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Los Merodeadores de Fronteras

Chapter 5 EL CIERVO-NEGRO.

Word Count: 2831    |    Released on: 04/12/2017

ol, reunieron los tizones desparramados de la hoguera casi apaga

s provisiones particulares, pues varios bisontes tendidos sin vida en e

n lomo de bisonte, el negro y el piel roja se examinaban con una

ostro estaba pintado de cuatro colores diferentes, y que llevaba un traje tan raro en con

iempo inmóvil mirando al negro, se acercó a él, y sin decir una palabra le cogió de un br

es el jefe le sujetaba con fuerza y procedía de una manera concienzuda a su operación singular. Entre tanto, Quoniam, a quien aquel frote continuo comenzaba n

cabeza y acudió presuroso a libertar al negro, que lanzaba miradas

o así a ese hombre? preguntó

sa; no le atormento; su disfraz

isfraz? excl

ilencio con un gesto,

e no está

repuso obstinadamente el jefe; los gu

una carcajada, y tan luego c

nca la mía. Todos los hermanos de ese hombre son de su color; el Gran Espíritu lo ha querido así, a fin de no confundirlos con las naciones de

o un hombre que se halla colocado ante un p

iendo una mirada distraída a la punta de s

rar a este hombre como a un amigo, y hacer por él lo que en ca

gracia, y tendiendo la

vo-Negro) es un sachem en su nación, su lengua no está partida, y las palabras que sopla su pecho son claras, porque proceden de

rrespondió cordialmente a su

gre corre tan roja por mis venas como si yo fuese blanco o indio.

s amistosas, los tres hombres se sentaron

de bisonte, que desapareció casi por completo bajo sus reiterados ataques, y que regaron con algunos cuernos d

as, y cada cual se puso a fumar silenciosamente y con es

lpeándola sobre la u?a del dedo pulgar de la mano izquierda, se

hermanos cel

tó V. para la caleta de los sauces secos del Río del Alce, para el diez de setiembre, día de la luna de Inaqui-Quisis (mes de las hojas que caen, seti

hermano: el Cier

que se oscurecía, y quedó sumido en una meditación profunda que sus compa?

a cabeza, dirigió en torno suyo una mirada investigadora, y se decidió a hablar, pero en voz baja y conte

o tiene en su pecho un corazón indio; el Ciervo-Negro le hablará como a un hermano. Hace tres lunas el jefe estaba cazando con su amigo a los alces y los gamos en la

apidez con que había llegado; y mi hermano, que hasta aquel momento había estado alegre y gozoso, se tornó triste de improviso. A pesar de las preguntas qu

asó todo; pero lo que entonces no podía yo de

inclinándose; temo que mi hermano no tenga que c

os rostros pálidos, de varias mujeres y de grandes casas de medicina arrastradas por bisontes rojos sin joroba y sin crin. Aquel rostro pálido se detuvo a dos tiros de flecha de la aldea de mi nación, en la orilla opuesta del río, encendió hogueras y acampó. Mi padre, como

uras y acentuadas. La nieve de varios inviernos había blanqueado su ca

de los pieles r

dijo m

(carta) en el cual estaban dibujadas figuras

tierras que se extienden desde la cascada del Antílope hasta el lago de los Bisontes.

eros que le acompa?ab

esas tierras de que V. habla constituyen el territorio de caza de mi nación desde

que esas tierras me han sido dadas, y que, si no consiente V. e

ole; he ahí el sistema de esos ho

al amanecer, los rostros pálidos pasaron el río y atacaron la aldea. El combate fue largo y encarnizado; duró todo el espacio de tiempo comprendido entre dos soles; pero ?qué podían hacer unos pobres indios contra los rostros pálido

el canadiense

o las mujeres de la tribu, y todas, o al menos casi todas, porque solo diez o doce lograron escaparse ll

ultó el rostro en su manto de piel de bisonte, y sus com

más impenetrables, me habían elegido para ser jefe suyo: acepté haciendo jurar a los guerreros de mi nación que, en los rostros pálidos que se apoderaron de nuestra aldea y asesinaron a nuestros hermanos, habían de vengar todo el mal que nos hicieron. D

on todo mi poder, respondió Tranquilo resueltamente; p

mi he

rse sin deshonrar su victoria con crueldades inútiles. No siga V. el ejemplo que le han d

