Amo de la perversión
hel, te aseguro que esta noch
pero la principal razón por la que lo hago es porque vamos a celebrar mi cumpleaños en un club nocturno de la ciudad. Se le ha metido en la cabeza que tal celebración debe ser un hecho trascendental y apoteósico. En lo particular, prefe
bocadillos, rentar películas y cuando nuestros párpados se caigan debido al cansancio ―estoy hablando tan rápido que me quedo sin res
cometido. De un momento a otro, deja de apuntar el secador hacia mi cabello para disparar aire caliente hacia cualquier dirección. Me mira a los
especial para ti y no pienso desistir a última hora ―cruza los brazos sobre su pecho, me lanza una mirada recriminatoria que me hace sentir avergonzada por
y dulce que puede derretir las capas de hielo del Polo Norte. Me gustaría
on la cabeza―. No q
, se sienta al b
nsiva―, eres la chica más dulce, inocente, bondadosa y
onal de, esfuérzate y hazlo. Me preparo para recibir el gran chaparrón que se me viene encima, conozco a mi amiga y sé lo inten
bien mintiéndole a mis padres ―inhalo
el dorso de sus dedos. Ella es mi mejor a
do de tu vida ―no es la primera vez que me lo dice―, no permites que ningún chico
as se llen
y tú, siem
hablar al respecto. No estoy acostumbrada a hab
que no es a ese tipo de
de su mano en su mejilla derecha para obligarme a que la mire a
ica religiosa cuyo único propósito en esta vida, es seguir, al pie de la let
Graham es un hombre bueno cuya misi
él ―le explico―. E
los
uiero habar en este m
o en a
que dice ese tipo que no hace más que manipularlos a su antojo. ¿No te das cuenta de que fue él, el que los puso en mi contra? ―menciona con enojo―. Desde que ese supuesto reverendo me vio contigo,
con resi
reencias, pero no significa
e en a
que no entiendo su punto de vista―. Ese padre es mala semilla, no sé
o div
xagerand
go ri
ualquier expresión terrenal como un acto de blasfemia y me mira
con t
conozco que en ocasiones se extralimitan, aunque lo hagan para proteg
compr
ti, eres su única hija y te aman como los padres buenos y amorosos deben hacerlo, pero tienes que darte cuenta de que se trata de tu vida y que tú misma debes tomar tus propias decisiones ―entiende su brazo y me toca con su dedo a punta de mi nariz―. Date la oportunidad de
trictos. Mis padres son bastante ortodoxos y siempre se han preocupado para que mi comportamiento sea ejemplar y se apegue a lo que ambos consideraban como correcto, según su propia filosofía. No quiero defraudarlos y, si descub
endo contradecirlos, porque los decepcionaría si termino haciendo algo que los lastime ―le aclaro en un hilo de voz. Respiro profundo, no puedo evitar que algunas lágrimas escapen de mis ojos―. No quiero hacerte daño, sé lo importante que es esto para ti, pero tienes que comprender que no soy capaz de hacerlo ―niego con l
isar a simple vista, lo acuosos q
ágrimas con disimulo―. ¿Qué te parece si vamos a comer en algún restaurante de la ciudad? Conozco un lugar fantástico en el que venden la mejor comida del mundo ―sugiere emocionada y, me satisface ver, que no hay ninguna señal de molestia o incomodidad en su rostro por haberla hecho cambiar de opinión―.
a estrecharla en un fuerte y gran abrazo. Adoro a mi qu
, eres la mejor
os a carcajadas y damos saltitos de
los escojan ―expresa con frustración―. Es el único interés que tienen en la vida, porque es lo único que conocen y lo único que conocerán el resto de sus vidas ―asiento en acuerdo, lo que la hace sonreír orgullosa y satisfecha―. Pediremos un taxi, tengo toda la intención de emborracharme, pero
ento de cabeza. Tengo el presentimiento de q