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UNA OPORTUNIDAD PARA AMAR

UNA OPORTUNIDAD PARA AMAR

elmundodeglory

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Capítulo

No, la maternidad, no siempre es la mejor etapa de una mujer. Pues está cargada, de vejámenes impensables, que te hacen desear la muerte. Una madre desesperada en busca de una libertad incesante, deshacerse de los demonios que la atormentan, y sentirse viva por primera vez, esa es Gabriela Solís. Su día a día, gira en torno al bienestar de su pequeña Belén, por lo cual, para ella, el mundo se centra en suplir las necesidades de esta; así que no hay tiempo para el amor, eso solo es una mala broma, de la cual, no quiere saber más. Sin embargo, los hilos del destino la llevarán a los brazos de su mejor amigo, Ernesto Paz Casares, quien la ama en secreto, y oculta su verdadera identidad, bajo la fachada de un comerciante independiente, pero él, no es el único, quien tendrá que luchar, pues, en escena reaparecerá Esteven Monsalve, el padre de Belén, y como si fuera poco, los hermanos, Harold, y Axel Michigan, tomarán peculiar interés, en Gabriela. Cuatro hombres, y un solo camino, que la pondrán en jaque.

Capítulo 1 UNA VIDA TRÁGICA

No, el amor genuino, que estamos acostumbrados a ver, en las escenas románticas, no es más que una utopía, en la cual, muchos desearíamos vivir. Por desgracia, la vida real, es a otro precio; Gabriela Solís Torres, una mujer que carga, acuesta el abuso sexual, a manos de su propio padre, y el abandono de su madre, pues ella, prefirió continuar con el hombre, que se convirtió en la peor de las pesadillas, para su hija.

Ella, está llena de grietas, que no logra sanar, por lo cual, en 2012, y luego de salir de la casa de su tía Federica, ingreso a la universidad, decidida a estudiar psicología, para sanar, aquella que la mortificaba; en cuestión de tiempo, forma lazos entrañables, con Estefania Rosales, y Ernesto Paz Caseras, quienes se convirtieron en su mayor apoyo, todo lo hacían juntos. Para Gabriela, no había otro objetivo, que no fuera convertirse en la mejor profesional, pero a medidas de año, conoció por accidente a Esteven Monsalve, un manipulador egocéntrico, de primera, quien declaro, que ella, sería su nueva presa.

No obstante, al ver que ella, siempre estaba acompañada, este, no se dio por vencido, y aunque duro, dos años, en lograr su cometido; desde el instante, que Gabriela, lo acepto, se condenó, sin reversa alguna, pues él, la alejo de su familia, y de cualquier círculo social, que pudiera significar, peligro para él.

6 de agosto, año 2017- Boca grande, Cartagena – Colombia, Casa de Esteven y Gabriela, 5:00 p.m.

—¡Eres una estúpida! —Esteven, abofeteó a Gabriela, tal fue la magnitud de su golpe, que le rompió el labio—, te lo dije, desde el primer momento, yo jamás, tendría un hijo, con una infeliz como tú, eso sería una deshonra para mi familia, no eres más que mi trapo sucio, el cual manejo a mis anchas—. En más de tres años, de relación, lo único que Gabriela, ha recibido por parte de Esteven, ha sido humillaciones, desprestigios, y golpes.

—¡Yo tampoco, quería ser madre! El único responsable, aquí, eres tú!, por abusarme, como se te ha venido en gana, pero ya no más, hoy me largo de aquí, no permitiré que esta criatura, pase por mi infierno.

—De aquí, te irá solo si yo lo permito, y en cuanto al bastardo, yo me encargo —Esteven, la halo por el cabello; la tumbo en el piso, ella se colocó en posición fetal, como ya era costumbre, cada vez, que se sentía agredida. Viendo su estado de indefensión, él, la comenzó a golpear, y solo se detuvo hasta ver, que esta sangraba producto de la hemorragia interna, que se le ocasionó—. ¡Te lo advertí, idiota!, serás mía por siempre.

—¡Coff… ayuda…! —Con su último suspiro, ella pidió ayuda, pero al despiadado hombre, no le importo. Así que se fue, ya la dejo tirada en la sala de su casa.

Pasada media hora, Gabriela fue encontrada por Hortensia, su trabajadora doméstica, quien al ver su situación, no dudo y llamo una ambulancia. Ella fue internada en el hospital universitario del Caribe, donde fue sometida diferentes rayos x, para descartar fracturas, también fue revisada por el ginecólogo obstetra, quien, afortunadamente, su bebé, pudo aferrarse a la vida. Transcurridas dos horas, Nora, la madre de ella, pudo hacer presencia, y al ver, los incontables moretones en el cuerpo de su “niña”, como ella le decía, no contuvo el llanto.

