DEUDA DE SANGRE: UNA PASIÓN CON EL MAFIOSO
sirvientes anunciara que algo irreversible estaba por suceder. Aria permanecía frente al espejo de cuerpo entero, aún c
e todo, e
dorament
bello recogido con delicadeza y un vestido blanco que delineaba su figura c
rvó con los o
... parec
no so
o están prisio
o que Vittorio había elegido. A Aria le ardía la piel solola puerta la
voz de Luc
nhaló profundo. Tomó fue
rthur, s
nteligente. No
-
vestido flotaba tras ella como una nube blanca. Todos los invitados -polít
nces l
tor
e oscuro, impecable, imponente. Pero lo que la
hipno
como si fuera una visión imposible, u
o vibró. Sus ojos se hundieron en ella con un
suyo, lo notó y so
jefe -murmuró en v
er chasqueó la lengua sin
dio un paso hacia ella. No la tocó, pero su s
jo con voz baja, conten
saliva, sin
-
ás pálidos que nunca, caminaron como fantasmas entre lo
o al padre-. Me alegra que hayan venido
e Aria tra
remos ver a
torio-. Está hermosa. Co
tercambiaron
un paso adela
or favor... podríamos
enas, ladean
smo. ¿Qu
r respi
se. Nos hemos arrepentido. Podemos pag
una calma tan afilada q
Porque si llegan a repetirlo, si algún invitado oye algo semejante
zo ahogado. El padre la
fav
ás, tan cerca que so
ruten la cena. Feliciten a su hija. Y vivan. Porq
edaron pet
us padres y sintió un nudo en la garganta. Pero no podía movers
osa, pequeña, frágil. Su herm
go al baño, por fa
rvó. Sus labios s
o te t
día respirar por p
-
seguro. Sus ojos estaban l
temblando-. Arthu
ue su corazón
é? ¿
amos al compromiso -dijo con rapidez, revisa
negro, sin marca. Aria si
diera sin que nadie te viera... que
como quien sostiene
on la voz quebrada-.
a abraz
ses -lloró-. No quie
Te lo prometo -mintió Aria
mundo se estaba desmoronando y que ese peq
-
giró la cabeza para verlas volver. Sus ojos se clavaron en Aria. El
caminó ha
ora -
el piso desapare
-
crán- tomó su lugar. Todos los invitados hicieron silencio. Vittorio se po
abrió un
matrimonio, por la vía civil, a Vi
ia latía tan fue
miraba sin
scurso. Aria apenas escuch
legó la fr
or el poder que me concede el Est
ensordece
n hilo frío le re
sino con posesión absoluta- y la besó frente a todos. Un beso
que no e
domi
n men
on, Aria tenía lo
udió despac
s, jefe. La
io lo
-
música del
extendi
osa
ó saliva
la con una fuerza que no necesitaba esconder. No hablaba.
n voz baja-. Aunque llores. Aunque lu
iró el
soy
rio s
o
pret
e encanta
un escalofrí
-
acia una mujer elegante, de vestido negro, u
nn
ana de
sento a Ginna Marchetti
pies a cabeza con una m
ano -dijo con una sonrisa sutil, peligrosa-
jó la voz
más lista qu
un nudo en
sonrió sa
deslizándole un ded
ltó el pequeño teléfon
sin duda
che no ser
ipio de su ve
a era una M
asada con
tenía un ar
th
nsaba p
saba r
siendo la espos
*
er que me confiere el Estado... los declaro marido y mujer". Aria sintió un peso helado caerle al pecho, como si un candado invisible se cerrara sob
ta. Él, con su porte cruel y atractivo. Ella, una muñeca de cristal vestida de blanco, preciosa, pero quebrada por dentro. Carter los observaba desde la barra, con media sonrisa
acía más difícil sostenerse. Sentía la mano de Victtorio apretando su ci
arla, moviéndola suavemente e
lma. Había bailado con él apenas unos minutos cuando el mareo la golpeó. Int
o notó. Lo
on tono grave, como qu
e un momento -respondió e
apartado del salón, entre dos columnas de mármol, donde los invitados no podían escuc
ula con fuerza, obl
on un filo amenazante-. Escucha
intiendo que el estó
o... -continuó él, acercándose más, casi rozando s
si se desprendió d
rio lo
o
absolutam
calma más cruel que un grito-
s ojos, pero no permitiría que él viera sus lágrima
sonrisa torva, satisfe
fiero. Silenciosa
tado, obligando a su
ie debe sospechar que acabas de entender
lón, donde los invitados los miraban expectantes, creyendo que eran la pareja perfecta reci
impecable con un vestido negro de terciopelo, se acercó con u
oz suave-. Bienve
una pequeña ca
alento para fingir cor
gnoró con
-. Porque ahora eres la esposa de mi hermano, y eso significa... qu
apenas logró que sus labios
rcó entonces
una exagerada reverencia que hiz
su terror-. No te preocupes, princesa. Todos sobrev
ina, pero Carter solo bebió de su
coro mientras negociaban favores entre susurros. Cada tanto, Victtorio se inclinaba para besarla en la mejilla o tomar
cía sentirse aún más atrapada. Quería correr, gritar, desaparecer. P
acercarse bajo el pretexto
ntras la abrazaba para la foto-.
sin mover los labios-.
llas, observaba la esc
ó, Sofía tomó la mano
surró-. No me dejes
nrió co
to hac
on una sonrisa que helaba la sangre-. Aria estará
No te quedes mucho tiempo lejos de
ctamente la amenaza encub
Carter se movía entre los invitados con mirada calculadora, Luca patru
n disfrazada d
icttorio volvió a
oscuro-. Vamos a saludar al
, pero lo conocía lo suficiente para
audían la alianza, el matrimonio convenido, el poder que se unía al poder. Nadie sabía la
Victtorio la atrajo por la cintura,
voz orgullosa y pose
apellido junto al suyo. Su respirac
ador, observando a Aria como
Victtorio-. Y ta
Aria como una piedra. Obediente.
n. Las luces se atenuaron para el
sobre su hombro. Su mirada estaba completamente fija en ell
ras la hacía girar-. Si intentas escap
intura con
novio frente a ti. Y con
o intenso, como si
día l
día g
eo oscuro, como si su sufrimiento lo excitara, como si verla ata
ó y los invitad
Ari
ba vacía
do se había abie
e que comenzara el brindis fu
ar... aunque me