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Los Merodeadores de Fronteras

Chapter 7 CARA DE MONO.

Word Count: 3487    |    Released on: 04/12/2017

doptó para no ser molestado por los indios a quienes tan brutalmente había desposeído, y que, según el carácter vengativo que ya les conocía, probablemente no se

ldea), y merced sobre todo a la superioridad de las armas de fuego de los americanos, los indios se habían visto fatalmente obligados a emprender la

a y principió a fundar la nueva colonia. Comprendía la necesidad

lado, y por el otro con el mismo río. Detrás de este foso, y en lo alto del talud formado por las tierras extraídas y allí amontonadas, plantaron una hilera de estacas de cuatro metros de altura unidas unas a otras por medio de fuertes garfios de hierro, cuidando de dejar intervalos casi invisibles por los cuale

nte quedó rodeada de agua y defendida en todos sus puntos por una empalizada, excepto en la parte que daba al Misuri

palizada fue donde el capitán se dispuso a cons

madera, es decir, construidos con troncos de árboles a los cuales se les dejaba la corteza; la

después de la llegada del capitán a aquel sitio, todos los edifi

os a los individuos de la familia y de su servidumbre, es decir, al capitán, a su mujer, a sus dos hijos, a las dos criadas de estos, muchachas jóvenes y vigorosas del Kentucky, de mejillas rosadas y abultadas, y cuyos nombres eran Betzy y Emmy; a la cocinera mistress Margaret, respetable matrona que e

e un pasadizo subterráneo, estaban la habitación de los cazadores, la de l

ras para los caballos y l

obertizos, grandes talleres y vastos almacenes

dio (y esto era lo que se había tenido presente para colocarlos así), la pérdida de un edificio no produjese irremisiblemente la de otro. De t

stumbrado a todos los ardides de la guerra de las fronteras, había adoptado las preca

; los desmontes, verificados en grande escala, habían llevado los linderos de la selva a cerca de dos kilómetros de la colonia; todo ofrecía la imagen de la prosperidad y del bienes

aleros; dentro, todos los talleres estaban en plena actividad, densas columnas de humo se alzaban de las fraguas, el ruido de los martillazos se mezclaba con el rechinar de las sierras; en las orillas del río, enormes pilas de tablas se alzaban a

, montado en un magnífico caballo negro y cuatralbo,

iempo en aquel rincón de tierra ignorado, llamado en un porvenir no lejano, según toda probabilidad, a adquirir una gran importancia comercial debida a su posición tan ventajosa

de mal humor al ver a aquel

rsonaje, que está llamado a representar un pape

en forma de pico de papagayo, y su boca grande, con labios delgados y comprimidos, le daban una expresión ladina y malvada que, no obstante la obsequiosidad cautelosa y z

costumbre de verle, en vez de disminuir y desterrar

hasta el sitio a donde se dirigían; pero desde aquella época se había quedado con ellos, y por decirlo así, se había

ante algunos días, y luego volvía de improviso, sin que fuese posible a

ba aquel sentimiento que experimentaba: aquella persona era mistress Watt. El amor maternal hace ser muy perspicaz: la joven adoraba a sus hijos, y cuando algunas veces el piel roja fijaba por casualidad una mirada in

obstinación de una persona cuyas ideas están positivamente fijadas y no han de variar, el capitán, impacientado y no teniendo razón alguna plausible para proteger contra su mujer, a quien amaba y respetaba, a un hombre hacia el cual no sentía la más leve estimación ni simpatía, le prometió por fin que la desembarazaría de él; y como en aquel momento hacía algunos

respecto de Cara de Mono, cuando la casualidad colocó a é

, el capitán pa

sitando el valle?

testó el

mucho: ahora las reses de los Grandes Cuchillos del Oeste pastan tranquil

voz triste y melancólica que dio en que pens

tó. Me parecería eso muy inoportuno, sobre todo en boca

se: él fue quien vendió a los rostros pálidos del Oeste el terreno en que descansan sus

ostado esta ma?ana sobre el lado izquierdo al despertar? dijo el capitán

ha estado exento de malos pronósticos, nada h

a V. por e

ijo a fin de que fume la pip

tes tengo que hacer

ar, los oídos de su

, jefe, que nos halla

menzando la

llegada nos ha dejado V. m

a los rostros pálidos, el guerrero Pawnee es due?o de ir

era alguna; pero lo que me importa mucho es la seguridad de

ar Cara de Mono a esa seg

úcheme atentamente, pues lo que

ja con ironía; el Gran Espíritu no le ha dado el talento claro y

este momento, jefe. Estoy seguro de que me compren

procurará

penas un movimiento de impa

los pieles rojas, alejados de toda protección que no sea la de nuestras propias fuerzas; de nadie podemos aguardar auxilio, y estamos rodeados de enemigos vigilantes que acechan el momento propicio par

