El Lamento De Mi Alma Perdida
ata
de reproche. "¿Qué hiciste ahora, Renata? ¿Te metiste en problemas otra vez? Tu madre se avergonzaría de ti." Sus palabras eran da
mansión, grande y vacía, se sentía como una prisión. Yo era un fantasma en mi propia casa.
sar. Y tomaron fotos. "Si le dices a alguien, esto se hará público, Renata," me siseó Ximena con u
Me humillaría, me acusaría de inmoral. Confirmaría todas sus sospechas.
ero no funcionaban. Solo me hacían sentir más vacía. Mi
Lloré como no había hecho en mucho tiempo. Nunca había sentido tanta amabilidad. "Eres muy joven, Renata,"
a nadie más. Solo a Gabriel." Prometió ayudarme a planear mi escape. Me hizo promete
escuchada, valorada. Una pequeña esperanza, frágil como el cristal, comenzó a crec