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DEUDA DE SANGRE: UNA PASIÓN CON EL MAFIOSO

Capítulo 9 🥴 ARIA RESISTE 🥴

Palabras:1676    |    Actualizado en: Hoy, a las 12:42

e risas, perfume caro y murmullos que se perdían en los enormes pasillos decorados con oro y mármol. Aria sentía las piernas entumecidas, la

ercaron primero

sonreír, pero sus labios tembloro

ola con un gesto que parecía de

sostuv

mamá -mintió

apenas podía sost

cir, simplemente apretó su

a perdonado... o eso quería creer, pero cada vez que los veía recordaba que

pués, con ojos

mientras se abrazaban-. N

respondió Aria, int

tomó de l

í... te lo juro. No s

los ojos

agas nada peligroso

sus padres. Era evidente que Victtorio no quería que esa despedida durara más. Los o

intió un vacío profundo. Eran los últimos lazos que conocía

és, impecable como siempre, con una copa de

do larga -comen

agradecer el come

ó un poco más,

que ahora eres parte de es

luando a Aria con u

o tolera la desobediencia. No tolera l

ajó la

lar cuando él te lo pide. Y sobre todo -sus ojos se volvieron más

ragó s

aneo..

spondió Ginna sin emo

e común. Y tú ahora llevas su apellido... lo que significa que si lo desa

ue una amenaza, di

omo deseándole suerte, y s

dó silenciosa, Luc

que la lleve a su habitaci

había temido desde que el juez pronunció su sentencia

n hasta la habitación principal. Una enorme suite con una cama inmen

ola, pero no po

umentos en su despacho. Fotos, informes, vestigios de

sando páginas-. No fue un ro

pero suficientes para

ctoria d

entre lo

ncia de

es de que Isabella fuera asesinada,

obre el escritorio y encendió un cigarro-. Alguien con poder sufic

ió s

fierno... pero uno al q

io revisaba otra carpet

su nombre con desdén

manecía

información prelimin

levantó

Qu

de los empresarios más influyentes de Nueva York. Tiene má

heló el

orio brillaron co

s qu

ás -conf

er la carpeta sob

o cree que puede mete

ardó si

. No quiero que respire sin que yo lo sepa. Y si p

, s

a la habitación. Abrió la puerta con deliberada lentit

a puerta c

frutando del silencio tenso. Se sentó en el toc

ido -ordenó, su

el aire se le ib

s manos aferradas

. no

látigo-. Eres mi esposa, Aria. Acostúmbra

una lágrima silenciosa

fav

rompió. Dio dos zancadas rápidas y se colocó frente a ella. Antes de que Aria pu

nó la suite. Un rasguño violento que destrozó horas de

ndola expuesta en una lencería de seda color marfil, delicada y sexy,

una sonrisa fría y satis

s exactamente co

iró con abs

o, Aria. Vete

estrozada que colgaban de sus hombros. Caminó como un autómata

s y se metió, dejando que el agua ca

ento no habí

aba a llenar el espacio, la

a, completamente desnudo. Era una visió

do y trató de salir de la d

rza sorprendente, deteniéndola s

a voz profunda que reverberó en el baño-.

de levantar la vista. Estaba temblando incontrolablem

u terror inmovilizador, la forma en

capó de su garganta. No er

muró con desdén-. La pureza d

su b

voy a tomarte mient

dirigirle otra palabra, como si ella fuera un mueble más en la habitación.

corriéndole el alma. Salió minutos después, envuelta en una t

la lencería mojada. Buscó desesperadamente en e

dos increíblemente bonitos y sexy. La humillación se redobló: incluso su ropa de dormir era elegida para su n

ado en la inmensa cama,

ando la sábana a

vac

er

o acerada-. Ya eres mi esposa, Aria. Y me vas a cumplir en la c

es tu tormento. Dormi

a, temblando, aún en lencería. Victtorio apag

idad en la que ella podía oler su colonia

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