Sus manos recorrian todo mi cuerpo, tocando cada centímetro sin dejar espacios libres, solté un fuerte suspiro cuando sus labios chocaron en mi cuello, él definitivamente es el único que ha logrado volverme loca y yo lo quería complacer en todo lo que quisiera y no estaba dispuesta a perderlo por nada del mundo.
— ¿Recuerdas cuál es tu palabra de seguridad? — Pregunta Chase mientras que me ata a cada esquina de aquella gran “X”
— Azul. — Solté en un jadeo al verlo tomar un latigo negro.
— Buena chica. — Chase sonríe. — Luces hermosa así, dispuesta solamente para mí.
— Soy toda tuya.
— Claro que lo eres, desde el momento en que entraste por la puerta de mi oficina.
Aquella noche disfruté de los grandes placeres que solo Chase Sullivan me puede dar, una persona que se había vuelto el único ser andante en mi mundo, estar separada de él implicaba no saciar mi constante necesidad de tenerlo entre mis piernas.
Un fuerte azote resuena en toda la habitación y seguido un gemido de placer, la fusta golpea directamente sobre mi trasero, dejándolo con un leve picor…
Mire a Benjamin completamente extasiada, el movía su mano de arriba abajo dando su mayor placer, me sonrio y me lanzo un beso al aire y no entendía cómo es que él podía ser el más cariñoso cuando el panorama gritaba “Sumisión” Aun no entendía cómo es que había llegado aquí…
...
Me miro en el espejo y frunzo el ceño, doy una fuerte pisada en el suelo al ver la maraña de cabello con la que me había levantado, mi intención era plancharlo por completo, pero mi maldito despertador no había sonado y me levanté 30 minutos tarde. Tome el spray de laca de mi mejor amiga y lo esparcí por todo mi cabello, paso un cepillo por mis melena dejándola perfectamente peinada, lucía bastante prolijo a decir verdad. Me doy unos toques de perfume y tomo mi bolso para girarme y ver a mi amiga tirada sobre el sofá comiendo cereal.
— ¿Y? — Le pregunto tratando de esbozar una sonrisa, pero fue imposible, una mueca extraña fue lo que adorno mi rostro.
— Tu intenta sonreir menos, de seguro lo asustaras.
— ¡Agh! — me tiré al sofá con dramatismo. — No puedo arruinar este día Selena, es mi primer dia de trabajo.
— Seguramente te irá bien Julieta.
Selena Sullivan y yo nos conocimos en el primer año de universidad, y fue completamente inusual, porque nos caímos mal con tan solo mirarnos a los ojos, pero luego de hacer una tarea juntas, nos dimos cuenta que no había necesidad de odiarnos, porque teníamos tantas cosas en común que era parecido pelear con tu reflejo, sin embargo Selena es un poco más floja que yo, y es que al ser hija de un empresario multimillonario tenía pocas preocupaciones, su padre solamente quiso que estudiara para que se hiciera cargo de la empresa familiar, Pero se negó rotundamente a mitad de la carrera profesional, decidió salirse para estudiar lo que ella mas amaba en el mundo. Artes plásticas, aquello fue como el fin del mundo para su familia, al principio se negaron rotundamente, pero con el tiempo fueron aceptando su decisión. Y la persona que tomó su puesto predilecto, fue su hermano mayor, del cual no se ni siquiera su nombre y nunca lo he visto.
Pero ahora voy rumbo a aquella empresa, donde el padre de mi amiga me dio un puesto, debo decir que estoy muy honrada, si no conociera a personas importantes encontrar trabajo hubiera sido toda una odisea para mi.
— Es que quiero verme bien, además conoceré a tu hermano y quiero causar una buena impresión.