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Capítulo

Naoki Okabe, un joven de 18 años marcado por la pérdida y la soledad, se muda con su madre a una casa aislada en el bosque. Mientras la lluvia y el silencio envuelven su nuevo hogar, extrañas presencias y deseos prohibidos comienzan a despertar en su interior. Entre el misterio de una mujer vestida de negro y sus propios conflictos, Naoki deberá enfrentarse a sus miedos y a la oscura verdad que acecha tras las paredes.

Capítulo 1 El Nuevo Inicio

Hola, mi nombre es Naoki Okabe, recién cumplí 18 años, estos últimos 6 años fueron los peores de mi vida. Perdí a mi padre en un accidente de auto, un año después nos mudamos a una casa fuera de la ciudad. Tengo que admitir que es un lugar tranquilo, rodeado por un extenso bosque, no hay vecinos molestos, es un lugar muy silencioso y relajante.

La mayoría del tiempo lo pasaba afuera de casa leyendo libros. El tiempo aquí parece transcurrir más lento.

Junio 2019, Sábado 3:00 A.M.

Me acabo de despertar, está lloviendo, el viento golpea con fuerza. Adoro este clima, me relaja. Creo que se aproxima la temporada de lluvias.

Sábado 5:00 A.M.

Me acabo de despertar, no he dormido nada. Me dirigí al baño, y cuando estaba a punto de llegar, noté que la puerta estaba entreabierta. Me acerqué lentamente; era mamá, se estaba dando una ducha. Por un momento me quedé paralizado, nunca había visto bien a mamá. El agua recorría sus enormes senos, se deslizaba por su piel suave y húmeda. Ella se dio la vuelta y quedó de espalda, mostrando su figura esbelta y tentadora. Algo en mi se encendió, un deseo profundo y primitivo.

En ese momento decidí regresar a mi habitación. Ese día reflexioné, sabía que no estaba bien, así que decidí ignorar todo.

Horas más tarde.

Mamá salió a comprar y me dejó solo en casa. Decidí explorar la habitación de mamá. Al entrar, pude ver todo ordenado, su cuarto era impecable. En ese momento noté que en su cama estaba su ropa interior, delicada y seductora. Me senté en la cama y tomé una de sus prendas, no pude evitarlo, la acerqué a mi rostro; su olor era suave, mamá siempre utilizaba un suavizante muy rico en su ropa. Cerré los ojos y me dejé llevar por esa fragancia.

En ese momento escuché que alguien tocaba la puerta. Me levanté rápido, puse todo en su lugar y salí de la habitación Bajé hasta abajo.

Pensé que era mamá, pero algo no se sentía bien. El ambiente en la casa había cambiado.

Cuando llegué al pasillo, noté que el reloj del pasillo se habían detenido. Un escalofrío recorrió mi cuerpo.

Decidí asomarme por la ventana de la entrada. Afuera, bajo la lluvia persistente, estaba ella.

Una mujer vestida completamente de negro, inmóvil, Quise abrir la puerta, quizás por impulso, quizás por miedo. Pero apenas giré la perilla... ya no estaba.

La mujer había desaparecido sin dejar rastro.

Me quedé ahí parado, con la mano aún en la puerta, el corazón golpeando con fuerza. El reloj de la cocina volvió a moverse con un tic seco y solitario.

La casa volvió a estar en silencio. Un silencio... que ya no se sentía relajante.

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