Una madre en apuros
Incluso lo llamé, le envié mensajes varios correos, pero Diego Alba no me daba ninguna respuesta.
Sabía que se estaba lavando las manos en todo esto y el maldito cobarde seguro que no quería saber nada de lo que pasaba de este lado y dejaba toda la maldita responsabilidad en su querido Tyler.
El brazo ejecutor en todo esto.
Entonces…era a Tyler a quien debía de enfrentarme.
Tres semanas llevaba intentando contactar con ese hombre, pero ni sus trabajadores sabían decirme nada, incluso llegué a ir a la supuesta casa donde él vivía, pero nadie me daba respuestas de él.
Supongo que esto también era parte de su plan, mientras mi casa se iba al carajo.
Él solo se escondía, haciendo de las suyas.
Lo peor es que el maldito pueblo parecía estar más de su lado, que del mío.
—Camila.—esto tenía muy triste a Elián, porque íbamos perdiendo muchos ingresos en cuestión de días. Aunque él no estaba triste por los ingresos, sino por los animales que se iban, que sus dueños veían a buscarlos porque ya no requerían nuestros servicios.