—¡Mira, como te dejo ese maldito infeliz!, pero no te preocupes, mamá, ya está aquí, yo te protegeré —Ella besó la frente de Gabriela—. No te fallaré por segunda vez

—¡Mami!, perdóname, si te hubiera hecho caso, quizás…

—¡Shu!, cariño, tú no eres responsable, de la bestia que resulto ser la basura

—Sí, todo es mi culpa, la primera vez que me advertiste, te grite, y jure que nunca volvería a verte, y mira, como estoy

—Eres fuerte, de eso no lo dudes, además, hay una personita, creciendo en tu interior

—No quiero tenerlo, ¡no lo haré!

—Tranquilízate, lo hablaremos después, ahora descansa.

Gabriela, duro tres semanas internada, momentos en los cuales, su madre se mantuvo a su lado, es más, ni siquiera le importo la negativa de su hija, y ella, denuncio a Esteven, desafortunadamente, al ser hijo de una familia prominente, este se libró de los cargos, y desapareció sin dejar rastro alguno.

Lunes 4 de septiembre, Casa de Nora

—¿Mamá, como es posible, que la policía no sepa, dónde está? —Al enterarse de que Esteven, había desaparecido, Gabriela pasaba días angústiales, el solo hecho de considerar que él, regresara por ella, le quitaba las ganas de vivir.

—Mi cielo, al ser hijo, de uno de los terratenientes más importantes, nadie hará nada por encontrarlo. Pero confía en mí, daré mi vida por ti, de ser necesario

—Eso no me clama en lo absoluto, lo mejor será que me deshaga, de este feto, y así, pueda hacer una nueva vida

—¿Eso es, lo que deseas?

—Tengo que hacerlo, de lo contrario, mantendré postrada, algo que no quiero

—Si es así, tienes mi aprobación, lo importante es tu tranquilidad, mañana iremos al centro médico por información, para que te realices el proceso

—Mamá, hay algo que siempre, quise preguntarte, para poder entender, ¿en ese entonces, por qué, lo elegiste a él, aun cuando yo quedaba devastada? —Gabriela, no podía borrar de su mente, como su madre le había dado la espalda.

—Por imbécil, fue por eso, me sentí tan poca cosa, que llegue a pensar que si él, se iba de mi vida, jamás sería feliz

—¿Y lo fuiste?

—Por supuesto que no, a su lado solo viví tempestades, hija, yo… —Nora se arrodilló, y tomo las manos de Gabriela—. Mi niña, te lo suplico, perdóname, fue una basura de lo peor, pero créeme, lo pagué con creces, al igual que tú, recibí golpes. Y no solo eso, perdí a tu hermano.

—¡¿Cómo?! —Ella, sintió una pequeña punzada —¿Madre, porque, nunca me lo dijiste?

—La última vez, que nos vimos, me dejaste en claro que me detestabas, y que yo, estaba muerta para ti. Calle, y me trague todo, además, en el fondo, sabía que me merecía todo dolor, por haberte lastimado, cielo, deseo, que algún día, puedas confiar en mí.

—Vamos, levántate, no sé, si algún día logré perdonarte por todo, lo que sí sé, es que ahora, eres mi único refugio, esa escoria me alejo de todo, que perdí todo contacto con mis amigos, y la verdad, es que los extraño, como no te lo imaginas

—Supongo, que ellos fueron muy gentiles contigo, para que los eche de menos

—Así es, fueron mi sostén

—Bueno, ahora me tienes a mí, haré todo lo que esté en mis manos, para salvaguardarte, de todo lo que quiera dañarte, ¿puedo darte un abrazo?

—Adelante.

Esa tarde, madre e hija, tuvieron un pequeño espacio, para hacer las paces. Nora, respetaría toda decisión que su hija tomara. Sin embargo, habría algo, que sacudiría el corazón de Gabriela.

8: 0.0 p. m.

—Gracias, por la cena, estuvo deliciosa —Gabriela, se levantó, para recoger la mesa.

—Al menos, no he perdido, esa parte de mí

—Lo cierto es que, desde pequeña, amo tu forma de cocinar

—Me alegra oír eso. Ahora ve, descansa, yo terminaré de limpiar aquí

Gabriela se fue a su habitación, tomo el vaso de leche que la ayudaba a dormir, y en cuestión de media hora, ya estaba en los brazos de Morfeo, y fue entonces, cuando algo llego a ella, se despertó en medio de un campo marchitado, y había un bebé llorando de forma desgarradora: «—Ya, mi niño, no llores, ¿Dónde está tu madre—Gabriela, tomo al niño entre sus brazos, comenzó a mecerlo, pero a medida que lo hacía, él no paraba de sangrar—. Aterrada, por aquella escena, ella salió corriendo»

—¡Mamá!, ¡ven por favor! —Ella, se despertó de forma abrupta, su corazón, estaba a punto de reventarse—, ¡Madre! —Por segunda vez, ella volvía a pedir auxilio.

—Ya estoy aquí, ¿corazón, que sucede, porque estás así?

