LA REBELDE PRISIONERA DEL CRUEL ALFA
ancio se apoderaba de cada fibra de mi cuerpo. Anhelaba sentarme
ndo de mantener la compostura,
l esté a punto de ocultarse
observé mis ma
o estar tropezando todo el tiempo
scamente, obligándo
de los pies -respondió, con un
ería lanzarme sobre él y golpea
é, intentando cambiar el
ó en sus labios-. Te va a encantar, e
lejos? -
yo haré que el tiempo pase vol
rar la creciente hambre que sentía. Después de un par de hora
esperando despertar a
ndo como si yo no le hubiera dicho nada. Se supone qu
ue se te ofreció -r
que yo iba a comerme la cabeza de aquel pobre animal. D
llada. Yo no era una mujer débil,
lo era una excusa para que te liber
a en el hueco de su cuello y respiré profund
nté, sorprendida por lo mu
o que habla
r un momento que estaba, apare
uego me mordí la lengua por decir algo ta
nuó caminando conmigo en br
e utilidad para tu hermano? -pregunté, queriendo sa
me miró a los oj
es de otro tiemp
en
cesito y al fin podré derrocar a mi hermano
o sin eso? -repliqué, desa
os brillando con una mezcl
, y gobernar con tantos enemigos a tu alrededor es tedioso. Vivirás siempre con el miedo
el ten
me. No seré de utilidad, y tarde o tempra
nrió con
quiera con vida después de engañarlo como l
frunciend
ecuestró, de la misma manera en que
le dijiste quiera tratarte bien -d
Tenía razón, aunque no quisiera acept
? -preguntó mientra
ible sapo -dije, intentando sonar amena
nido resonó en el
re, y quiero ir
y me qued
rder el tiem
ró más en el bosque. Yo miré de un lado a otro, lis
erías hacer d
pero no
vuelta
inmediato c
No me fío de ti, brujita -re
nte, frustrada. No
s? ¿Quieres ver todo? Eres un
e hombros, sin
de que no intentes esc
uenta de que debía ser más astuta si quería ganar su
poco de espacio. No puedo hacerlo si estás jus
opción. Subí un poco la falda del vestido y me agaché, allí frente a él, hice del baño. Nunca había sentido t
-pre
con la cabeza. Camin
cagar -dijo sin
manera tan desvergonzada? Claro, se me olvidaba que