La Sorpresa del CEO Arrogante
o dormir bien. Había pasado horas mirando al techo, reviviendo cada palabra de la conversación que tuvo con Leonardo. La idea de que todo esto fuera más que una fachada, de que las líneas entre
abía pronunciado no se las podía sacar de la cabeza. "Aunque esto comenzó como un juego de apariencias, ya no lo es para mí". El peso de esas palabras parecía pesar más con
do puramente profesional. Un acuerdo. Una relación fría y calculada, donde cada gesto, cada palabra, tenía un propósito. El deseo, las emociones... todo eso
taba cambiando. Algo que no podía controlar. Cuando salió del baño y se vistió con algo sencillo y cómodo, se miró en el espejo. Las palabras d
icina, donde la eficiencia y el control eran la norma. Sin embargo, cuando entró, lo primero que notó fue que la atmósfera no era la misma. Leonardo no e
e, como si estuviera preparand
vil vibró en su bolsillo, pero decidió no mirarlo. Algo en el ambiente le de
nque en el fondo sabía que había
nte. Sus ojos, normalmente fríos y calculadores, ahora parecían un poco más
che. -su voz era baja, cargada de al
rar de esta conversación, pero el tono de Leonardo le dio la sensación de que iba a ser al
cción. -Es cierto que esto comenzó como un acuerdo, pero siento que no podemos ignorar lo que está pasando entre nosotros
o lo hizo. En lugar de eso, se quedó en silencio, procesando lo que acababa de escuchar. ¿Estaba diciendo lo que pensaba que estaba
ndió, aunque la voz le tembló ligeramente. N
ue siempre la dejaba incómoda. Era más humana, casi v
nosotros. Sí, esto comenzó como un trato, un acuerdo de negocios, pero a medida que pasa el tiempo, veo que hay algo
rse, que debía mantenerse alejada de las emociones que empezaban a surgir entre ellos. Pero su mirada, sus p
, sus ojos no apartándose de los suyos. -Esto
isible que ella había respetado, ahora se había reducido. Leonardo se levantó lentamente de su silla y dio unos pasos hacia ella. Victoria, de a
entir el calor de su cuerpo, el peso de su mirada. Se quedó en silencio, pero no pudo evit
-dijo Leonardo, como si intentara calmar sus propios pensamie
tener las distancias, todo eso parecía desvanecerse cuando lo tenía tan cerca. Su corazón latía con f
s con esto? -preguntó ella, su voz t
ción era suave, pero sus ojos reflejab
o no nos está afectando. No sé a dónde nos llevará esto, pero
río de negocios estaba transformándose en algo mucho más complejo, más peligroso. Y, por primera v
esa. Pero también lo estaba la verdad más difícil de aceptar: estaba comen