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La Selección

Capítulo 8 .

Palabras:2162    |    Actualizado en: 30/09/2024

d había quedado atrás, y ahora me enfrentaba a la terrible experiencia de volar. Viajaría con otras tres chic

. Había puesto en práctica esa técnica otras veces, memorizando escalas y curiosidades. Al principio buscaba rostros amables, chicas con las que pudiera c

nica persona con la que trabajaba. Y al irse mis he

Aspe

amigos. Desde el momento en que fui con

cogiendo a otra

soportar llorar delante de las otras chicas. Me d

y ahora no quedaba nada familiar en ella. Un nuevo hogar, una nueva casta, una nueva vida. Y tod

Supuse que todas se sentirían pletóricas. Y al menos tenía que disimular

o a todo lo que dejaba atrás, decidí que haría exactamente eso: dejarlo atrás. El palacio sería mi santuario. No volvería a pensar n

aca

s, A

los míos atravesaron las puertas con sus asistentes, que les llevaban las bolsas. Ambas sonreían

promesa. Respiré hondo y me p

é, animada-. Y

La reconocí inmediatamente como Marlee Tames, de Kent. Una Cuatro. No hizo caso

! -d

de que considerara a todas aquellas chicas enemigas, y su pensamiento agresivo había ido penetrando en mi mente. Así que ahí estaba, esperando co

rlee. Esta

pero mucho más claro que el de Marlee, y unos ojos azules de aspecto delicado q

no y sonrió, pero eso fue todo. Yo no estaba segura de si era porque era tímida o porque ya esta

ra sido pelirroja de nacimiento. Te da mucha vida. He

vaba, Marlee hablaba con tal desp

uy mal humor a veces, pero mi hermana también es

calma. A Marlee le gustaban las películas, y a mí también, aunque raramente tenía ocasión de ir al cine. Hablamos de

ero nada más. Si le hacíamos alguna pregunta directa, d

ente hablamos más de media hora, el tiempo se nos pasó volando. No habríamos dejado de hablar de no haber sido por el claro sonido de unos taco

da de rojo para que hiciera juego con su pintalabios. Contoneaba las caderas al andar, y sus tacon

entrada. Había estudiado su entrada para intimidarnos. Y funcion

una Dos, no me preocupaba. Ella suponía que luchábamos por el mismo

e, intentando mostrarse amistosa, pese a aquella puesta en

os vamos?

in el más mínimo miedo-. Te

dio un repaso con la mirada. Lo

e mí. No pude evitarlo -dijo, mostrando una gran sonrisa

odeada de chicas c

momento, por una puerta a nuest

atro chicas seleccionada

spondió Celeste

o, se le veía en los ojos. Vay

una breve pausa

eren seguir, las llevaremos

duró unas horas. Nos ofrecieron películas y comida, pero lo único que yo quería era mirar

egable y ya estaba escribiendo cartas sobre su aventura. Bien pensado, lo de llevar papel. Estaba segura

usurró Marlee, indicando

a parte delantera del pequeño avión-. Desde el primer momento, ha si

r al final, pero no derrotando a las demás. Simplemente has de ser tú

lo quedó

a alguien. Es de lo más amable. Y también guapa -asentí, y Marlee baj

s ojos y men

s una hora y ya estoy de

la boca para

y agresiva. Y eso que aún no hemos visto s

-. Las chicas así se eliminan

rlee, con un suspiro

Qu

ieran una idea de lo que se siente cuando

ngo que nuestra situación era similar. Si no eras una Dos o una Tres, lo único

lo suyo, pero Ashley y tú habéis sido muy amables. A lo mejor al final

enía motivo para rechazar a Marlee ni para ser maleducada

ión y la terminal flanqueadas por unos guardias. Pero cuando se abrieron las

ada de postes y una cuerda a juego. Por la alfombra, a intervalos regulares, había guardias que echaban nerviosas miradas

era la respuesta correcta, no la de encogerse. Y como las cámaras estaban ahí para ca

te que tendríamos máscerca, y todos estaban impaci

as sería algú

n mi nombre. Estaba atónita. Allí ya había gente -gente que no era ni de mi casta ni de mi provincia- que esperaba q

oce años. En las manos llevaba un cartel que decía: «¡Las pelirrojas molan!». Yo sabía que era

llá alguien deseaba darme la mano, y así fue todo el camino; también tuve que

mente, es probable que me hubiera entretenido aún más si no fuera porque estaba a punto de llegar

a adaptado a algo que tanto me asustaba solo un momento antes. Había superado las despedidas, había conocido a las primeras

y me imaginé a mi familia viendo por televisión mi

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