ó el jefe; deja eso para los rostros p

sus fuerzas bastante considerables para asegurarle el triunfo? Ya sabe V. que los rostros pálidos son numerosos,

nrió con desdé

les darán unas sayas; el Ciervo-Negro irá con su tribu a establecerse en las grandes praderas de lo

ntenido V. espías cerca de los americanos para que le tengan al corriente de todas s

agacidad y esa paciencia que caracterizan a los hombres de su raza, había adoptado todas las precaucione

ellos había recibido: pero con esa rectitud que constituía el fondo de su carácter, no quería dejar que los indios cometiesen con sus enemigos esas crueldades espantosas a que con sobrada frecuencia se dejan arrastrar en la primera embriaguez de la victoria. Por eso la determinación

como condición expresa de su cooperación, que de seguro no era cosa de

osible y vengarse de los malos tratos que había sufrido, sin tomarse la molestia de reflexionar que las gentes contra quienes iba a pelear, eran completamente inocentes respecto de las injurias que él habí

antes el canadiense vol

guerreros de V.?

ene ya nada que le detenga aquí, nos pondremos en marcha al instante, a fin de reunirnos

aún no está muy adelantado, pero es inútil que p

les al hombro, se internaron presurosos por la senda que la manada de los bi

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1 Chapter 1 EL FUGITIVO.2 Chapter 2 QUONIAM.3 Chapter 3 NEGRO Y BLANCO.4 Chapter 4 LA MANADA.5 Chapter 5 EL CIERVO-NEGRO.6 Chapter 6 LA CONCESIóN.7 Chapter 7 CARA DE MONO.8 Chapter 8 LA DECLARACIóN DE GUERRA.9 Chapter 9 LOS PAWNEES SERPIENTES.10 Chapter 10 LA BATALLA.11 Chapter 11 LA VENTA DEL POTRERO.12 Chapter 12 CONVERSACIóN.13 Chapter 13 CARMELA.14 Chapter 14 LA CONDUCTA DE PLATA.15 Chapter 15 EL ALTO.16 Chapter 16 RESUMEN POLíTICO.17 Chapter 17 TRANQUILO.18 Chapter 18 LANZI.19 Chapter 19 LA CAZA.20 Chapter 20 CONFIDENCIAS.21 Chapter 21 EL JAGUAR.22 Chapter 22 EL ZORRO-AZUL.23 Chapter 23 EL DESOLLADOR-BLANCO.24 Chapter 24 DESPUéS DEL COMBATE.25 Chapter 25 UNA EXPLICACIóN.26 Chapter 26 EL PARTE.27 Chapter 27 EL GUíA.28 Chapter 28 JOHN DAVIS.29 Chapter 29 EL TRATO.30 Chapter 30 El fugitivo.31 Chapter 31 Quoniam.32 Chapter 32 Negro y blanco.33 Chapter 33 La manada.34 Chapter 34 El Ciervo-Negro.35 Chapter 35 La concesión.36 Chapter 36 Cara de Mono.37 Chapter 37 La declaración de guerra.38 Chapter 38 Los Pawnees-Serpientes.39 Chapter 39 La batalla.40 Chapter 40 La venta del Potrero.41 Chapter 41 Conversación.42 Chapter 42 Carmela.43 Chapter 43 La conducta de plata.44 Chapter 44 El alto.45 Chapter 45 Resumen político.46 Chapter 46 Tranquilo.47 Chapter 47 Lanzi.48 Chapter 48 La caza.49 Chapter 49 Confidencias.50 Chapter 50 El Jaguar.51 Chapter 51 El Zorro-Azul.52 Chapter 52 El Desollador-Blanco.53 Chapter 53 Después del combate.54 Chapter 54 Una explicación.55 Chapter 55 El parte.56 Chapter 56 El guía.57 Chapter 57 John Davis.58 Chapter 58 El trato.59 Chapter 59 La emboscada.