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Amo de la perversión

Capítulo 10 Opciones

Palabras:1375    |    Actualizado en: 07/12/2023

or supuesto, no esperaba menos de esta santurrona. Es la respues

tienes suficientes problemas como para sumar uno nuevo. Además, ¿qué nuevas experiencias puede aportarte una

dos blancos y perfectos alrededor de mi pulgar. Fijo la mirada sobre la suya y, debo admitir, que esos preciosos ojos violetas acaban de lanzar un hechizo poderoso sobre mí. ¿Qué carajos? ¿Por

ra vez que alguien consigue desconcertarme. Mantengo la mirada puesta sobre ella, no hablo, no me

o esto, ¿me

iero, ¿cierto? Que se vaya y deje

con una

ar su desconcierto. ¿Qué pensaba? ¿Qué iba a ponerle las cosas

…? ¿

curro a métodos específicos y efectivos para lograr que se relaje y colabore de buenas ganas. No hay mujer que pueda resistirse a mis caricias y a mis técnicas de conquistas, por muy difícil que esta

su cuerpo se sacude de pies la cabeza

l pie de su oreja, mientras hundo el dedo en su boca―. Si aprec

levo la mano hasta el moño apretado que está sobre su cabeza y me deshago de él para dejarlo caer con libertad. Admiro con deleite los hermosos mechones castaños bañados con reflejos dorados que se extienden como cascadas sobre su torso has

s caderas contra su pelvis, para que sienta lo duro que me ha puesto y la hago aullar como loba a l

o Cri

A

gusto por encima de la tela de la ropa. Empujo y hago contacto con su dulce divinidad, provocando con el gesto, que su cuerpo se arquee y entierre sus dientes alrededor de mi pulgar

me encargue de ti ―susurro sobre sus labio

aravillosos pechos que están hechos para degustarlos a placer. Ni siquiera ese sujetador de algodón barato que lleva puesto, digno para una adolescente, es capaz de matarme la libido. Sigo tan duro como un fier

rmo

or sus hombros y la acumulo alrededor de su pequeña cintura. Trago grueso. Observ

¡

nta cubrir sus pechos con las manos, al d

cualquier cosa para que te dejara ir ―menciono con cierto tono de enfado―. Así que solo te queda una opción ―sonrío con suspicacia, antes de bajarla de mis caderas, ponerla en el piso y retroceder un par

darropa de Victoria para buscar la ropa que deberá usar. Por supuesto,

obligarme a

y la miro por enc

uesto qu

as que debe ponerse. Inclina a mirada y queda

es que me

me observa con desconcierto e incredulidad. Enc

Me siento y, con actitud relajada y cómoda, cruzo una pierna sobre la otra y ma

ue su mandíbula acaba de golpearse contra el piso. O

o te prometo que lo haré en tu lug

eda mirando por largo

a exponerse desnuda? No sé por qué, pero su respuesta

Mi polla es la primera en ponerse de pie y cele

por encima de la tela de mi pantalón―. Quítate la

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1 Capítulo 1 Prólogo 2 Capítulo 2 Más que amigas3 Capítulo 3 Carne fresca4 Capítulo 4 Lucha de titanes5 Capítulo 5 Premonición6 Capítulo 6 Advertencia7 Capítulo 7 Soy tu dueño8 Capítulo 8 Una lección que nunca olvidará9 Capítulo 9 Manos a la obra10 Capítulo 10 Opciones11 Capítulo 11 Interrupción inesperada12 Capítulo 12 La promesa de un perverso13 Capítulo 13 Mi propio demonio14 Capítulo 14 El reemplazo15 Capítulo 15 Debilidad16 Capítulo 16 El verdadero demonio17 Capítulo 17 Necesidad18 Capítulo 18 Más de lo que había imaginado19 Capítulo 19 Miedo20 Capítulo 20 Mi objetivo21 Capítulo 21 Cuentas pendientes22 Capítulo 22 Poniendo la basura en su lugar23 Capítulo 23 Confesiones24 Capítulo 24 A capa y espada25 Capítulo 25 Suspicacia26 Capítulo 26 El primero27 Capítulo 27 Entre ceja y ceja28 Capítulo 28 El siervo de Dios29 Capítulo 29 Indigna30 Capítulo 30 Con las manos en la masa31 Capítulo 31 La confesión32 Capítulo 32 Mi adversario33 Capítulo 33 Un enemigo en común34 Capítulo 34 Planes concebidos35 Capítulo 35 Aberración36 Capítulo 36 Un hombre, ¿bueno y correcto 37 Capítulo 37 Peligrosa tentación38 Capítulo 38 Una cuestión de principios39 Capítulo 39 Mala semilla40 Capítulo 40 Por las buenas o por las malas41 Capítulo 41 Secreto oculto42 Capítulo 42 Declaración de amor43 Capítulo 43 Una visita sorpresiva44 Capítulo 44 Un hombre sin corazón45 Capítulo 45 En plan acosador46 Capítulo 46 Peligro inminente47 Capítulo 47 La más cruenta de las venganzas48 Capítulo 48 Las fauces del lobo49 Capítulo 49 La mejor experiencia de su vida50 Capítulo 50 Libre albedrío51 Capítulo 51 La otra mujer52 Capítulo 52 Pan comido53 Capítulo 53 El hazmerreír54 Capítulo 54 Su decisión55 Capítulo 55 Otra batalla perdida56 Capítulo 56 Derrotado57 Capítulo 57 Búsqueda frenética58 Capítulo 58 Ajuste de cuentas59 Capítulo 59 A tres metros bajo tierra60 Capítulo 60 Un sentimiento inexplicable61 Capítulo 61 Directo al país de los sueños62 Capítulo 62 Un demonio con sotana63 Capítulo 63 Maleficio vudú64 Capítulo 64 Bruja hechicera65 Capítulo 65 Una extraña e inquietante pesadilla66 Capítulo 66 La solución a todos mis problemas67 Capítulo 67 La decisión68 Capítulo 68 Deseo concedido69 Capítulo 69 Un demonio vestido de ángel70 Capítulo 70 En la palma de su mano71 Capítulo 71 Devoción72 Capítulo 72 El dueño de mi corazón73 Capítulo 73 Lanzándome a una piscina sin fondo74 Capítulo 74 El camino correcto75 Capítulo 75 Nuestra primera aventura76 Capítulo 76 Mi próximo ataque77 Capítulo 77 ¿Quién es esta mujer 78 Capítulo 78 Su perversión79 Capítulo 79 Escape80 Capítulo 80 Sentimientos encontrados81 Capítulo 81 Malestar82 Capítulo 82 El pretendiente83 Capítulo 83 Desde que apareció en mi vida84 Capítulo 84 El discípulo85 Capítulo 85 Confesión inesperada86 Capítulo 86 La prohibición87 Capítulo 87 Huesos polvorientos88 Capítulo 88 Crisis89 Capítulo 89 Un único propósito90 Capítulo 90 Ilusiones robadas91 Capítulo 91 El atentado92 Capítulo 92 Semilla maligna93 Capítulo 93 Un acto de cobardía94 Capítulo 94 Cenizas95 Capítulo 95 Noticias devastadoras96 Capítulo 96 Un hogar feliz y maravilloso97 Capítulo 97 Mi única esperanza98 Capítulo 98 Mi último aliento99 Capítulo 99 Ama de la seducción (Libro 2) Prólogo 100 Capítulo 100 Ama de la seducción (Libro 2) Isabella De Luca