Yo soy Isabela, la dríade de un olivo milenario, y durante mil años, mi vida estuvo atada a la prosperidad de la familia Montero.
Protegí su viñedo, fui su bendición silenciosa.
Mateo, el joven heredero, creció bajo mis ramas, prometiendo cuidarme siempre.
Pero llegó Sofía, una "influencer" de vinos que envenenó su corazón con ambición y modernidad.
Para calmar el arañazo insignificante de una rama y por complacerla, Mateo ordenó lo impensable: "¡Arranquen este árbol! ¡De raíz!".
Sentí cómo mi esencia vital se congelaba, mi cuerpo marchitaba en un instante.
Pero la crueldad no terminó ahí.