La Sorpresa del CEO Arrogante
toria y a Leonardo atrapados en una especie de burbuja de incertidumbre. Cada uno en su espacio, pero al mismo tiempo, más conectados que nunca. Era como si, de
siquiera se había percatado de las llamadas sin respuesta en su teléfono. El recuerdo de anoche, de la mirada de Leonardo y su confesión, seguía dándole vueltas en la cabeza. Estaba atrapada en su propi
, pero dentro de ella todo estaba en silencio. Era como si el mundo estuviera esperando una respue
cina se abrió, y una voz famili
lar contigo
su mirada. Estaba más serio que nunca. Victoria lo miró, y por un momento, su respiración se aceleró al verlo. Sabía que n
tó de hacer sonar tranquilo, aunque sabí
sin sentarse. En cambio, permaneció de pie, observándola con
e suave, llevaba consigo un peso
so, y Victoria lo sabía. Lo que había ocurrido la noche anterior había cambiado el curso de las cosa
uería parecer demasiado vulnerable, pero tampoco podía seguir ocultando la verdad de lo que sentía. La pres
Había algo en su expresión que transmitía una mezcla de paciencia y
r completo sus ojos. -Pero, lo que sé es que ahora que hemos cruzado esa línea, no
estar tan convencido de que no había vuelta atrás? La respuesta era sencilla, y, al mismo tiempo, aterradora: él habí
os, pero las consecuencias de esa noche aún pesaban demasiado en su mente. Había algo en su interior que la empujaba a correr
s. -No quiero que todo lo que hemos hecho hasta ahora se derrumbe. Estoy acostumbrada a est
do cada palabra que ella había dicho. Finalmente, se acercó un paso más y
o. -Lo que está entre nosotros es real. Lo que necesitamos es encontrar una manera de vivir con ell
la incertidumbre la gobernara, pero el miedo a perder el control seguía presionándola. ¿Cómo podía ella seguir ad
te de la mano y la llevó hacia la ventana. La luz del sol entraba suavemente, iluminando la ciudad que se extendía frente a ellos.
una serenidad que contrastaba con la tormenta emocional en su interior. -Lo único qu
us hombros, pero las palabras de Leonardo empezaban a calar hondo. ¿Qué pasaría si se arriesgaba?
suavidad de su toque, en la sinceridad de su voz. Y por primera vez en mucho
futuro. Pero, tal vez,
ión y vulnerabilidad al mismo tiempo. -Pero necesito tiempo.
o pareció detenerse, como si el mundo se hubiera alineado de alguna manera. Ninguno de los dos tenía todas
cuchar. -dijo él, sus palabras
o por primera vez, no se sentía tan sola en la incertidumbr