionalment

iragua en la arena y se dirigió con paso firme y mesurado h

, y casi en la misma post

tener una sonrisa de s

uoniam! ?Está V

ha dicho a V. Joh

V. ahí? ?Por qué no se ha

mientras otro expone su vida por él. Aguardaba, dispuesto a ent

grandeza de alma, que demostraba que tal h

ias; la intención era buena; por fortuna la intervención de

mi amo, esté V. seguro de que l

igen a la humanidad. Pero ante todo hágame el favor de no volverme a llamar amo, porque me disgusta; esa palabra

e puede dar a V.

le llamo Quoniam. Me parece que Tranquilo no es

rto! dijo el

Ahora pasemos a otra cosa

es un papel de su cint

do una mirada inquieta en el papel qu

alabra, es un documento por el cual John Davis, natural de la Carolina del Sur, mercader de esclavos, restituye desde el día de hoy a Quoniam, aquí presente, su libertad plena y completa, para que en lo sucesivo la

, es decir, su rostro se había revestido de una tinta gris sucia, sus ojos se habían abierto de un modo desmesur

o dos o tres saltos con una agilidad de f

l negro, sintiéndose sumamente interesado por lo que veía, y

letamente libre, ?no es ver

bre, contestó Tra

ajar y descansar sin que nadie me lo impi

so

s demás hombres? ?Ya no soy un animal a quien se carga o se engancha a pesar

zador, a quien a la vez entretenían e

a cabeza con ambas manos; ?Oh, c

on un acento singular que

s manos, alzó los ojos al cielo, y excl

as a su color para protegerlos y defenderlos; tú, cuya bondad es sin límites, lo mismo que tu p

que se agitaban en el fondo de su corazón, el negro se dejó caer al suelo, y durante

gunos instantes el negro

a acostumbrarme a mi nueva condición, tenga V. la bondad de referirme lo que ha pasado entre usted y mi amo, a fin de que yo s

ión que tan poco le interesa a V.

ibre, es cierto; pero ?

rgo, como puede hacer que forme V. mejor opinión respecto del hombre

e los sucesos que habían ocurrido entre el mercader de

tá V. satis

e Dios, a V. es a quien debo todo, y no lo olvidaré; sean las que quieran las circunstancias en

le corresponde es emplear esa libertad como de

ohn Davis el buen sentimiento que le ha impulsado a prestar oído a las observaciones de V.: quizás

a que no me he equivocado en el concepto que acerca

onsejo

a pesar de mi deseo de serle a V. útil, no quisiera darle un consejo que, sin duda por consideración hacia mí, se apresuraría a seguir, y más tarde podría causarle pesadumbre. Además, soy un hombre cuya vida, desde la e

embargo, no puedo permanecer así: tengo

V. una

uál

flexionará con entero descanso acerca de la profesión a que le conviene dedicarse; pesará V. en su mente las ventajas que de ella espere obtener, y luego, cuando haya adoptado una determinación irrevocable, vuelve

la cabeza varia

y bueno y hay malo; no es eso c

uoniam; adivino que quiere V

En vez de pedirle hipócritamente un consejo que de ningún modo tenía intención de s

el cazador r

odrían servirme de un modo conveniente en las ciudades, en donde al hombre no se le aprecia por lo que vale, sino únicamente por lo que parece. ?Para qué me serviría esa libertad, con la que tanto me envanezco, en una ciudad en donde, para mantenerme y vestirme, al instante me vería obligado a sacrificarla en provecho del primero que se dignase procurarme los recursos más necesarios de que me hallo completamente privado? Solo habría reconquistado mi libertad para convertirme yo mismo de nuevo en

porque quiera seguir mi ejemplo. ?Bueno! Ahora que todo está arreglado y convenido a gusto de V., vamos a separ

o dos hileras de dientes blancos

izo una se?a postrera de amistosa despedid

también los dos cuernos llenos de pólvora y balas, y luego, habiendo dirigido una mirada en torno suyo para cerci

piragua y se disponía a ponerla a flote. Al oír e

s V. todaví

ntestó e

e trae a V. ha

ntre su encrespada cabellera y rascándose

?

