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Errores imperdonables, deudas impagas

Errores imperdonables, deudas impagas

Autor: Gavin
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Capítulo 1 

Palabras:2589    |    Actualizado en: 14/08/2025

ldés, un estudiante brillante pero caído en desgracia que trabajaba de cantinero, y lo convertí en un multimillonario d

su novia de toda

para abrochárselo a ella en el cuello para que todo el mundo lo viera. Esa misma noche, me rescató después de que me drogaran y casi me vio

ntras yacía sangrando en urgencias, la enfermera lo llamó para pedir su consentimi

via -dijo-. Lo que le pas

ue yo había construido desde l

isma el formulario de consentim

abía propuesto matrimonio un año atrás-

ítu

línea le informó a Elena Garza que sus padres se habían ido. Un conductor ebrio se habí

. El peso de Industrias Garza, la obra de la vida de su padre, se asentó so

as la arrastraron a un bar en el centro, un lugar con

Val

os en el Tec de Monterrey memorizándola desde el fondo de los salones de clase. Él era el becad

lsado. Los rumores volaron, pero el más persist

irviendo tragos, con

lla, su voz ape

rpadeó en sus ojos, seguido por

a -dijo, su

e la infancia, Sofía Corcuera. Unos tipos la habían acorralado y él había intervenido. No se arrepentía de haberla p

ora extinguido por las circunstancias. El viejo afecto, enterrado durant

rbellino interior-. Pagaré para que termines tu carrera. La universidad que quier

fijamente,

or

nversión -dijo e

algo para llenar el silencio resonante que sus padres había

ompañía. Rápidamente se desangró en algo más. Una conexión física tácita que llenaba las noches pero

s pasaron

ógico que, tal como había prometido, había cambiado el mundo. Había pagado su deuda cien veces, haciendo a Elena más rica

gando una deuda.

uera estab

s. Kael y Sofía en un viaje de fin de semana al Valle de Guadalupe. Él le prodigaba su tiempo y su

na socia de negocios. Tr

imple collar de diamantes estaba en juego. A Elena no le importaba la joya, p

nto, solo quedaba el

es -dijo Elena

cortó el air

ta mil

r con ojos grandes y anhelantes. Elena se congeló, con la paleta en la mano. Todos se giraron

oliendo sangr

o treint

La humillación era un calor físico que le su

el cuello de Sofía allí mismo, frente a todos,

e y devoto a ella de una manera tranquila e inquebrantable. Le había propuesto matrimonio un año después de l

teléfono-. ¿Tu o

, luego su voz

, Elena.

leno de trajes que ella había elegido, corbatas que ella le había anudado. Metódicamente, comenzó a empacar s

que estaría en una gala de tecnología ese fin de semana

e reía, con la cabeza echada hacia atrás. Kael la miraba con una expre

ró alguien cerca-. La mira como si

la notó. Su so

a estaba teñida de sorpresa, como si

lar -dijo ella,

upado -dijo él, s

su voz dulce como el almíbar-. Ele

o futuro -dijo Elena, mi

piró,

pudiera terminar, Sofía trope

ándose pesadamente en él-. C

l se centró en ella. Se agachó, sus

voz baja y tranquilizadora, la que usaba c

, pero no podía ver la pésima actuación que tenía delante. Sofía no estaba herida. Simplem

un accidente de equitación. El dolor había sido blanco, cegador. Es

ar, aunque sabía que Elena odiaba los mariscos. Le peló camarones a Sofía, sus dedos largos y hábiles t

go más fuerte de una licorera que un amigo le ofreció. El alcohol hizo

les de negocios de Kael, un hombre con una sonri

ita un poco de ai

asillo estaba benditamente silencioso. Pero él no

n la cabeza espesa y c

ranquilo -dijo él, su

ic detrás de ellos. Se dio cuenta de su error demasiado tarde. El vino no ha

ndo, tratando de l

ame

se

ciudad. Veamos cómo se siente cua

s. Logró presionar el número de Kael en su marcación rápida justo cuando el

grio. Luchó, pateando y arañando, pero la droga la estaba

rostro una máscara de furia helada. Apartó al hombre de ella y

ocarla en tu vi

lando. Él la tomó en brazos y la sacó, no a la suite que a veces usaban

ba haciendo delirar. Lo alcanzó, tirando de su camisa

abía estado tan concentrado, tan brillante. Había levantado la vista de sus ecuaciones y, por primera vez, la había v

la había mirado con o

or esto, Ele

uda. Ella pensó que era

él tenía una clase temprano. Le había besado la frente y se había ido, dejando la

lo tenía. Que sus noches juntos significaban algo

fía, mientras que para ella, solo había el brillo frío y obediente de una lámpara mantenida encendida por

to y progresivo. Ahora, finalme

ba h

na drogada,

-mur

el ceño,

yo. -Inten

iró la

N

fono sonó. Miró la

de Sofía se escuc

á rota, el agua está hirviendo y la p

cidez. Otra artimaña. Otro dr

ada drogada y vulnerable en su cama, y

na, un destello de algo -¿fastidio? ¿culpa

un clic, dejándola sola en la o

escalofriante. La había dejado. La había encontrado siendo ag

año, su cuerpo gritando en protesta. La habitación daba vueltas. Nec

ación rota. Sin pensar, lo recogió. Necesitaba dolor. U

e su antebrazo. El escozor fue agudo, inm

mó a Kael. Llamó a la única otra persona que

eléfono, su voz quebrá

mundo se v

ael, de dieciocho años y lleno de fuego, discutiendo un pu

mirando a Sofía, sus ojos llenos de un amor crudo y desesp

había sido. Su cuerpo, su tiempo, su éxito, todo er

n un solo pens

a saldada. Era

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