Traicionada y Embarazada: Mi Retorno

Traicionada y Embarazada: Mi Retorno

Gavin

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Capítulo

Un sudor frío me despertó, el corazón latiéndome a mil por hora. Afuera, el sol de un nuevo día bañaba mi habitación con su resplandor familiar, pero el pánico dentro de mí era un hielo que me calaba hasta los huesos. Aún sentía el dolor punzante en el vientre, el amargo sabor del vino envenenado en mi boca. Y lo peor, la mirada triunfante de mi propia hermana, Sofía, mientras mi vida se desvanecía. Junto a ella, Diego, mi prometido, el hombre al que entregué mi alma, me observaba con una indiferencia helada, como si yo fuera una extraña. "Lo siento, Ximena", susurró Sofía, su voz convertida en veneno puro. "Pero Diego y su fortuna me pertenecen. Siempre debieron ser míos." Esas palabras... resonaban en mi cabeza sin cesar. Morí humillada, traicionada por las dos personas en las que más confiaba, mi carrera como diseñadora de modas hecha pedazos en un instante de maldad pública. ¿Cómo pudieron hacerme esto? ¿Qué crimen tan terrible había cometido para merecer tal castigo de los que amaba? Pero ahora... ahora estaba viva. Mis manos temblaban, pero estaban intactas. Toqué mi vientre, sin rastro de aquel dolor desgarrador. Estaba de vuelta en mi antigua habitación, en la casa de mis padres, esa que guardaba tantos secretos. El calendario en la pared marcó una fecha que me heló la sangre. Exactamente un año antes de mi desfile de modas nupcial, el día en que mi mundo se vino abajo. Era el día en que el médico me confirmó que estaba embarazada. En mi vida pasada, esa noticia fue el principio del fin. Pero esta vez, sería el comienzo de mi venganza.

Introducción

Un sudor frío me despertó, el corazón latiéndome a mil por hora.

Afuera, el sol de un nuevo día bañaba mi habitación con su resplandor familiar, pero el pánico dentro de mí era un hielo que me calaba hasta los huesos.

Aún sentía el dolor punzante en el vientre, el amargo sabor del vino envenenado en mi boca.

Y lo peor, la mirada triunfante de mi propia hermana, Sofía, mientras mi vida se desvanecía.

Junto a ella, Diego, mi prometido, el hombre al que entregué mi alma, me observaba con una indiferencia helada, como si yo fuera una extraña.

"Lo siento, Ximena", susurró Sofía, su voz convertida en veneno puro. "Pero Diego y su fortuna me pertenecen. Siempre debieron ser míos."

Esas palabras... resonaban en mi cabeza sin cesar.

Morí humillada, traicionada por las dos personas en las que más confiaba, mi carrera como diseñadora de modas hecha pedazos en un instante de maldad pública.

¿Cómo pudieron hacerme esto?

¿Qué crimen tan terrible había cometido para merecer tal castigo de los que amaba?

Pero ahora... ahora estaba viva.

Mis manos temblaban, pero estaban intactas. Toqué mi vientre, sin rastro de aquel dolor desgarrador.

Estaba de vuelta en mi antigua habitación, en la casa de mis padres, esa que guardaba tantos secretos.

El calendario en la pared marcó una fecha que me heló la sangre.

Exactamente un año antes de mi desfile de modas nupcial, el día en que mi mundo se vino abajo.

Era el día en que el médico me confirmó que estaba embarazada.

En mi vida pasada, esa noticia fue el principio del fin.

Pero esta vez, sería el comienzo de mi venganza.

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5.0

El aire denso y sofocante de la habitación de hotel barata me asfixiaba. Frente al espejo manchado, la joven de ojos vacíos que me devolvía la mirada era casi una extraña. Pero el montón de billetes en la mesita de noche era real, sucio, tangible. Cien mil pesos. El precio, me convencía, de la vida de Alejandro. Por él, todo valía la pena; incluso la pureza que había sacrificado. Con el corazón latiéndome entre la esperanza y el pánico, corrí al hospital, el olor familiar a antiséptico prometiendo un nuevo comienzo. Pero al doblar la esquina, risas. No, no risas de alivio, sino carcajadas burlonas; la voz de Valeria, mi detestable rival, seguida por la de Alejandro. "¿En serio te creíste que esa tonta iba a conseguir la lana?" , dijo Valeria. "Claro que sí, mi amor. Sofía es tan ingenua... Le monté el numerito del enfermo terminal y se lo tragó enterito. Ya debe estar vendiendo hasta el alma para juntar el dinero" , respondió Alejandro. El suelo bajo mis pies se derrumbó. Su enfermedad, nuestro amor, todo era una farsa cruel. Una elaborada venganza por una beca que yo gané con mi esfuerzo. "Cuando traiga el dinero, la grabaré... Será la humillación de su vida" , susurró Alejandro, su voz conspiradora. Ahogué un sollozo, el dolor físico y emocional era insoportable. Me habían golpeado, manipulado, usado para el entretenimiento de una audiencia cruel. ¿Por qué? ¿Por qué esta maldad? En medio de mi desesperación, el teléfono sonó. Una llamada de Londres. La inoportuna noticia de un abuelo al que creía muerto para mí. Pero en ese instante de quiebre, una idea. Una única y afilada oportunidad para escapar. Decidí que no me destruirían. Esta vez, se acabó la Sofía ingenua. Ahora solo quedaba una Sofía decidida a contraatacar. Y ellos, mis torturadores, pagarían.

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