ndió el negro co

evarme

ador tendiéndole la man

.? exclamó Quoniam con u

S

nos sepa

erá de la v

ando una carcajada alegre, v

do tienen completa fe el uno en el otro, son muy fuertes en el desierto. S

barca y cogió ale

ento iba a comenzar realmente a vivir con la existencia de los demás hombres, sin ninguna traba amarga; lo pasado no era ya más que un sue?o. Había encontrado en su defensor

el uno sobre el otro, formaba una especie de promontorio de arena muy favorable para establecer un campamento por la noche, porque desde allí se domin

o Tranquilo; trasportemos a tierra la

alto, y colocándola sobre sus robustos hombros, la

ya bastante bajo en el horizonte en el momento en que el cazador dobló el promontorio y cazó los flamantes, se hallaba a la sazón próximo a desapare

e oían por intervalos, mezclándose con los maullidos de lo

y la llama, por el contrario, iluminase los alrededores de modo que denunciase inmediatamente la aproximació

de los aventureros, cena muy sobria, regada tan solo con agua del río; pero que comieron con buen apetito y

provisión de tabaco con su nuevo compa?ero, y encendió su pipa india, que sabo

oza de gran nombradía en su tribu. Le quiero como a un hermano, y casi puede decirse que nos hemos criado juntos. Me alegraré de ver que simpatice con V. Es un hombre entendido y experimentado, para quien la vida

n. Hasta ahora, aunque como esclavo fugitivo he vagado durante mucho tiempo por los bosques, todavía no he visto nunca a un indio ind

n haya encontrado en toda su vida. Ea, ya ha anochecido por completo; debe V. estar cansado por la obstinada persecución que ha sufrido durante todo el día y por las emociones f

o; los sabuesos de su antiguo amo le habían perseguido tan de cerca, que en las cuatro últimas noches no había podido dormir. Así

star dispuesto para cualquier alarma, y quedó sumido en profundas reflexiones, al paso qu

e que, en primer lugar, tiene la desventaja de hacer más lenta la narración, y que además es falso, doble razó

Claim Your Bonus at the APP

Open
1 Chapter 1 EL FUGITIVO.2 Chapter 2 QUONIAM.3 Chapter 3 NEGRO Y BLANCO.4 Chapter 4 LA MANADA.5 Chapter 5 EL CIERVO-NEGRO.6 Chapter 6 LA CONCESIóN.7 Chapter 7 CARA DE MONO.8 Chapter 8 LA DECLARACIóN DE GUERRA.9 Chapter 9 LOS PAWNEES SERPIENTES.10 Chapter 10 LA BATALLA.11 Chapter 11 LA VENTA DEL POTRERO.12 Chapter 12 CONVERSACIóN.13 Chapter 13 CARMELA.14 Chapter 14 LA CONDUCTA DE PLATA.15 Chapter 15 EL ALTO.16 Chapter 16 RESUMEN POLíTICO.17 Chapter 17 TRANQUILO.18 Chapter 18 LANZI.19 Chapter 19 LA CAZA.20 Chapter 20 CONFIDENCIAS.21 Chapter 21 EL JAGUAR.22 Chapter 22 EL ZORRO-AZUL.23 Chapter 23 EL DESOLLADOR-BLANCO.24 Chapter 24 DESPUéS DEL COMBATE.25 Chapter 25 UNA EXPLICACIóN.26 Chapter 26 EL PARTE.27 Chapter 27 EL GUíA.28 Chapter 28 JOHN DAVIS.29 Chapter 29 EL TRATO.30 Chapter 30 El fugitivo.31 Chapter 31 Quoniam.32 Chapter 32 Negro y blanco.33 Chapter 33 La manada.34 Chapter 34 El Ciervo-Negro.35 Chapter 35 La concesión.36 Chapter 36 Cara de Mono.37 Chapter 37 La declaración de guerra.38 Chapter 38 Los Pawnees-Serpientes.39 Chapter 39 La batalla.40 Chapter 40 La venta del Potrero.41 Chapter 41 Conversación.42 Chapter 42 Carmela.43 Chapter 43 La conducta de plata.44 Chapter 44 El alto.45 Chapter 45 Resumen político.46 Chapter 46 Tranquilo.47 Chapter 47 Lanzi.48 Chapter 48 La caza.49 Chapter 49 Confidencias.50 Chapter 50 El Jaguar.51 Chapter 51 El Zorro-Azul.52 Chapter 52 El Desollador-Blanco.53 Chapter 53 Después del combate.54 Chapter 54 Una explicación.55 Chapter 55 El parte.56 Chapter 56 El guía.57 Chapter 57 John Davis.58 Chapter 58 El trato.59 Chapter 59 La emboscada.