Amo de la perversión
nas decidió faltar a sus labores. Sin embargo, una jugada maestra de mi parte y, con la eficie
emo que tendré que evaluar con más rigurosidad el desempeño de mi equipo de seguridad. No admito fall
bia. ¿Qué le sucede? ¿Acaso es ciega? ¡Esto era lo que me falta
ta? ¡Juro que van a rodar cabezas! Espero que no sea una de esas fanáticas moralistas que no detienen su lucha incansable para destruirme y sacarme del medio. ¿Estará buscando infor
la peor inversión en espermatozoides que he visto en toda mi vida. Es simple, mal vestida e insignificante. Y, lo peor de todo, es que tiembla como una maldita gelatina
oma y, al mismo tiempo, darle una buena lección a es
de div
ue tengo distorsionada la visión de larga distancia, porque esta chica es una preciosura. Sin embargo,
.? ¿Quién
brazos. Sorpresivamente, el gemido que escapa de su boca tensa mi polla como desde hace mucho no me suce
o nuevamente me veo sorprendido por el delicioso aroma de su esencia natural. No llevo puesto perfume,
y el único que tiene derecho a estrenar tu
ra ella. Yo no la invité a venir, así que se aguanta. Esta es mi casa y en ella hago lo que me venga en
te imagina
detrás de su oreja e inhalo profundo. Jo-der. Huele a melocot
yo
y sexi tono de voz? Juro por Dios que s
de la risa debido a lo pálido que se ve su rostro―. ¿Pretendes correr a mis clientes? ―chasqueo mi lengua―. Lo siento, pero n
y, está e
edios, sin embargo, su fuerza no se compara a la mía. Cualquier intento que haga para escaparse de mí, es un esfuerzo perdido para su causa. Sopeso mis opciones y decido, en cuestión de segundos, hacia dónde llevarla para com
Al instante recuerdo que el camerino de Victoria estará desocupado el tiempo suficiente para qu
l se ha puesto tan fría como un témpano de hielo―. Te
arcajada con lo absurdo del asunto, porque, juro por Dios, que si la imagino desde una perspectiva se
ón la haga cagarse del miedo―. Ya conoces cuál es el castigo para aquellas que deciden pasarse las reglas por el culo ―le indico mientras abro la puerta
ocador y manda a volar hacia el piso todo lo que hay encima. Las lágrimas comienza
igarme a hacer
vo divertido. ¿Qué no puedo?
s cerrados e hinchados. Se mueve con dificultad toqueteando con sus manos todo lo que está a su
enos y provocativos como una fresa roja y jugosa. Su rostro es poco común y fascinante, me atrevería a decir que es una de las chicas más hermosas que he visto en toda mi vida. Es una lástima que su belleza s
ención cuando les doy una orden ―sigo presionándola sin piedad―. Es de mala edu
paralizada, hasta que separa sus labios y me da acceso a su interior. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuerpo, subo una de mis manos y tiro de su cabello para conseguir un ángulo mej