DEUDA DE SANGRE: UNA PASIÓN CON EL MAFIOSO
e risas, perfume caro y murmullos que se perdían en los enormes pasillos decorados con oro y mármol. Aria sentía las piernas entumecidas, la
ercaron primero
sonreír, pero sus labios tembloro
ola con un gesto que parecía de
sostuv
mamá -mintió
apenas podía sost
cir, simplemente apretó su
a perdonado... o eso quería creer, pero cada vez que los veía recordaba que
pués, con ojos
mientras se abrazaban-. N
respondió Aria, int
tomó de l
í... te lo juro. No s
los ojos
agas nada peligroso
sus padres. Era evidente que Victtorio no quería que esa despedida durara más. Los o
intió un vacío profundo. Eran los últimos lazos que conocía
és, impecable como siempre, con una copa de
do larga -comen
agradecer el come
ó un poco más,
que ahora eres parte de es
luando a Aria con u
o tolera la desobediencia. No tolera l
ajó la
lar cuando él te lo pide. Y sobre todo -sus ojos se volvieron más
ragó s
aneo..
spondió Ginna sin emo
e común. Y tú ahora llevas su apellido... lo que significa que si lo desa
ue una amenaza, di
omo deseándole suerte, y s
dó silenciosa, Luc
que la lleve a su habitaci
había temido desde que el juez pronunció su sentencia
n hasta la habitación principal. Una enorme suite con una cama inmen
ola, pero no po
umentos en su despacho. Fotos, informes, vestigios de
sando páginas-. No fue un ro
pero suficientes para
ctoria d
entre lo
ncia de
es de que Isabella fuera asesinada,
obre el escritorio y encendió un cigarro-. Alguien con poder sufic
ió s
fierno... pero uno al q
io revisaba otra carpet
su nombre con desdén
manecía
información prelimin
levantó
Qu
de los empresarios más influyentes de Nueva York. Tiene má
heló el
orio brillaron co
s qu
ás -conf
er la carpeta sob
o cree que puede mete
ardó si
. No quiero que respire sin que yo lo sepa. Y si p
, s
a la habitación. Abrió la puerta con deliberada lentit
a puerta c
frutando del silencio tenso. Se sentó en el toc
ido -ordenó, su
el aire se le ib
s manos aferradas
. no
látigo-. Eres mi esposa, Aria. Acostúmbra
una lágrima silenciosa
fav
rompió. Dio dos zancadas rápidas y se colocó frente a ella. Antes de que Aria pu
nó la suite. Un rasguño violento que destrozó horas de
ndola expuesta en una lencería de seda color marfil, delicada y sexy,
una sonrisa fría y satis
s exactamente co
iró con abs
o, Aria. Vete
estrozada que colgaban de sus hombros. Caminó como un autómata
s y se metió, dejando que el agua ca
ento no habí
aba a llenar el espacio, la
a, completamente desnudo. Era una visió
do y trató de salir de la d
rza sorprendente, deteniéndola s
a voz profunda que reverberó en el baño-.
de levantar la vista. Estaba temblando incontrolablem
u terror inmovilizador, la forma en
capó de su garganta. No er
muró con desdén-. La pureza d
su b
voy a tomarte mient
dirigirle otra palabra, como si ella fuera un mueble más en la habitación.
corriéndole el alma. Salió minutos después, envuelta en una t
la lencería mojada. Buscó desesperadamente en e
dos increíblemente bonitos y sexy. La humillación se redobló: incluso su ropa de dormir era elegida para su n
ado en la inmensa cama,
ando la sábana a
vac
er
o acerada-. Ya eres mi esposa, Aria. Y me vas a cumplir en la c
es tu tormento. Dormi
a, temblando, aún en lencería. Victtorio apag
idad en la que ella podía oler su colonia