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Los Merodeadores de Fronteras

Chapter 4 LA MANADA.

Word Count: 2872    |    Released on: 04/12/2017

l oscuro, se veía tachonado por millones de est

ecos y carcomidos se alzaban cual fantasmas, y la brisa agitaba sus largas ramas cubiertas de plantas trepadoras; mil rumores cruzaban el espacio; gritos incalificables salían de las madrigueras invisibles de la selva; se oían los suspiros ahogados de

edora; todo su ser se estremecía y se identificaba con la escena sublime a que asistía; apoderábase de él una melancolía dulce y serena: tan lejos de los hombres y de su mezquina civilización, se sentía más

la que cada minuto que trascurre produce peripecias nuevas e imprevistas, en la que a cada paso ve el h

agueces inexplicables, alegrías incomprensibles, que hacen que siempre se las eche de menos, porque solo en el desiert

os árboles y rizaba la tersa superficie del río, en cuyas aguas plateadas se reflejaban las grandes sombras de sus accidentadas orillas. En el horizonte, anchas fajas rosadas anunc

inmovilidad, sacudió el entorpecimiento que se había apoderado de él, y dio algunos paseos

sesión de todas sus facultades y restablecer el equilibrio en su cerebro: esto fue lo que le sucedió al cazador. Sin embargo, acostumbrado hacía muchos a?os a la vida del desierto, aquel espacio de tiempo fue menos largo para él que para cualquier otro, y muy luego recobró la plenitud de su inteligencia, sintiéndose tan despejado, y con la mirada

u campamento, el canadiense había oído alzarse un ruido inexplicable que aumentaba por mo

e ramas, mugidos sordos que parecían sobrehumanos, en fin, un rumor incalificable, espantoso, indefinible, que, acercán

r, dispuesto a obrar a la primera se?al, aunque sin adivinar lo que pasaba, con la imaginación embotada todavía por la pesadez del sue?o,

rieron algu

urando, aunque inútilmente, explorar con la mirada la

a corta distancia

ento de alegría y alzando súbitamente la c

za. En el mismo instante se precipitó un hombre fuera de l

ó; ?Qué hace a

e era el Ci

ardando, jefe, resp

el gran traje de guerra de su nación, y estaba pintado y armado como para ir a una expedición. Su semblante era hermo

los pieles rojas consideran como punto de honra el no dejarse conmover nunca por suceso alguno, por te

hemos perdido ya

ucede? pregu

ontes! di

clamó Tranqui

tiempo, le producía una manada de bisontes que venía del es

do brevemente al lector, a fin de que pueda comprender el peligro t

o veinte mil cabezas, que forman una tropa compacta, y viajan juntos; aquellas reses caminan siempre en derechura delante de sí, oprimiéndose unas contra otras, trasponiendo y derribando cuantos obstáculos se oponen a su paso. Desgrac

porque la casualidad les había colocado precisamente en frente

ía que pensar en ello, y la res

mezclados con los aullidos de los lobos rojos y con los ásperos maullidos de los jaguares, que iban saltando por los

ban perdidos; pues la espantosa masa aparecía barriéndolo todo en su pa

, la posició

er la inminencia del peligro que amenazaba al cazador: con esa rapidez de decisión que caracteriza a los pieles rojas en los casos apurados, resolvió avisar a su amigo y salvarle o perecer con él; entonces se lanzó a la carrera, salvando con vertiginosa rapidez el espacio que le separaba del sitio de la cita,

ificóse en él una reacción súbita; sus facciones, animadas por la inquietud, recobraron su rigidez habit

ah no ha

cazador pertenecía a esa raza de hombres enérgicos cuyo carácter, de un tem

pio de su raza, abandonaba la partida, resolvió h

tos de vejez, y, por decirlo así, amontonados unos sobre otros; luego, detrás de aquella especie de atrincheramiento natural, se alzaba

ecoja V. toda la le?a seca que pueda,

omprender, pero tranquilizados po

sobre los árboles derribados una

?Vive Dios! Aún no se ha

a combatir el frío de la noche, atizó y avivó el fuego con materias resinosas, y en menos de cinco minutos una a

