No Te Pertenece
Autor: Gorgeous Killer
GéneroRomance
No Te Pertenece
Punto de vista de Scarlett:
Me miré en el espejo. Me había puesto un vestido largo de noche blanco, unos zapatos de tacón alto Prada y unos aretes de perlas. Luego até mi cabello en un moño apretado e impecable.
Sin embargo, sentía que me hacía falta algo.
Entonces me puse mi gargantilla negra con una pequeña turquesa y sonreí. Mi padre se la había obsequiado a mi madre y, tiempo después ella me la había regalado a mí.
"¿Ya terminaste? Anda, Scarlett. Déjame verte. ¿Puedes levantar tu celular para que pueda verte?". Tiana y yo estábamos en una videollamada mientras me arreglaba para la fiesta. Sin embargo, no paraba de protestar al otro lado de la línea.
"Solo tengo dos manos, Tiana. Tranquila. Ya casi termino".
Finalmente me apliqué mi lápiz labial rosa favorito e hice una mueca para comprobar el color.
"Gírate. Déjame echar un vistazo".
Cuando volví a mirarme en el espejo, todavía me sentía inquieta.
Entonces tomé mi celular y acerqué la cámara frontal hacia mí. De pronto Tiana se tapó la boca y dejó de moverse.
La imagen se había congelado. ¿Había sido debido una mala señal?
"Tiana, ¿sigues ahí?".
"¡Oh, Dios mío! ¡Luces absolutamente impresionante! ¡Charles se va a quedar estupefacto cuando vea lo hermosa que luces esta noche! De hecho, ¡todos los hombres de la fiesta se quedarán estupefactos!".
"¡Señora Moore, si no nos vamos ya, tendremos que irnos en el helicóptero!", me gritó Burton, el chófer, desde el camino de entrada.
"Gracias por el cumplido exagerado de siempre, Tiana. Tengo que irme porque ya se me hizo tarde". Dicho lo anterior, colgué.
Luego me levanté un poco el vestido y me dispuse a bajar las escaleras con cuidado.
"¡Se ve hermosa, señora Moore! ¡Será toda una sensación en la fiesta de esta noche!", exclamó el chófer a la vez que me abría la puerta.
"Gracias, Burton. Vámonos". A pesar de que no me gustaba mucho asistir a eventos formales, esperaba con ansias esta fiesta.
"¿Crees que llegaremos a tiempo?".
"Desde luego. Confíe en mí". Dicho lo anterior, Burton pisó el acelerador y condujo hacia el hotel Ritz Carlton.
Antes de darme cuenta, estaba en el área de descenso del hotel.
Cuando me bajé del auto, sentí el viento frío de la tarde en mis brazos y cara, pero supuse que estaría cálido en el interior.
En cuanto entré en el salón de banquetes, muchas cabezas se volvieron hacia mí. Toda esa atención me hizo sentir un poco tensa y me pregunté si de alguna manera había exagerado con mi atuendo.
"¡Scarlett! Finalmente llegaste". Dejé escapar un suspiro de alivio cuando Christine se me acercó.
"Hola, abuela. Lo siento, llego tarde".
"Nuestra princesita finalmente está aquí".
Sonreí cuando Alice y su esposo, Lawrence, también caminaron hacia mí.
"¡Papá, mamá! ¡Oh, estoy tan feliz de verlos a ambos! Me disculpo sinceramente por haber llegado tarde".
"No te preocupes, querida. De cualquier forma, el mejor es siempre el último en hacer acto de presencia", me aseguró Alice con una sonrisa.
En ese momento muchas de las personas que se encontraban en el salón de banquetes se habían percatado de mi presencia; uno de ellos era un joven que me saludó con una sonrisa. Se trataba de Spencer.
Entonces le eché un vistazo a la multitud bulliciosa y, finalmente me encontré con un par de ojos fríos y oscuros. Era Charles, quien me estaba mirando fijamente. Aparte de la habitual expresión de indiferencia, esta noche había algo más en sus ojos que no podía descifrar.
"¿Quién es ella?".
"Creo que esa es la chica que Lawrence y Christine adoptaron. ¿No te parece que es hermosa?".
"Sí, es impresionante. Es incluso más atractiva que Rita".
……
Todos los invitados comenzaron a susurrar entre sí.
"¡Miren, nuestra pequeña Scarlett se ha convertido en una jovencita encantadora!", exclamó Spencer mientras se nos acercaba, esbozando una sonrisa. David, por su parte, iba detrás de él.
