Amo de la perversión
lo negó y no tuvo más opciones que luchar con sus uñas para sobrevivir. He escuchado a diversos teóricos decir que, por ley universal, todo ser humano al nacer deb
r un grupo de psicópatas fanáticos que se hacen llamar especialis
vagina de la mujer que se hizo llamar mi madre, pero a la que nunca tuve la fortuna de conocer. Nueve meses después, fui abandonado en las puertas de un prostíbulo que se convirtió en mi hogar y en el que el olor a tabaco rancio, licor, s
e madre a una mujer que tuvo el don de la procreación, pero que, sin pensar
más fácil... Abortarme. Pero la maldigo con todas mis fuerzas por haber sido tan cobarde, por deslindarse de su responsabilidad de la manera más vil
dita
se compadeció de mí cuando me encontraron abandonado dentro de una caja de cartón frente a las puertas de un burdel de mala muerte. Lloraba sin parar, azotado por el hambre y el f
ndro entre mis labios para darle una nueva y profunda calada. Lleno mi boca con el humo y lo retengo dentro de mis pulmones el tiempo suficiente para disfrutar de su adictivo sabor fresc
us manos para unir a dos almas que se necesitaban
ra convertirme en el hombre que ahora soy. Una puta que vendía su cuerpo para asegurarse que nada
muerte de menor era el síndrome de muerte infantil súbita. El pequeño falleció cuando dormía de manera apacible entre las almohadas mullidas de su pequeña cunita, en tanto era arrullado por ella. Fue un dolor terrible para la
ijo de put
a como un ángel caído del cielo y ella apareció en la mía, como un premio de consolación para mi desafortunado
se detenía ante cualquier circunstancia. Con el tiempo fui tomando el control y trabajé incansablemente a su lado para construir un imperio
í todo lo que una madre como ella merecía tener. Le di respeto, riquezas, lujo y cariño, porque, a pesar de que del lado izquierdo de mi pecho no existía un corazón, adoraba a la mujer que me
enfermedad que se negó a dejarla ir y la apartó de mi lado para siempre. Desde entonces, la oscuridad y el rencor se apropiaron de mi
lidad de los demás y que disfruta al hacerlo. Soy el veneno que puede intoxicarte el alm