El Lamento De Mi Alma Perdida
ata
una sonrisa. Una sonrisa que no era para mí. Nunca lo fue. Siempre es
iosa y sus ojos brillantes. Se parecía tanto a mi madre. La misma melena castaña, la misma nariz respingona, la misma dulzura en l
o. Si no me hubiesen odiado. Ximena se subió al coche de Gabriel, saltando con la gracia de una bailarina. Llevaba un vestido de princesa de un color azul cielo. Sus o
tímida, la que siempre metía la pata. Mis lágrimas, mis quejas, m
tan buena, Ximena. Tan amable." Sus palabras me taladraron el alma. "¿Por qu
lotaban como humo. Ximena era una arpía. Una víbora disfrazada de ángel. No se par
ropasó conmigo. Me arrastró a una habitación oscura. Yo, paralizada por el miedo, no pude hacer nada. Cuando Gabriel me encontr
era una mentirosa. Y Gabriel le creyó. Siempre le creyó a los demás. Nunca a mí. "No