La Sorpresa del CEO Arrogante
s pensamientos. Había llegado a la conclusión de que no podía seguir huyendo. Había aceptado el hecho de que la relación que había comenzado como un simple acuerdo
deseo. Había dado un paso hacia lo desconocido, y aunque la sensación de incertidumbre la estab
o, como si el espacio mismo estuviera esperando algo, algo más allá de las conversaciones cotidianas y las máscaras que todos llevaban. Victoria había sentido ese mismo silencio antes, pero nunca tan f
ncontraron, todo cambió. Esa carga de tensión que había estado acumulándose durante todo el día se deshizo en un solo suspiro. Leonardo no
que todo lo que había sucedido hasta ahora era solo el comienzo
ero su voz sonaba apenas audible, como si la atmósfera estu
eía en sus ojos la misma mezcla de deseo y miedo que él mismo sentía. Leonardo nunca había sido de mostrar vulnerabilidad. Su vida siempre había sido u
paciencia detrás de ella, algo que le decía que estaba esperando una conversación má
con los de él, profundos y penetrantes, como si estuviera buscando algo en su alma. Ella no q
a segura de qué quería decir. De qué quería preguntarle. De qué quería sentir. El abism
raba era poca, pero se sentía como un océano. Cuando finalmente llegó junto a ella, la tomó suave
un susurro. -Y sé que no tienes todas las respuestas. Pero lo que qui
a verdad. Pero, al mismo tiempo, había una sombra del pasado que no podía dejar de acecharla. Las cicatrices que ella había acumulado durante años de lucha
no había querido admitir hasta ese momento. -No sé si puedo dejar ir todo lo que he constr
o por ella. Victoria se dio cuenta de que él la entendía de una manera que nadie más lo había hecho. Quizás por las
pido es que me des una oportunidad. Una oportunidad para demostrarte que no tienes que pe
ulnerabilidad que él le ofrecía, pero la otra parte luchaba ferozmente por mantener el control. ¿Y si se entregaba po
aso atrás para entender lo que realmente sentía. Pero la cercanía de Le
elijas entre lo que eres y lo que te ofrezco. Solo quiero que te des la oportunidad de v
stas, pero quizás, por primera vez, estaba dispuesta a dejar que las preguntas fluyeran sin miedo. Tal vez no po
mezcla de emoción y incerti
ena de vulnerabilidad. -Te daré una opo
o que trascendía el deseo o la necesidad. Era la sonrisa de alguien que sabía que había algo
él, apretando suavemente su mano. -Una o
de negocios, ni una mera atracción física. Ahora, lo que se tejía entre ellos era un lazo más complejo, una cone