en; su cabeza está cenicien

cta me parezca sospechosa, debo pedirles explicaciones que no tienen derecho para negarme. Ahora bien, jefe, me veo obligado a confesar a V. con sumo sentimiento que l

ue le examinaba atentamente, no pudo sorprender en sus facciones la más leve huella de emoción. El

andes aldeas de piedra de los Grandes Cuchillos del Oeste hasta

ondió el capitán con franqueza; ha d

a sospecha respecto de un hombre contra el cual confiesa él mismo que nunca ha podido fo

es, me limitaré a significarle a V. de una manera explícita que, si no quiere decirme claramente el motivo de sus reiteradas ausencias y darme una prueb

el roja; pero apagando instantáneamente la llam

on los rostros pálidos, y esperaba encontrar entre los Grandes Cuchillos del Oeste, y

puso el capitán impacientado;

nterlocutor bastante cerca para tocarle, le la

niego a

rte delante de mí en tiempo alguno; y si te atreves a desobe

arrepintió: estaba solo y sin armas con el hombre a quien acababa de infe

, es prudente, y me responder

clamó el indio rechinando los dientes con r

ante, el indio, saltando como una pantera, se lanzó sobre la grupa del caballo, levant

cobardes; los guerreros Pawnees los

r, el indio se inclinó sobre el cuello del caballo, aflojó las riendas, lanzó una carcajada estridente y

engarse; se levantó tan de prisa como pudo, y llamó a gritos para que acud

gaban a donde él estaba y les explicaba el suceso dándoles sus órdenes para que persiguiesen de una manera encarni

puesto el sargento Bothrel, se precipitaron en pe

exionando acerca de la escena que acababa de mediar entre el piel roja y él, y con el corazón oprimido por un presentimiento sombrío. Un instinto secreto le decía qu

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1 Chapter 1 EL FUGITIVO.2 Chapter 2 QUONIAM.3 Chapter 3 NEGRO Y BLANCO.4 Chapter 4 LA MANADA.5 Chapter 5 EL CIERVO-NEGRO.6 Chapter 6 LA CONCESIóN.7 Chapter 7 CARA DE MONO.8 Chapter 8 LA DECLARACIóN DE GUERRA.9 Chapter 9 LOS PAWNEES SERPIENTES.10 Chapter 10 LA BATALLA.11 Chapter 11 LA VENTA DEL POTRERO.12 Chapter 12 CONVERSACIóN.13 Chapter 13 CARMELA.14 Chapter 14 LA CONDUCTA DE PLATA.15 Chapter 15 EL ALTO.16 Chapter 16 RESUMEN POLíTICO.17 Chapter 17 TRANQUILO.18 Chapter 18 LANZI.19 Chapter 19 LA CAZA.20 Chapter 20 CONFIDENCIAS.21 Chapter 21 EL JAGUAR.22 Chapter 22 EL ZORRO-AZUL.23 Chapter 23 EL DESOLLADOR-BLANCO.24 Chapter 24 DESPUéS DEL COMBATE.25 Chapter 25 UNA EXPLICACIóN.26 Chapter 26 EL PARTE.27 Chapter 27 EL GUíA.28 Chapter 28 JOHN DAVIS.29 Chapter 29 EL TRATO.30 Chapter 30 El fugitivo.31 Chapter 31 Quoniam.32 Chapter 32 Negro y blanco.33 Chapter 33 La manada.34 Chapter 34 El Ciervo-Negro.35 Chapter 35 La concesión.36 Chapter 36 Cara de Mono.37 Chapter 37 La declaración de guerra.38 Chapter 38 Los Pawnees-Serpientes.39 Chapter 39 La batalla.40 Chapter 40 La venta del Potrero.41 Chapter 41 Conversación.42 Chapter 42 Carmela.43 Chapter 43 La conducta de plata.44 Chapter 44 El alto.45 Chapter 45 Resumen político.46 Chapter 46 Tranquilo.47 Chapter 47 Lanzi.48 Chapter 48 La caza.49 Chapter 49 Confidencias.50 Chapter 50 El Jaguar.51 Chapter 51 El Zorro-Azul.52 Chapter 52 El Desollador-Blanco.53 Chapter 53 Después del combate.54 Chapter 54 Una explicación.55 Chapter 55 El parte.56 Chapter 56 El guía.57 Chapter 57 John Davis.58 Chapter 58 El trato.59 Chapter 59 La emboscada.