El Capricho del CEO
La Sorpresa
rad
primer día de trabajo, y aunque había tratado de mantener la calma, no podía evitar sentir un nudo de ansiedad en el estómago. Su
ela -dijo una voz femenina, dulc
ectacularmente arreglada. Llevaba un vestido entallado, maquilla
e conocerte -dijo con una sonrisa perfecta, aunque liger
ras de arte que parecían inalcanzables. El aroma de café recién hecho y madera puli
guntó Naomi, lanzando una mirada por encima
ien, creo -respondió Micka
o, esta vez con una
que te irá bien. El jefe... es bas
nal del pasillo. Naomi la abrió con un gesto elegan
, aquí te
o detrás de un escritorio amplio, con una expresión relajada y una taza de café en la mano,
bre la mesa con un leve sonido a lozas -Par
la boca entreabierta, si
ú..
inmóvil en la puerta de la oficina, procesando lo que veía. Ahí estaba Kael, parado tras su escritorio de made
sintió un escalofrío recorrerle la columna al ver la ligera curva de sus labios -Mickaela Frost... -leyó en voz alta, como si saboreara cada sílaba. Luego levantó la vista hacia ella, con una chispa juguetona en los ojos -Encan
ckaela lo miró con los ojos entrecerrados. Ella cruzó sus manos al frete del cuerpo
con una pizca de ironía -¿Algo más que deba sa
, disfrutando de su
se dio la vuelta y regresó a su silla, dejando el aire entre ellos cargado de tensión. -Naomi te dará un recorrido por la galería. Bienvenida a bordo, Frost -Mickaela se quedó unos segun
sus oídos. A cada paso, la sensación de que este encuentro marcaría el comienzo de algo inevitable se hacía más fuerte. Mickaela aprovechó su hora de almuerzo para pedir un sándwich a la rotisería cercana. Estaba sentada en un pequeño rincón de la galería, disfrutando de unos minutos de tra
la distancia, una sonrisa la
despreocupado, como si le estuv
de su sándwich, conteniénd
on indiferencia, volviendo
arla pensando en el arrogante de su jefe. Mientras mordía el sándwich, un joven entró a la galería, llamando su atención. Era alto y sus ojos parecían brillar con curiosidad. Vestía con una elegancia casual,
o, intentando iniciar una conversac
-respondió el joven sin ap
s -añadió ella -La forma en que utiliza l
bía algo encantador en la manera relajada y segura del joven, que hacía que el tiempo pasara más rápido de lo que esperaba. En ese
inando hacia ellos -T
y se encogió
pasar a visitarte. Quería conoc
Mickaela, y una sonrisa trav
e habías dicho qu
ntario, pero antes de que pudiera responder, Kael habló
Mickaela intentaba decidir si ese momento era una broma privada entre dos amigos o parte de algún juego más complejo que no terminaba de entender. Kael dio un paso adelante, con una sonris
a ella, una sonrisa encant
, Mickaela -dijo con
, como si fuera un caballero sacado de otro tiempo. Ella parpadeó, sorprendida, mientras él le dedic
que te la bese, ¿pero a mí ni siquiera me la quisist
es, le soltó la mano de golpe a Ryan. Este dejó e
meó Ryan, mirando a su am
uno de los muchos juegos que entendían sin palabras. Kael le pasó el brazo por los hombr
a sin volverse, su tono casual, como si no fuera consciente d
cretaria, díselo
ue la he dejado muy exhausta... -y l
sabía exactamente qué hacer o cómo sentirse al respecto. Decidió volver a su lugar y terminar el almuerzo, aunque la comida ahora le supiera insípida. El ambiente seguía cargado, como si la energía de Kael y Ryan hubiera de