"¡Cuánto tiempo sin verte!". Entonces extendí mi mano hacia ellos y la besaron.
Cuando Spencer me abrazó, vislumbré a Charles; estaba de pie junto al escenario, aún mirándome con esos ojos helados e ilegibles. No obstante, esta vez noté un dejo de ira en su rostro.
"Damas y caballeros, antes de que comencemos la celebración del 60 aniversario de Moore Group, démosle la bienvenida a nuestro querido CEO, el señor Charles Moore, para que nos dé un discurso de apertura".
Acto seguido, Charles subió al escenario, le sonrió al maestro de ceremonias y le estrechó la mano. La mirada fría que había en el rostro de Charles desapareció y comenzó a dar su discurso en un tono cálido que nunca antes le había escuchado. De tanto en tanto me miraba y yo le devolvía la mirada.
Algunos reporteros fueron invitados a la fiesta de esta noche, por lo que después del discurso de Charles se les permitió hacerle algunas preguntas.
"Señor Moore, se rumorea que usted y la señorita Rita Lively están comprometidos, ¿es eso cierto?".
"¿Se encontraba con ella cuando la fotografiaron probándose vestidos de novia?".
……
No me sorprendieron en lo absoluto las preguntas que los periodistas le hicieron directamente a Charles, ya que después de todo, Moore Group siempre había estado en el centro de atención, mientras que Rita era una actriz cuya carrera alimentaba los rumores. A veces los reporteros de finanzas también podían ser chismosos.
Ante esto, me giré para mirar a Alice, Christine y Lawrence, a quienes no les estaba agradando lo que estaba sucediendo.
"Creo que esta noche mi vida personal es la menor de las preocupaciones. Así pues, permítanme darles la bienvenida a la celebración de esta noche. En nombre de Moore Group, les agradezco por acompañarnos. ¡Que tengan una velada maravillosa!".
Charles manejó la situación bastante bien, lo cual era de esperarse, pues había estado en la jugada el tiempo suficiente para aprender a lidiar con gente entrometida.
Una vez que Charles terminó su discurso, la banda reanudó la música, ahogando las subsecuentes preguntas de los reporteros.
Pronto los invitados comenzaron a llenar la pista de baile.
"Scarlett, ¿podrías concederme esta pieza?", preguntó Spencer mientras se me acercaba y me tendía una mano. Sonreí cuando se inclinó con elegancia hacia mí como un verdadero caballero.
Lo anterior me pareció un tanto gracioso, considerando que en la escuela secundaria solía ser un poco mujeriego. Ningún comportamiento caballeroso podría cubrir el rastro de los corazones rotos que dejó a su paso.
"¿Por qué no?", respondí a la vez que tomaba su mano y dejaba que me llevara a la pista de baile.
Una vez ahí, colocó un brazo alrededor de mi cintura y sostuvo mi mano en el aire con su otra mano. Yo, por mi parte, apoyé mi otra mano en su hombro.
"Abrázame más fuerte, cobarde. ¿Tienes miedo de que Charles te golpee o algo así?", le susurré a Spencer.
Al escuchar mis palabras, sonrió y sacudió la cabeza ligeramente.
A continuación me acercó más a sí y comenzamos a bailar. Después de unos momentos comencé a sentirme incómoda. Sentía como si alguien estuviera observándome, pero inmediatamente me deshice de esa sensación. Tal vez solo estaba pensando demasiado o quizás me había apretado demasiado la gargantilla.
"Quítale las manos de encima". De repente una voz familiar interrumpió mi tren de pensamientos.
Alguien había quitado la mano de Spencer de mi cintura, así que no tuve más remedio que dejar de bailar.
Acto seguido, me di la media vuelta visiblemente malhumorada, solo para encontrar a Charles parado justo detrás de mí con una expresión de confusión en el rostro. Sin embargo, no sabía si estaba enojado o dolorido.
"¿Qué sucede, Charles? Solo estoy bailando con nuestro amigo", espeté.
Charles, parecía atónito, ya que obviamente no esperaba tal reacción de mi parte. Sin embargo, no dijo nada. Simplemente se dio la media vuelta y se alejó como un niño pequeño, cuyos padres no le permitían jugar afuera.
Justo en ese momento pasó un camarero, por lo que tomé una copa de champán de su bandeja y me la bebí de un trago. Honestamente ya no estaba de humor para continuar bailando.
"¿Por qué Charles siempre tiene que aparecer y arruinar la diversión de todos?", le pregunté a Spencer en tono de queja.
