La Selección

trarme valiente porque tenía a Marlee al lado, y a ella le caía bien. Pero allí

eltas al tenedor con gesto amenazador. Y Ashley, siempre tan elegante, no dejó de hacer m

que le gustaba a la gente. ¿Y qué? Allí dentro aquello no tenía

e mamá se había esmerado todo lo posible, pero no tenía nada que ver con aquel, tan jugoso, tan tierno, tan sabroso. Me daban ganas de preguntarle a alguien si no era el mejor

misma grabación que decía que era una de las favo

de comer. Si aquello era comida, ¿qué era lo que me había estado metiendo en la boca hasta entonces? Pen

as hubieran acabado, y luego teníamos órden

axon, y todas querréis dar vuestra mejor imagen -recordó

hicas suspirar

el momento de quitarme los míos. Y aquel vestido. Tenía una muda mía de verdad en la

las chicas se dirigían a sus habi

tás

s me miraban mal durante la cena -dij

le has gustado mucho a la gente -re

la gente. He visto los carteles. ¿

as, ¿verdad? -me preguntó, con una sonrisa píc

o con mis herm

ucaron

S

n conocer a la persona, en pensar qué es lo que le molestará más. Muchas de las chicas me hacen cumplidos ambiguos, o pequeñas observaciones, cosas así

eño. ¿Lo ha

te ven reservad

isteriosa -l

omo confianza en ti misma o como miedo. Te miran todo el rato como si f

ndo, si de algún modo estaba recordándoles a las otras sus propias insegur

a cuando no consigue fastidiarte que acaba hundiéndose. Así que no te preocupes -d

me a

poró en el silencio del pasillo-. ¿Te puedes creer que vayamos a conocerle p

n real

sma que deambulara por el palacio

mañana -dijo, y estaba

de que el príncipe Maxon estará más que conten

excitación y timidez a la

erta, y le oí dar órdenes a su doncella, refunfuñand

avarme y desvestirme. Mi camisón, una prenda verde, ligera y vaporosa,

o relajante, pero yo no veía el momento de que se fueran. No podía meterles prisa mientras me lavaban las manos, me desabrochaban el vestido y prendían el broche c

mucho. Sí, la cena había sido estupenda. No, no conocería

r pasar un rato sola -añadí, tras aquella últim

cionadas. Inte

toy acostumbrada a pasar tiempo sola. Y hoy he

e tenemos que ayudarla. Es nuest

star al tanto de todo, Mary era de muy bu

a. Pero esta noche necesito desconectar. Si queréis serme útiles, me iría muy bien disponer de un tiemp

aron e

ngo que sí -

si necesita algo -dijo Lucy, nerviosa, como si tuviera miedo de mis decisiones.

Estaré bien. Además, no podría descan

épticas. Sabía que había un modo de acabar

s que obedecer todas

on, espe

os vayáis a la cama. Y que vengáis

ba claro que empe

Singer. Ha

ne me echó una última mirada. Supongo que no era exacta

la bolsa, lo cual no llevó mucho tiempo. Al mismo tiempo eché un vistazo a los vestidos. Solo había unos cuantos, pero bastarían para vestirme durante una semana más

. Tenía una cajita de abalorios personales -pendientes, cintas y diademas que me encantaban-. Es probable que en aquel entorno quedaran increíblemente sencillos, pero eran tan persona

ecinto cuidado hasta el mínimo detalle se abría un pequeño campo abierto y, más allá, un bosque enorme que se extendía hasta tan lejos que no podía saber siquiera si quedaba completam

escuchando cómo la moneda se deslizaba por los bordes del cristal. ¿Por qué

to estaba ahora fuera de mi alcance- me llenó los ojos de lágrimas. Aquello, sumado a toda la tensión y la excitaci

ábanas y me quedé mirando mi frasquito. Me pe

ilia, trasladarse a un lugar extraño, separarse de la persona a la que amas... T

s de irme. Lo único que pude deducir era que sería algo que

ista en e

e había soltado una enorme reprimenda la noc

no, eso ya lo había visto cla

pasado página? ¿

ranza resultaba dolorosa. Y con la esperanza llegó la nostalgia, y el deseo de que May se colara en mi cama, como a veces hacía. Y luego el miedo de que las otras chicas quisieran echarme, que pudieran seguir intentando empequeñecerme. Y luego los nervios al presentarme ante todo el

en pie de un salto y salí al balcón a la carrera. Estaba tan nerviosa que tardé un momento en abrir el seguro, pero por fin

el palacio, con vigilantes en los puestos de guardia. Necesitaba salir del palacio, y nadie iba a ayudarme a conseguirlo. L

