La Venganza De La CURA

La Venganza De La CURA

Gavin

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Capítulo

El aire en la sierra era denso, pero para Sofía, su amor por Alejandro, el líder del cartel, era aún más pesado. Ella lo amó en silencio desde la infancia, rechazando a otros por la remota esperanza de su amor. Un día, Alejandro es maldecido con un "hechizo de amor forzado": necesita intimar con una mujer antes del amanecer o morirá. Sin dudarlo, Sofía se entrega a él, salvándolo de una muerte segura, un acto que la ataría a él para siempre. Pero a la mañana siguiente, Isabella, su exnovia, irrumpe, revelando que fue "seleccionada en un sorteo" para casarse con un jefe de cartel rival enfermo que se come cerebros. Isabella le ruega a Alejandro que se case con ella. Él, fríamente, responde: "Ya es tarde. Ya estuve con Sofía. Mi cartel no permite concubinas. Solo puedo tener una esposa. Me casaré con Sofía." El día de la boda, el cuerpo colgado de Isabella, ahorcada con un velo de novia, silencia a todos. Alejandro ordena: "Bajen el cuerpo. Continuemos." La pesadilla de Sofía apenas comenzaba. En el novenario de Isabella, Alejandro, con ojos inyectados en sangre, la acusa: "¡Tú la mataste!" Ató las riendas de una docena de caballos salvajes alrededor de su cuello. "¡Te haré pedazos!" Sofía es arrastrada por kilómetros, cada hueso rompiéndose, cada centímetro de su piel desgarrándose. La oscuridad la envuelve. Y luego, luz. Ella abre los ojos, en su habitación, ilesa. Escucha la voz de los hombres de Alejandro en el pasillo: "El patrón fue maldecido en la sierra. ¡Necesita una mujer o morirá!" Su sangre se hiela. Ha regresado al día en que todo comenzó. Esta vez, no habrá sacrificio. No habrá amor. Solo venganza. Sofía corre, encontrando a Isabella en el jardín. "Isabella, ven conmigo. Alejandro te necesita." La arrastra hacia la habitación de Alejandro, empujándola. "¡Tú serás su cura!" Su voz es hielo. "Y yo, yo seré la esposa del jefe del cartel rival." Le entrega un papel en blanco, un "boleto para escapar", sellando un destino que ya no será el suyo. Pero el camino no será fácil. ¿Podrá Sofía reescribir su destino y encontrar la verdadera felicidad, o la sombra de Alejandro y la astucia de Isabella la perseguirán hasta el final?

Introducción

El aire en la sierra era denso, pero para Sofía, su amor por Alejandro, el líder del cartel, era aún más pesado.

Ella lo amó en silencio desde la infancia, rechazando a otros por la remota esperanza de su amor.

Un día, Alejandro es maldecido con un "hechizo de amor forzado": necesita intimar con una mujer antes del amanecer o morirá.

Sin dudarlo, Sofía se entrega a él, salvándolo de una muerte segura, un acto que la ataría a él para siempre.

Pero a la mañana siguiente, Isabella, su exnovia, irrumpe, revelando que fue "seleccionada en un sorteo" para casarse con un jefe de cartel rival enfermo que se come cerebros.

Isabella le ruega a Alejandro que se case con ella.

Él, fríamente, responde: "Ya es tarde. Ya estuve con Sofía. Mi cartel no permite concubinas. Solo puedo tener una esposa. Me casaré con Sofía."

El día de la boda, el cuerpo colgado de Isabella, ahorcada con un velo de novia, silencia a todos.

Alejandro ordena: "Bajen el cuerpo. Continuemos."

La pesadilla de Sofía apenas comenzaba.

En el novenario de Isabella, Alejandro, con ojos inyectados en sangre, la acusa: "¡Tú la mataste!"

Ató las riendas de una docena de caballos salvajes alrededor de su cuello.

"¡Te haré pedazos!"

Sofía es arrastrada por kilómetros, cada hueso rompiéndose, cada centímetro de su piel desgarrándose.

La oscuridad la envuelve.

Y luego, luz.

Ella abre los ojos, en su habitación, ilesa.

Escucha la voz de los hombres de Alejandro en el pasillo: "El patrón fue maldecido en la sierra. ¡Necesita una mujer o morirá!"

Su sangre se hiela.