"La fuerza de la costumbre, supongo. Pero no te preocupes, tus buenos días están por llegar".
¿Buenos días? ¿Acaso se refería a los días posteriores al divorcio?
No estaba segura de eso. Muy pronto la juerga en el salón de banquetes resultó ser demasiado para mí, así que tuve que salir para tomar un poco de aire fresco. Me quité la gargantilla mientras me dirigía al balcón. El aire frío de la noche se sintió tan bien cuando sopló contra mi cara.
Spencer y David no me siguieron, lo cual aprecié porque necesitaba un tiempo a solas para poder tranquilizarme y realinearme.
Los Ángeles poseía un tipo de belleza diferente en comparación con París, donde pasé los últimos tres años estudiando. Pero, a pesar de que París siempre tendría un lugar especial en mi corazón, aquí siempre sería mi hogar.
Sin embargo, desde que había regresado a casa me había sentido un poco sola. Echaba de menos a Tiana. No podía esperar a que regresara de su viaje de negocios. Ahora, de repente, caí en la cuenta de que había pasado los últimos tres años de mi vida únicamente con mis amigos europeos. Ahora extrañaba a Tiana aún más.
De pronto una brisa sopló, por lo que la piel de mis brazos se erizó. Entonces respiré profundamente y agradecí la incomodidad porque de alguna manera me ayudó a calmar los nervios.
Lo siguiente que supe fue que alguien estaba cubriéndome con una chaqueta de traje. Instantáneamente reconocí el aroma de la tela.
Cuando me giré, en la penumbra pude distinguir los contornos de un rostro apuesto... Al encontrarme con la mirada del hombre que estaba detrás de mí, el río de emociones que había dentro de mí, el cual acababa de calmarse, una vez más se convirtió en rápidos furiosos.
"Hace mucho frío aquí. Te vas a resfriar".
A veces me sorprendía cómo mi esposo pasaba de ser un hombre indiferente a uno considerado. Era como si tuviera un interruptor en alguna parte para controlar sus acciones cuando lo quería.
Pero, ¿por qué? ¿Por qué hizo eso? ¿Por qué me trató con frialdad, luego se metió en mi cabeza a hacer un desorden? Había aceptado divorciarme de él, así que ya no estaba obligado a preocuparse por mí.
"¿No tienes frío?", pregunté mirando a Charles.
"No, estoy bien".
Justo en ese momento mi celular sonó; había recibido un mensaje de Tiana en el que me informaba que ya había encontrado un lugar para que yo viviera.
"En unos días me mudaré".
"¿Por qué?".
"Porque las parejas divorciadas no suelen vivir bajo el mismo techo".
"Aún no he firmado los papeles".
"El lugar está cerca de la oficina donde voy a trabajar, así que será mucho más conveniente para mí".
"¿Dónde vas a trabajar? ¿Ya conseguiste un empleo? Podría haber arreglado todo para ti".
Al escuchar las palabras de Charles, sonreí amargamente en mi corazón, pues de repente me di cuenta de que había estado arreglando muchas cosas para mí, la más notable de las cuales fue que hizo los arreglos necesarios para que me convirtiera en una mujer digna de su apellido. Yo había estado viviendo una vida que él dirigía, de modo que había estado fluyendo con su corriente como un pez muerto.
"No, gracias. Estoy bien. Ya hablé con el departamento de recursos humanos".
"Escucha, Scarlett...".
"¿Por qué debería seguir escuchando cualquier cosa que venga de ti?", espeté una vez más.
Luego empecé a quitarme la chaqueta del traje, pero Charles me detuvo.
"¿Estás tratando de resfriarte para que puedas obligarme a que te cuide o te gustaría que entrara ahora mismo y buscara a la abuela para que te regañe?", preguntó con una media sonrisa.
Ante esto, puse los ojos en blanco y me volví a poner la chaqueta del traje.
"Toma esto", dijo mientras ponía una tarjeta bancaria en mi mano, después de lo cual se dio la media vuelta para irse.
"¿Cuándo realizaremos los trámites del divorcio?", le pregunté.
"¿Por qué tienes tanta prisa por divorciarte de mí? ¿Es por ese artista francés? ¿Cómo se llama? ¿Piero? ¿Pierre?", preguntó con brusquedad.
Ante esto, no supe qué decir, así que por unos momentos fijé mis ojos en él. A continuación giré sobre mis talones y me marché.
Si creyó que eso significaba una respuesta afirmativa a su pregunta, no me importaría...