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Una Luna para el CEO

Una Luna para el CEO

Iraya Baute

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Capítulo

Para mantener a su clan con vida y fuerte, el Alfa Arcel Wagner, del clan Roter Mord, unos de los clanes más fuertes de los antiguos clanes alemanes, decide combinar sus costumbres antiguas, con otras que se ajusten a la vida moderna, en Canadá, uno de los últimos bosques naturales que les quedan a los lobos de su manada, también crea una empresa especializada en proteger el medio ambiente, para mantener a su manada y el futuro de los suyos. Ahora es un CEO de una famosa multinacional donde trabajan muchos de sus hombres y mujeres. Un lobo en su tiempo libre y un lobo asesino en los negocios. Es este mundo por la falta de lobos, muchas parejas de lobos no se unen con su mate predeterminado. Nuestro CEO se niega que eso le pase a él así por el bien de su manada, lleva cientos de años esperando a su Luna. ¿Qué ocurriría si en una él la encuentra? En un evento benéfico en un Orfanato, donde dejó al nacer a Elizabet Patrick, para protegerla, ella no sabe quién es realmente, ni que existen los hombres lobo, e incluso retuvieron a su lobo para que la mayoría de edad no se transforme hasta encontrar a su mate. Al Alfa sólo le quedó una solución, secuestrarla, y convertirla en suya, pero antes debe ayudarla a descubrir quién es verdaderamente, la Luna de la manada Roter Mord, y su pareja de por vida.

Capítulo 1 Prologo.

Narrador.

Lauterbach, 1930, Alemania.

Arcel se movía, por fuera de la cabaña, inquieto y muerto de dolor, no necesitaba entrar para saber lo que estaba ocurriendo dentro, la conexión que tenía con su padre, y con todos los miembros de la manda, le servía para saber que era lo que estaba ocurriendo verdaderamente dentro, su padre estaba muriendo.

El dolor le llenaba el corazón, y su lobo interior deseaba expresarlo, desgarrando la noche con sus lastimeros aullidos.

- “Alfa, ya puede entrar su padre desea hablar con usted.”- oyó una voz en su cabeza, era la beta de su padre, Dagmar Weber. La hora había llegado.

Con pasó lento, intentado mantener la entereza, como su padre le había enseñado, entró en la cabaña de madera, recordándose a sí mismo las palabras de su padre.

- “Un Alpha nunca debe mostrar debilidad, nunca. Arcel recuérdalo, su manda depende de él, y la manda lo es todo.”- las enseñanzas de su padre estaban grabadas a fuego en su corazón.

- “Alfa”- dijeron todos los hombres de su clan que se encontraba junto a su padre, agachando la cabeza en señal de respeto a quien se convertiría, partir de esa noche, en su nuevo líder.

Con un solo movimiento de si cabeza de Arcel, todos abandonaron la choza rápidamente, incluido la beta de la manda, no necesitó ni siquiera usar la conexión mental para dar su orden de Alfa. Arcel era el más fuertes de los lobos de la manada, incluso más que su padre, era unos de los Alfas más fuerte, por no decir el más fuertes, de los clanes europeos, como había demostrado en más de una ocasión en las diferentes batallas que había habido entre clanes, por el territorio.

La modernidad que comenzaba a haber en Europa, tras la revolución industrial, había acabado con los bosques que necesitaban los hombres lobos para vivir, muchas de las brujas y brujos, que protegían esos paraísos naturales, con su magia, habían muerto, o dejado sus contratos de protección, para trabajar para los humanos, los verdaderos responsables de la muerte de los bosques, que eran el sustento de las manadas.

Por eso los lobos habían comenzado a luchar entre sí por el territorio que iba quedando. En la una de esas luchas fue donde su padre quedó mortalmente herido, y es por eso, por lo que ahora Arcel lo contemplaba como desde la cama, sin apenas fuerzas, su padre lo miraba, con esos enormes ojos azules, ahora semi cerrados.