Ha regresado al día en que todo comenzó.

Esta vez, no habrá sacrificio.

No habrá amor.

Solo venganza.

Sofía corre, encontrando a Isabella en el jardín.

"Isabella, ven conmigo. Alejandro te necesita."

La arrastra hacia la habitación de Alejandro, empujándola.

"¡Tú serás su cura!" Su voz es hielo. "Y yo, yo seré la esposa del jefe del cartel rival."

Le entrega un papel en blanco, un "boleto para escapar", sellando un destino que ya no será el suyo.

Pero el camino no será fácil.

¿Podrá Sofía reescribir su destino y encontrar la verdadera felicidad, o la sombra de Alejandro y la astucia de Isabella la perseguirán hasta el final?

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El zumbido del aire acondicionado en el aeropuerto apenas disimulaba el silencio entre Ricardo y yo; nuestro viaje a Oaxaca, planeado por meses como una pre-luna de miel, de repente se sintió como un último aliento. Justo cuando Ricardo me preguntaba si estaba emocionada, con esa sonrisa perfecta suya, vi a Elena. Venía hacia nosotros con su hija Isabella, esa influencer de viajes, la ex de Ricardo, la madre de su única conexión con un pasado que yo intentaba ignorar. La voz de Elena, demasiado alta, anunció que ellas también iban a Oaxaca, y la sonrisa de Ricardo se congeló, aunque rápidamente la transformó en una máscara de sorpresa forzada. Luego, la pequeña Isabella, con los ojos de su madre, se escondió detrás de Elena, mirándome con una evaluación inquietante, no la inocencia de una niña. Elena, con una falsa dulzura, comentó sobre mi atuendo: "Qué bonito tu conjunto. ¿Lo diseñaste tú?". Sabía que lo decía para recalcar que mi profesión era un "pasatiempo caro", algo que mi familia, y a veces Ricardo, creían. Y entonces, sin que yo pudiera procesar la humillación, Elena pidió sentarse con nosotros en el avión, alegando que Isabella "se sentía mal". Ricardo, en lugar de poner límites, solo miró a la niña que convenientemente empezó a toser de forma exagerada, y cedió. Nuestro espacio para dos se hizo añicos, y me encontré sentada al otro lado, una extraña en lo que debería haber sido nuestro viaje de prometidos, mientras Ricardo les ponía caricaturas a Isabella y Elena le acariciaba el brazo. Cuando en el avión me pidieron cambiar mi asiento de primera clase por uno en turista para que Elena y su hija pudieran estar junto a Ricardo, vi la súplica en sus ojos: "No armes un escándalo, Sofía". No dije nada, solo tomé mi bolso y me fui a la fila de atrás, sentándome junto a un extraño, mientras los veía desde la distancia. Vi cómo la mano de Elena descansaba sobre la de Ricardo, cómo él le abrochaba el cinturón a Isabella, cómo reían y murmuraban, creando una burbuja a la que yo no pertenecía. El avión despegó y Ricardo, reclinado con Elena en su hombro, ni siquiera me buscó con la mirada. En ese momento, supe que no era solo el viaje lo que no había terminado antes de empezar, sino mi relación. La humillación continuó en Oaxaca, donde Elena monopolizó a Ricardo, quien ignoró mis diseños para escucharla. Al día siguiente, me desperté sola con una nota de Ricardo: "Fui con Elena a llevar a Isa a un tour... Te amo". "Te amo", la palabra se sentía tan vacía. Entonces lo vi en Instagram: Elena había subido una foto de Ricardo con el pie de foto: "Mío". Y el comentario de mi propio hermano, Diego: "¡Cuñado! ¡Se te ve increíble! Disfruten. Elena, cuídalo bien". Mi propio hermano estaba del lado de ella. El último clavo fue el comentario de Elena, respondiéndole a alguien: "Ricardo dice que Sofía es un poco aburrida para estos viajes, que no le gusta la aventura, jeje". Sentí el aire faltarme, la humillación pública era total. No era solo Ricardo, era mi familia, era el mundo que me había traicionado. Con las manos temblorosas, abrí mi celular y busqué el nombre de Ricardo. Presioné "Bloquear contacto". Y luego, con una sonrisa amarga, cancelé su boleto de avión de primera clase, el que yo le había regalado por su cumpleaños, dejándolo varado. Mi guerra había terminado.

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