La Selección
había mentido en la mitad de las cosas de mi solicitud, seguida de un guardia de palacio que repasaba las medidas de seguridad con los soldados que nos destinaron y q
alguna cosa. De entre las visitas que tuvimos, mi favorito fue un hombre con una perilla que vino a tomarme medidas para el vestuario. Yo no estab
normativa oficial conmigo. Era increíblemente flaco, tenía el cabello negro y graso peinado hacia atrás y no paraba de sudar. Al e
nos en la cocina, si l
ente con un pañu
en. Pero creo que deberían pedirl
que decirnos que
ella, triste por q
u pintura. Esta última semana has
er
-me ofrecí, al ver las lágr
, donde nadie nos podía oír, la c
rré-. Te lo contaré todo
dando saltitos de alegría como era habitual en ella. Se limitó
a hablar. El hombre colocó un montón de papeles y una pluma junto a otra c
s cosas que tenemos que tratar y que quizá
uzamos una m
de ahora tiene la obligación de cuidar su cuerpo. Traigo varios informes para que los firme mientras la voy informando. Debo dec
pondí, r
ue no siempre ha tenido acceso a la nutrición necesaria. Debe tomarse una de estas al día
preso que tuve que firmar a modo de recibo. Tuve que conten
reocuparse. Parece que está usted en perfecto estado de salu
oción. Me ha costado u
ero de noche, cuando estaba tranquila, pensaba en Aspen. En aquellos momentos no podía ev
go para ayudarla a dormir esta misma noche, s
, y
o, cariño, pero pareces agotada. Po
Bueno, sé que es algo personal, pero tengo que hablar del tema con todas las participantes, as
Así que ese era el motivo por e
ice en
ado a alguien para eso. Al menos p
o lo es, tenemos que
con mi madr
ñor. No soy tonta.
r favor. Si se des
ica nunca ha tenido siqu
esperando así po
ue firme este impreso para
ritorio había quedado prácticamente reducido a escombros, pero tantas normas empezaban a sofocarme, como si fueran cadena
ante sencillas, y no deberían suponerle ningún esf
ón de documentos y establec
ré -mu
te. Ni siquiera el rey o la reina pueden despedirla. Ellos pueden decirle al príncipe que no
para la Selección. Puede
ñ
ada. La idea de estar lejos
se espera que se muestre decidido, y alargar la Selección no le daría buena imagen. Pero si decidier
porque mamá alargó la mano y cogió la mía.
a sus encuentros a solas si lo desea. Si se encuentra en un evento social y él est
as. Si se descubre que le ha puesto la mano encima a otra participante, que le ha provocado alguna tensión, que le ha robado algo
do notas de amor a otra persona del exterior o manteniendo una relación con alguna o
a gran tontería, pero a mí era la ún
nales, recibirá el castigo correspondiente a la ofensa. Su
e no se le proporcione en palacio. Esa es una
pero siempre con aviso previo, puede haber cámaras o fotógrafos en palacio, y usted se
e, si tuviera que abandonar el palacio, nuestros ayudantes la ayudarán a encarrilar su vida tras la Selección. Su ayudante personal l
vez que alcance ese estatus, tendrá que aprender el funcionamiento interno de la vida y de las obli
omento, es us
xclamamos mamá
Cuatros o inferiores suelen tener dificultades. Ahora es usted una Tres, pero el resto de los miembros de su familia sigue
ero la palabra apen
ertirá en la princesa de Illéa, con lo que adquiriría todos los d
andilocuente que sonara, e
e que ha oído todas las normas oficiales, y usted, señora Singer,
estaba segura de que, aunque me echaran al día siguiente, aquel talón nos proporcionaría suficiente din
tuviera que escoger una de las profesiones propias de una Tres..., quiz
el té. Ya solo tendría que encontrarme con un funcionario más antes de mi partida, y sería mi asistente personal, la
á accedió, ya que ella quería empezar a preparar la cena. A mí
orma, pero haría bien en tenerlo en cuenta: cuando se le invite a hacer algo con el príncipe Maxon,
isc
certificar mi pureza estaba sugiriéndome que d
viene rechazar al príncipe bajo ninguna cir
baban en la calle, convertidos en Ochos; si te descubrían, fuera porque alguien se chivara o por el propio embarazo, te condenaban a la cárcel. Solo con que alguien sospechara, podías pasarte unas noches en e
ría si infringía la ley de Illéa? Yo no estaba por encima de la ley; eso es lo que había dic
s para ti -anunció
tenía ninguna prisa por responder. Si era otra pe
squina. Y allí estaba Aspen, c
ó, con un tono comedi
-repuse, ap
desearte buena suerte -se acercó y me dio l
ntos! -exc
vidado de que es
una voz tan neutra como la suya-. Haciendo las maletas he de
Como norma general, los Seises no rechaz
por la nari
e había deseado aquello: que Aspen se presentara en la puerta de casa y e
o y me quedé en el umbral.
hecho las male
oco encontrar lo que buscaba
a, poniendo las cosas en
udé, por
ar nada de toda es
de ahora me
, v
epcionadas
eron tu cara en la tele, toda la casa se volvió una fies
empre se ha portado e
encio, mientras mi habitaci
tabas absoluta
ba guapa. No era justo. No desp
r ti -s
Có
ibas a declararte muy pro
lencio un momento, b
nteado, pero aho
a. ¿Por qué no
el cuello
a espe
l q
a qué podía es
So
entraban en el Sorteo. Se escogía un nuevo reemplazo por sorteo dos veces al año, de modo que todos los reclutas llegaran como m
Supongo que ambos esperábamos que, si no pensábamos en
do es que se pasaba auto
ra de tu provincia. Suponían que los soldados se volverían más indulgentes rodeados de los conocidos, tratando con ellos. Podías acabar en palacio o en el
n al resultado. Si te tocaba, en el mejor de los casos suponía separa
ería hacerte
enti
, intentando c
¿y qué t
cuando me echen. Unas
mentos. Todo lo que quiera lo tendré allí
había traído, colocadas sobre el escritorio, presentaban un gran colorido en comparación con mis cosas, to
mucho -
emasiado para ser feli
ró los
merica. Hice
e quisiera. Y luego me convenciste para que me presentara a este maldito c
de golpe y
Qu
te decirle que
queado, furioso.
si decide no casarse
S
nsamente unas cuantas veces-. Pero si te elig
masiado. Le di
-. ¡Le odio! ¡Yo te quería a ti! ¡Quería estar co
ero no me importaba. Ya me había hecho
-dijo, y se di
No te h
no tienes
el camino ha
trevas a dar un paso m
or fin me pre
na Uno -si no hubiera sido por sus ojos, habría
Saqué todo el dinero que había ganado yo sol
no voy a a
y tú sí. Si alguna vez me has querido lo más mínimo, lo ac
interior se apagaba
al
e lo vacié en la mano. Un céntimo rebelde que debía de estar pegajoso se que
céntimos, él tampoco tendría nada mío. Sentí que, de pronto, afloraba el dolor. Lo
Se metió los billetes y los céntimos
Me esperaba grandes sollozos desespe
n el estante, pero volví a
l eco en el interior de mi pecho. Sabía que, para bien o para mal, no me habría librado del todo de
a de aquellas estúpidas píldoras. Me dormí con ella