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DEUDA DE SANGRE: UNA PASIÓN CON EL MAFIOSO

Capítulo 4 👑LA PRISIÓN DE CRISTAL👑

Palabras:1964    |    Actualizado en: Hoy, a las 12:36

sensación de estar atrapada en un sueño que no terminaba nunca. Cada rincón de aquel lugar era hermoso y opresivo a la vez: los pasil

n crecer sin fin y, al fondo, una fuente de mármol que murmuraba con el agua. Por un momento, Aria imaginó correr por

e usaría un soldado antes de una batalla. Cuando salió

verde -dijo inclinando la

con un l

-respondió con firmeza-. Q

titubeó, baj

señorita. Pero... puedo av

recerró

. Es u

n la empujó a moverse. Bajó las escaleras en silencio, recorriendo con la mirada la

guió un portón que daba hacia el jardín tras

orio Marchetti observaba el caos con el rostro cubierto por una máscara negra. Frente a

vinieron? -preguntó, la voz

ía de Nueva York revisó los cargamentos. Dijeron que busc

ró lentamen

les dio

o del muelle. Entonces, Vittorio dio un paso al fren

ien abrió la boca -dijo con voz fría-. Encuentren al r

hombres t

, s

Era una llamada desde la mansión

urre? -p

ado de la línea-. La señorita Valverde solicita

os segundos. Cuando habló, lo hi

lamadas. No s

-susurró la muje

no estaba en

-

aire frío con una mezcla de alivio y temor. Siguió el sendero de piedra hasta un

s pasos m

rr

l corazón le golpeaba el pecho. Había dejado atr

aria. ¡Estaba fuera! Corrió sin mirar atrás, sus pulmones ardiendo.

volvió a sonar en el oído de Vittorio

hilo de terror-. ¡La señorita Valverde escapó! Salió por l

tó una maldición grave que heló la sangre de sus homb

la furia en sus ojos. Quitándose la máscara, su rostro, ci

elocidad aterradora, se dirigió a su vehículo, tomando la ruta

OS DE

estación de autobuses. Se desplomó en el banco, intentando regular su respir

ruscamente a escasos metros. Las ventanillas tintadas bajaron, revelando el rostro que la perseguiría en sus

irar. Pero él era más rápido, infinitamente más letal. Salió

Ella gritó, forcejeando inútilmente, mientras él la arrastraba de vuelt

io se colocó a su lado, la agarró del cabell

bofetada resonó en el coche. Las lágrimas brotaron

ofetada la d

bor metálico de la sangre, luc

odio! ¡No pue

gesto cruel que no

ta. Vas a sufrir las conse

e cinta gruesa, que él sacó de la guantera con una eficiencia horr

ecue

sacó del coche sujetándola con una rudeza innecesaria, prácti

nzó contra la cama, donde finalmente le arrancó la cinta

erente ahora. No vas a hacer berrinches, ni vas a intentar estas tonterías otra vez. Te lo jur

de lucha. En un movimiento rápido, se levantó de la cama y, antes de que él pudiera re

ló en dos, soltando un grito gutural y desgar

. Pero justo cuando la abría, un hombre alto y fornido, con ojos pen

en el suelo gritando de dolor y a la pri

ahogada por el dolo

tenla! ¡Áta

ilizó y la ató a una silla, cumpliendo las órdenes de su jefe sin chistar. La rabia de Ar

sionera. Su lealtad era absoluta. Después de asegurar a Aria a

Su rostro, normalmente impasible, estaba pálido, surcado por venas hinc

uca, su voz g

a, Vittorio apenas se mantuvo en pie. Luca lo sostuvo firmemente y lo guio fuera de la

de cuero y desapareció momentáneamente, regresando con una bol

pasado un minuto, cuando la puerta principal se abrió de g

rajos pasó en el mu

or amigo de Vittorio, su socio más confiable en la cima de la mafia, y el único hombre que se atrevía a hablarle

ntó Carter, acercándose deprisa-. Pare

n gesto desdeño

ad

sa de hielo que su amigo sujetaba con desesperaci

ratando de enderezar

ró desprevenido. Escapó hace un rato, pe

arter soltó una carcajada que res

a muñequita?! Amigo, es

cayó a Vittorio com

gada de ira-. Es la hija de los Valverde,

risa de Carter se desvaneciera. Se puso s

ca no te va a devolver a Isabella. Ella ya está muerta. Y m

una fibra sensible, la herida abierta por la

ate! -

la lanzó a Anderson Carter con todas sus fuerzas. El impacto en l

ua fría corriendo por la mejilla, y miró a su

! ¡O vas a terminar t

cortada y los ojos fijos. La idea, dicha en voz alta, era una traición a la memoria de Isabella y una posibili

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