PDV Isabel.
Mi nombre es Isabel Smith, tengo 23 años de edad, y soy la joven dueña del grupo empresarial Smith, un grupo fundado por mis abuelos y que se lo heredaron a mi padre, y este a mi cuando llego el momento.
Los Smith habían sido un grupo de inmigrantes que habían llegado desde el extranjero, mi abuelo llego a este país, a USA, y forjo todo nuestro grupo empresarial desde 0, llegando a crear una gran empresa que se habría paso de forma constante en todos los mercados.
Mi papa cuido el legado de mi abuelo con esmero y cuando llego mi turno de tomar las riendas, lo habia hecho sin dudar a pesar de mi corta edad, mi habia preparado para eso toda mi vida.
Había tenido mis inconvenientes en el año que había llegado a dirigir el grupo empresarial, pero por suerte logre mantenerme firme en esto y pude perseverar, ahora conocían mi nombre y todo marchaba bien.
Mi prometido Antonio, me había ayudado mucho en este tiempo, habíamos tenido ya 2 años de noviazgo desde antes de que tomara las riendas de la empresa, y me dio todo su apoyo cuando esta cayó en mis manos.
Antonio era un inversionista en Wall Street, y tenía acciones en diferentes sitios, dirigiendo un fondo de inversión de gran nivel, incluso había comprado un par de acciones en mi grupo empresarial que yo le vendí para poder colocarlo en la junta directa y así me ayudara a lidiar con los otros ejecutivos que se creían que podrían tomar el mando del grupo por encima de mí.
Me iba a casar con èl, y estaba contenta con el rumbo que tomaban las cosas en mí, salí esa mañana junto con Antonio para poder ir a recoger mí vestido de novia.
Nos íbamos a casar en poco tiempo, solo faltaban unos cuantos días para la boda, y en ese momento seriamos “uno” por siempre, y era algo que me emocionaba.
Antonio me acompaño con gusto, vivíamos juntos en la mansión familiar, esta me la había dado mi padre al heredarme la empresa familiar y había vivido allí, no paso mucho tiempo cuando llevo a Antonio a vivir conmigo en esa mansión… eran muy grande, y estar sola allí no me agradaba.
― ¿No crees que es muy caro para un vestido? ―le pregunte mientras salíamos de nuestra casa para ir a recoger mi vestido de novio.
Este valía más de 70.000 dólares, tenía mucho dinero más gracias al patrimonio que herede, pero aun así… creo que era un poco excesivo para solo un vestido que únicamente usaría en cierta ocasión.
― ¿De qué habla Isabel? Es tu día especial, en ese momento, debes ir lo más bella posible, el dinero nunca se debe ahorrar en esos momentos ―me dijo Antonio.
―Mmm, si tienes razón, mis papas me metieron mucho en la cabeza eso lo del ahorro y aun no se me ah quitado.
Mi abuelo siempre había sido algo tacaño, y esa manía se la paso a nuestra familia, se la paso a mi padre, y este me la había pasado a mí.
―Siempre la tengo, quiero verte lo más hermoso posible para nuestro gran día Isabel.
Nuestro gran día.
Fuimos juntos y llegamos a la tienda donde recogimos el vestido que me iba a poner, me lo probé una última vez para poder estar seguro de que era el que quería, solo quede satisfecha cuando Antonio me dijo varias veces lo bien que me vio con este .
Pago los 70.000 dólares con cierto dolor, y regresamos a la mansión de mi familia, Antonio tenía que seguir hablando con algunos inversionistas de su fondo de inversión y lo iba a hacer vía internet, yo en cambio, iba a reunirme con algunos proveedores de mi boda para poder arreglar ciertos asuntos con ellos.
Me despedí de Antonio y fui hacia allá, no tarde mucho en llegar, la reunión con ellos se deterioraron por un par de horas, querían aumentarme el precio solo porque sabían que tenía dinero, pero no los deje hacerlo.
Cuando por fin termine con ellos, mire al cielo y ya era de noche, me fui a la sede central de mi grupo empresarial para poder recoger algunos documentos que recordé que se me habían quedado en la oficina y que eran importantes para algunos contratos que iba a tener que firmar.
Fui en mi auto y llegue rápido, la sede central del grupo empresarial de los Smith, tenía más de 150 metros de altura, y se veía enorme desde aquí cerca, tenía unos 100.000 metros cuadrados de superficie y aquí llegaban a trabajar miles de personas todos los días, y el número de empleados aumentaba aún más si se contaba las sucursales alrededor del mundo.
Este había sido el legado de mi abuelo, fruto de su trabajo de su vida, entre, tome el elevador y en poco tiempo llegó al último piso, en el cual estaba mi oficina desde donde dirigía todo esto.
El último piso estaba un poco alejado de los demás y solo se pudo acceder desde un ascensor exclusivo que solo los gerentes pudieron usar así como los accionistas, fue algo que hizo mi abuelo y que le lego a la familia.
Debido a eso tuve que caminar un poco para poder llegar, llegar a la sección y fui a mi oficina, pero note que estaba abierta… Yo no había venido
hoy, y sin mí nadie debería poder estar dentro… el único que tenía llave de mi oficina además de mi era… mi prometido… aparte de él, lo de seguridad no dejarían meter a nadie más en la empresa a estas horas, excepto a los accionistas.
Estaba confundida, y me asome por la puerta abierta, y allí fue que vi a Antonio… junto con Alexandra… ella era una de las accionistas de mi empresa, y una de las más cercanas a mí y se podía considerar mi mano derecha en las juntas de ejecutivos.
¿Qué hacían esos 2 aquí?
No quise interrumpir y solo me asome un poco más para ver qué pasaba entre esos 2, Alexandra era la que estaba hablando… le paso un documento a Antonio.
― ¿Segura que tenemos que firmar esto? ―le pregunto Antonio
―Sí, lo siento, pero es para poder tener seguridad con que no habra problemas entre nosotros más adelante cuando nos “encarguemos” de ella ―le dijo.
¿Encargar?
―Mmm, no sabía que eras tan desconfiada de mi Alexandra.
―Bebe… estas a punto de matar a tu prometida con la cual lleva años de relación y todo para poder hacerte con sus bienes y sus propiedades y sus acciones en la empresa 1 vez que muera… lo siento, pero eso no me parece muy de “fiar” que digamos ―le dijo Alexandra.
…