, sin fijarme en los elaborados tapices ni en los ribetes dorados. Apenas vi a los guardias. No sabía orientarme por el castillo, pero sabía que, si

isar el mármol con mis pies descalzos. Había más guardias por el

s puertas, y, cuando intenté correr hacia ellos, uno se interpuso en mi

jo, con autoridad. Aunque no hablaba alto, daba la impresión

alir -se me trababa la le

olver a su habita

undo guardia, co

do. Tenía la sensación d

? -respondió, observando mi broche-

guardia, que se me echaba encima para apartarme. Su bastón cayó

olt

hacia un lado, y lo vi. Ahí estaba el príncipe Maxon. Tenía un aspecto algo raro, visto desd

rimer guardia, azorado. Se metería en graves problemas

las p

.., al

ertas y dejad

er guardia se puso manos a

adura. El príncipe me observó con preocupación mientras intentaba mantenerme en pie. Y luego me llegó el dulce olor del aire f

no me importaba si mi aspect

parecían más lujosas en aquel lugar. Quería llegar hasta los árboles, pero las piernas no me llevaron tan lejos. Me vine abajo frente a un

cieron reaccionar. ¿Cómo había llegado hasta allí? ¿Cómo había permitido que sucediera aquello? ¿Qué sería

mí ni en l

ue no me di cuenta de que no me encontra

bien,

mirándole fijamente. Mi mirada

o? -preguntó, realmente confundido por mi respuesta. Supongo que es

egura de que el efecto quedó algo matiza

. ¿Quieres? -preguntó, a

e puedes querer a las otras treinta y cuatro e

verborrea descontrolada. Al parecer solo estaba... m

mente cómodo mientras me rodeaba. Mi demostración de coraje se vino un p

suficiente amenaza, su actitud sí lo era. Debía de tener una gran experien

s importantes para mí. Solo se trata de

d has dich

eó la

erdóname. Es produ

levantando los ojos

isc

rité, recuperando

lo que es

ido a nadie? ¿Así es como quieres escoger esposa? ¿De verd

co, de modo que yo no tuviera que torcer el cuello.

el mundo en el que vivo estoy muy limitado. No tengo ocasión de conocer a muchas mujeres. Las que conozco son h

do y soltó una risita. A mí no me

s, no he tenido ocasió

bra salió de mis labios deseé haberme mordido la l

stante suerte -dijo, co

nía yo que pudiera envidiar el príncipe de I

e toda Illéa pueda querer, alguien que pueda ser mi compañera y que me acompañe cuando reciba a los líderes de otros países

os parecía poco más que un concurso de la tele era para él su única ocasión d

Estaba desesperado, y a la vez esperanzado. Sentí qu

o es una jaula? -en sus ojos

serena. Y ensegu

se

jaulado más de una vez. Pero tienes q

reinta y cuatro hombres, todos luchando por

ntó las

mí? ¿No sabéis todas que soy yo

han por ti; otras luchan por la corona. Y todas creen s

. Me temo que hay gente que no

e con eso -r

ando que dijera algo. Él fijó la mirada en un punto indefinido del césped, con expresión preocupad

por qué

, yo estoy a

r er

ora... estoy aquí. Y no voy a luchar. Mi plan es

bló en dos de la risa y se dio una palmada en la r

eres? -

erd

os? ¿Un

no se

a C

er una buena motivación para quedarse -volvió a reírs

amo Am

todo aquello le divertía-. America, querida, espero que encuentres algo en esta jaula por lo que valga

ad. Quizá fuera que me impresionaba la situación, o que aún estaba algo temblorosa tras mi crisis de ll

el jardín. Así podrás salir por las noches sin tener que ir d

tad me sonaba de maravilla, pero quería de

a de ti -dije, apartand

desprevenido, y p

o de

rque no me gustara aquel tipo

s a entra

oltando aire y m

tar sola. Habrá un guardia ju

abeza. ¿Cuántas veces me había dirigido a

favor? -dijo, cogiéndome la mano

ndo, sin saber m

ui

ó a s

ceros hasta mañana, y no quiero que nadie se moleste. Aunque no creo que

fui yo qu

-respiré hond

llevó a los labios. Tras besarla, la posó

, atónita por un momento. Luego me giré y vi que Maxon se