Con un movimiento su padre hizo que la conexión se silenciara, solía hacer eso mucho, cuando quería que sólo él y su padre hablaran como padre e hijo, no como Alfa y Alfa.

- “No es necesario que te muestres fuerte ante mí, hijo, bastante carga vas a soportar a partir de ahora para que, por unos segundos, no puedas llorar a tu padre.”- esas palabras fueron como cuando abres los portones de una presa.

Arcel cayó de rodillas junto a la cama de su padre, mientras las lágrimas caían por su mejilla.

- “¡Padre!”- dijo agachando la cabeza apoyándola contra el cuerpo débil de su padre, como cuando eran niño.

- “Lo sé, y yo a ti, mi lobezno, pero esto es ley de vida, al menos moriré por defender a los míos, recuerda que esa es la función de un Alfa, proteger y cuidar de su manada. Tu madre lo entiendo así, por eso lucho hasta el final como la luna de esta manada.”- le dijo acariciando la cabeza de su hijo.

La madre de Arcel era una mestiza, medio lobo, medio bruja, el abuelo materno era el antiguo beta de su padre, heredado de su padre, el Alfa antes que él. Su abuela materna era una hechicera india, que vino desde Canadá, porque en sus visiones veía que su pareja predestinada estaba en Europa. Así que la madre de Arcel, la última Luna de la manada, aparte de ser una mujer lobo, tenía poderes para predecir el futuro. Fue en una de sus visiones don ella y la Hilda, la pareja de la beta actual de su padre, vio cómo se sacrificaban para luchar por esa manada. Y así fue, ya hacía varios años, para proteger a la manda, cuando su marido y sus hombres estaban luchando alejados del territorio de la manada, cuando este fue invadido por lobos furtivos.

La madre de Arcel, Aimeé Wagner, junto a la madre de su mejor amigo, y futuro beta de la manada tras la muerte de su padre, Isaak Weber, se enfrentaron a los lobos para proteger a las mujeres y los niños de la manada, consiguiendo asesinarlos a todos, acosta de su vida. El padre de Arcel, nunca se perdonó dejara su mujer sola, era el amor de su vida, supo que era su luna el mismo día que ella nació.

Desde ese momento el sacrificio de Aimeé Wagner, la convirtió en el mejor ejemplo de luna para todos, incluido su hijo. Menos que eso él no quería nada, su luna debía de ser fuerte.

- “Lo sé padre, la manada es lo primero.”- respondió el triste Alfa.

- “Tienes que llevarlos a Canadá, allí te espera la familia de tu madre, allí están las hermanas de tu abuela y las primas de tu madre, ellas prometieron a tu madre que protegerían a la manda, son todas hechiceras, muy fuertes, y su sangre corre por tus venas. Esos poderes que heredaste de tu madre lo confirman. Lamento no haber cumplido la promesa que le hice a tu madre, pero no podía dejarla aquí, sin mí, yo debo descansar a su lado. Pronto estallará una gran guerra, mucho de los nuestros morirán y muchos de los humanos también. Habrá auténticas matanzas, tu madre lo vio todo, y por eso me hizo prometer que os llevaría lejos. Debes proteger a los nuestros, siempre, prométemelo hijo, promete que cumplirás la voluntad de tu madre, que yo por el dolor de su perdida, no cumplí.”- le dijo su padre ya bastante débil y con su último aliento.

- “Te lo prometo padre, nos mudaremos a Canadá, a la tierra de la familia de madre.”- con la promesa que le hizo su hijo Klaus Wagner, sonrió y finalmente tras exhalar su último aliento, falleció.

El dolor dominó el corazón del Alfa, pero no pudo expresarlo, aunque fuera su manada aullaba fuertemente la muerte de su Alfa, y el fin de un reinado de un siglo, de uno de los mejores Alfas de las mandas europeas.

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