UNA ESPOSA PARA DOS HEREDEROS MILLONARIOS
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ALERTA DE LECTURA
Ésta es una obra de ficción.
Todos los personajes y eventos descritos en esta novela son ficticios o se utilizan de manera ficticia, no son un ejemplo a seguir.
Cualquier parecido con personas vivas o muertas o con hechos reales es pura coincidencia.
En estos relatos se abordan temas complejos y delicados que pueden resultar difíciles de asimilar y digerir por personas sensibles y de mente un poco cerrada. Aquí se habla de relaciones tóxicas, de dependencia emocional, de poliamor, entre otros, por lo tanto se requiere madurez para poder entenderla.
Si está dispuesto a seguir, prometo emociones fuertes en cada relato.
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El profesor Gabriel Norton termina su relato mirando a los estudiantes por los que está rodeado en esta conferencia. El anfiteatro de la universidad está lleno y se siente realizado por atraer a tantos jóvenes para una simple reunión de literatura.
—Profesor Gabriel ¿Cuándo será la próxima entrega de su libro “Cuentas claras”? —dice una voz en el fondo que lo hace sonreír al instante. —¿Al fin veremos a Arturo rehaciendo su vida sin Nora y a ella pagando por la traición con su hermano?
—¡Eso no está entre mis prioridades por ahora, señorita Sonia! —contesta él caminando hacia el medio del estrado —De hecho, no creo que “Cuentas claras” deba tener una segunda parte.
Una explosión de resoplido y quejas se desata de pronto por su respuesta.
—Pero todo el mundo está esperando por la continuación, profesor —Resopla otro alumno. —Quedaron muchas cosas sin resolverse. Arturo merece otra oportunidad.
—Bueno, la vida es así. No todos los problemas se resuelven y las segundas oportunidades no siempre se dan. —Responde Gabriel, sereno.
—¿Entonces dejará a Arturo pagar eternamente por un desamor? —Pregunta otra voz a su costado.
—Yo no lo llamaría pagar, más bien es seguir su vida y olvidar —Responde. Las quejas no se hacen esperar.
Desde que fue trasladado a esta universidad, su día consiste la mayor parte en impartir clases de literatura a estos jóvenes.
La universidad es pública y se encuentra en una de las zonas más carentes de América del Sur. Todos sus alumnos son de bajos recursos y aunque el salario que gana es mísero, lo único que lo reconforta es ayudar a los más necesitados.
Eso le hace recordar que tiene la dicha de pertenecer a una familia adinerada y que a pesar de que su padre falleció cuando aún era pequeño, su madre se encargó de darles a él y a su hermano Lían la mejor enseñanza posible, poniendo mayor énfasis en que siempre debían estar unidos y apoyarse en todo.
«Hace mucho que no los veo» piensa Gabriel mirando por la ventana del viejo edificio.
Es consciente de que no los extrañaría tanto si viajara de vez en cuando a casa, pero la cobardía le gana. Siempre se reclama así mismo el hecho de estar lejos de ellos, pero no hace nada para remediarlo. Es como un duro y pesado costal que lleva en su espalda y del que no puede deshacerse por miedo.
Su único consuelo es saber que se encuentran bien.
Gabriel está viviendo en este lugar desde hace cinco años y durante todo ese tiempo no fue a casa ni una sola vez.
Si su madre no lo visitara cada año o no lo llamara cada semana, ni siquiera sabría cómo están. Sin mencionar que no aceptó la invitación de su hermano para su boda.