retirada! exclamó e

Quoniam se precipi

rpulento con sin igual destreza y agilidad, y muy luego sus compa?eros y él se encontraron encaramados a cinc

na, fuego sobre los flanqueadores; si el resplandor de las llamas asusta a los bisontes, nos salvamos; si no,

y aunque estaba demasiado lejos de la selva para poder incendiarla, muy luego formó una cortina de llamas de cerca de un cuarto de mill

iado, dominaban aquel océano de llamas, que no podía

ble, y en el linde de la selva ap

el cazador echándose

brados por el resplandor del fuego, y al mismo tiempo abrasados por aquel calor tan fuerte, vacilaron por un instante com

n tres

adelantados cayeron revolcándos

dos, dijo Tran

es seguían

en dirección de la manada, cegó a las reses, y entonces se verificó una reacci

ipecias de aquella escena terrible. Era una cuestión de vida o muerte para ellos la que

estos, abrumados a su vez por el calor, quisieron también retroceder; en aquel momento supremo algunos bisontes se desbandaron a derecha e izquierda, y esto bastó para que los demás les siguiesen; ento

do gritos de terror, perseguida por las fieras y encerrando en su centro el fuego e

ea recta, y su prolongada columna oscura serpenteó en la opuesta

y sangre fría del canadiense; sin embargo, todavía permanecie

alimento; pero ya estaba dada la dirección a las reses, y al llegar a la apagada hoguera, que no

ierto, cuyo silencio había sido turbado por un instante, volvió a caer en su habitual tranquilidad. Solo una ancha senda

podían abandonar sin peligro su forta

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1 Chapter 1 EL FUGITIVO.2 Chapter 2 QUONIAM.3 Chapter 3 NEGRO Y BLANCO.4 Chapter 4 LA MANADA.5 Chapter 5 EL CIERVO-NEGRO.6 Chapter 6 LA CONCESIóN.7 Chapter 7 CARA DE MONO.8 Chapter 8 LA DECLARACIóN DE GUERRA.9 Chapter 9 LOS PAWNEES SERPIENTES.10 Chapter 10 LA BATALLA.11 Chapter 11 LA VENTA DEL POTRERO.12 Chapter 12 CONVERSACIóN.13 Chapter 13 CARMELA.14 Chapter 14 LA CONDUCTA DE PLATA.15 Chapter 15 EL ALTO.16 Chapter 16 RESUMEN POLíTICO.17 Chapter 17 TRANQUILO.18 Chapter 18 LANZI.19 Chapter 19 LA CAZA.20 Chapter 20 CONFIDENCIAS.21 Chapter 21 EL JAGUAR.22 Chapter 22 EL ZORRO-AZUL.23 Chapter 23 EL DESOLLADOR-BLANCO.24 Chapter 24 DESPUéS DEL COMBATE.25 Chapter 25 UNA EXPLICACIóN.26 Chapter 26 EL PARTE.27 Chapter 27 EL GUíA.28 Chapter 28 JOHN DAVIS.29 Chapter 29 EL TRATO.30 Chapter 30 El fugitivo.31 Chapter 31 Quoniam.32 Chapter 32 Negro y blanco.33 Chapter 33 La manada.34 Chapter 34 El Ciervo-Negro.35 Chapter 35 La concesión.36 Chapter 36 Cara de Mono.37 Chapter 37 La declaración de guerra.38 Chapter 38 Los Pawnees-Serpientes.39 Chapter 39 La batalla.40 Chapter 40 La venta del Potrero.41 Chapter 41 Conversación.42 Chapter 42 Carmela.43 Chapter 43 La conducta de plata.44 Chapter 44 El alto.45 Chapter 45 Resumen político.46 Chapter 46 Tranquilo.47 Chapter 47 Lanzi.48 Chapter 48 La caza.49 Chapter 49 Confidencias.50 Chapter 50 El Jaguar.51 Chapter 51 El Zorro-Azul.52 Chapter 52 El Desollador-Blanco.53 Chapter 53 Después del combate.54 Chapter 54 Una explicación.55 Chapter 55 El parte.56 Chapter 56 El guía.57 Chapter 57 John Davis.58 Chapter 58 El trato.59 Chapter 59 La emboscada.