La Sorpresa del CEO Arrogante
bía reunirse con Leonardo para otro evento de alto perfil, como tantas veces antes. El ritmo de su vida había cambiado por completo desde que había aceptado el acuerdo. Los días se s
s llevan por caminos que no planeamos". Aquello había sido ambiguo, pero ella no podía evitar pensar que él estaba insinuando algo más, algo más allá del trato comercial que ambos habían firmado. La idea de
ban a acumularse en su pecho. El vestido que había elegido para la ocasión era elegante, sofisticado, pero no deslumbrante. Ella no q
multitud que los rodeaba, Victoria se mantenía inmóvil, su sonrisa impecable, su postura elegante. A su lado, Leonardo permanecía serio, dista
rdo en voz baja, mientras caminaban hacia el p
ndo extraña en su boca. Sí, era parte del trato, pero no dejaba de sentirse como un
dijo ella, tratando de desviar su
toritario. Su mirada recorrió el salón y luego volvió a centrarse en ella, po
que todo lo que hacía tenía un propósito. Pero, en esos pocos segundos, sus ojos habían captado algo más: un atisbo de algo diferente,
gó su papel a la perfección: siempre sonriente, atenta, como si todo lo que sucediera a su alrededor fuera parte de una película que no la afecta
-dijo en un tono bajo, como si q
El peso de esas palabras no le pasó desapercibido, y a medida que se retiraban, Vi
s tacones y el vestido, dejando que el aire fresco de la noche llenara sus pulmones. Se sentó en el sillón, esperando a que Leonardo se uniera a ella. No quería pens
era una actitud común en él. Su porte estaba relajado, casi como si hubiese dejado la c
ó en silencio, a la espera de lo que viniera a continuación. -Hoy, nuestra imagen funcionó a la perfección, como siempre lo hace,
n su lugar. La tensión en el aire se hizo palpable. Victoria no estaba segura de si lo que él decía era un recono
ndo que la distancia entre lo que pensaba y lo
no alcanzaba a transmitir ternura, pero que sí mostraba un reconocimiento de lo que él sabía que suc
ió él, acercándose un poco más, sin perder su postura de control, pero con una cercanía que no había mostrado antes. -Y sé que no
voz que no esperaba. Una calidez que no correspondía con el hombre implacable y ca
ciendo. -dijo, pero sus palabras s
ndo la mirada fija en ella. Su tono se suavizó, pero la
omo un juego de apariencias, ya no lo es p
línea entre lo que era verdadero y lo que era falso, entre lo personal y lo profesional, ya no era tan clara. Lo que h
ar. Había algo en su corazón que le decía que esto ya no era solo un juego de apariencias. Y, aunque no quería
ara ir hacia la ventana. -Lo que estamos haciendo sigue
sta que no esperaba: un desafío silencioso, una invita
bía sucedido hasta ahora era parte de un acuerdo, algo dentr