LA REBELDE PRISIONERA DEL CRUEL ALFA
ndo era aterradora, yo no deseaba ayudar a ninguno de los dos bandos, aunque tamp
lugar -le dije. Él me miró, su expresión seria. -No morirá
o. Podía sentir los ojos invisibles observándonos, esperando el momento per
pregunté, tratando de
te protegeré -me di
cir algún comentario mordaz,
e tus hombres vengan a
o la cosa más estúpida del mundo.
los pasos de varias personas. Tal vez er
uevas -m
go, pero solo estaba allí alerta. De los árboles sali
dijo, pero su
ese enorme lobo negro y le gru
darte la bienvenida y decirte que en tus manos e
cho más confundida. Ahora estaba mucho más asustada, y no de la enor
y dejarme aquí
sus brazos me atraparon antes de terminar en el suelo. Lo miré y luego miré al cie
tre los brazos de Eirik.
-dijo una voz
ella, mirándome con una l
volver -
ó con la
e escojas bien el bando, porque si erras al hacer
as se estaban oscureciendo y est
ada del amuleto que busca
ó a mí y me m
r ti. Cuídate, Tiana, y lamento que este peso
emándome en una hoguera. Cerré los ojos con fu
ón. Yo lo abracé con fuerza. Mi respiración estaba entr
do? -me pregu
mo si cada célula de mi ser ansiara esa conexión. Quería fundirme con él, borrar de un plumazo todo lo que había sucedido momentos antes
s ojos, y esos ojos que eran azules ahora
lo empujé a un lado. Tenía que averiguar qué era realmente, y
n. Y tú deberías c
su ropa. Yo iba a huir, pero uno
que irnos
ano y me arrastró con él. Ahora no sabía
jar de pensar en las palabras de la mujer de blanco. ¿Cómo podía ser yo el
ar -le dije, tirando de
ligro. Tenemos que seguir movié
o-. ¡Tenemos que hablar ahora! -
su rostro serio y sus ojos osc
s que decirme, me lo
aron a moverse. Caminamos rápidamente por el bosque, todos en comp
ella, varios barcos anclados. Mi corazón empezó a latir con fuerza; iba a dejar e
le dije a Eirik,
de mí me gritaba que Eirik era el bando equivocado y que pronto me consumiría en sus llamas. Mientras me llevaba, el sonido de las olas rompiendo co