—Fue horrible, tuve una pesadilla

—Todo pasará, me quedaré contigo —Nora, se quedó al lado de su hija, hasta el amanecer—. ¡¿Ey, ya estás mejor?!

—Eso creo. La verdad es que lo reflexione, y quiero tener a mi bebé

—Mi cielo, no tienes que forzarte

—No lo haré, estoy más que convencida, lo adecuado es que le dé vida, a una personita inocente, él no merece ser castigad

—Bueno, mi amor, si así lo harás, tu madre estará para ti.

Conforme, los meses avezaron, la madre, que se mostraba indecisa y atormentada, tomo confianza, las primeras patadas de su bebé, hicieron que ella cayera rendida. Así que juro por su vida, que al tenerlo en sus brazos, daría todo por él.

Para el trece de junio de 2017, Gabriela recibiría a su pequeña, Belén, en cuanto la vio, sus ojos se iluminaron, la lleno de besos, su madre, era la abuela más feliz que pudiera existir, todos pensaron, que las tormentas desaparecerían. Sin embargo, dadas cuatro semanas del nacimiento de Belén, su madre, no para de llorar sin motivo, ideas suicidas la torturaban, incluso fantaseaba con el día que pudiera acabar con su hija, ante tales señales, Nora, recurrió a un experto, quien diagnóstico a Gabriela con psicosis posparto, por lo cual, tuvo que permanecer un año internada, en hospital de reposo, con el fin, de que ella se recuperara.

Cartagena, Colombia, octubre 18, año 2020, Casa de Nora Torres Fernández

—¿Pero hija, estás segura? En ningún momento te he pedido que te vayas, si mi nieta y tú, lo son todo para mí —Desde el momento en que Gabriela, se reincorporó a su vida maternal, Nora, fue su apoyo, por eso, la idea de que su nieta, y ella se fueran, le rasgaban el corazón.

—Mamá, no quiero irme, porque me sienta incómoda, jamás podré pagar todo el apoyo, que he recibido de tu parte, te hiciste cargo de mi nena, mientras estuve internada, me esperaste, hasta que obtuviera mi puesto de trabajo

—Bueno, hija, yo lo hice, por todo el amor que te tengo, y porque también, quería pagar esa deuda que tenía contigo

—Mamá, el que la basura de ese señor, me haya abusado, no fue tu culpa, tú no lo obligaste

—Pero te abandoné, lo preferí a él, y eso no tiene perdón de Dios

—Borra esa de tu mente, el estar en terapia, me ayudo demasiado, ya estoy en calma conmigo misma, y también te perdoné

—Gracias, mi cielo —Nora, hacía mucho, había estado esperando el perdón de su hija, y al oírla, sintió la paz que tanto había añorado

—Quiero, que entiendas algo, Belén, pronto cumplirá tres años, es momento de que ella y yo, formemos nuestro propio hogar, además, me iré para Bogotá, no al fin del mundo —Al estar lejos de Esteven, Gabriel pudo recuperar comunicación, con su gran amiga Estefania Rosales, con la cual había mantenido en contacto—. Te visitaré cuando pueda, te llamaré en todo momento, y no me iré de forma rápida, primero, Estefa, debe organizar todo, para nuestro recibimiento.

—Está bien, si ya lo decidiste, no te detendré, eres mi hija, y lo único que deseo para ti, es la felicidad absoluta.

—Todo estará bien, ya lo verás. Tengo que abrirme paso, de lo contrario siento, que aquí me desvaneceré

—Comprendo tu sentir, y sé, que lo único que deseas, es encontrar tu lugar en el mundo

—Así será, mami —Ella besó, a su madre en la frente, y le dio un fuerte abrazo—, por ahora, me iré a mi habitación, Belén aún duerme, así que me recostaré unos segundos, luego la llevaré al parque, tengo que aprovechar, mi día de descanso—. Luego de Gabriela, saliera del hospital, y dejando pasar cuatro meses, y aprovechándolos en curso de asistente administrativo en el área comercial, pudo encontrar empleo, en un hotel de la ciudad, el cual le permitía, sostener los gastos, de su hogar.

Al llegar a su habitación, Gabriela se percató, de que su celular sonaba de forma repetida, al tomarlo en sus manos

—¿Quién llamará, no conozco este número? —Ella, Gabriela, dudó un poco, pero a la segunda llamada decidió contestar…—¡Hola!, ¿con quién hablo?

—¿Vamos, ya me olvidaste? —Al otro lado del teléfono, estaba Ernesto Paz Casares, un viejo amigo, que ella conoció, en sus tiempos de estudiante

—¿Disculpa, pero no te recuerdo? —Por más, que ella, intentaba hacer memoria, nada le daba un indicio.

—¡Gabriela Solís Torres!, tan pronto me olvidaste

—¡Ernesto Paz Casares!, ¿Eres tú?

—Sí, soy yo, y tristemente puedo ver, como me olvidaste

—Te equivocas, el que me olvido, fue otro

—Lo sé, me alejé de ti, pero ya vez, te volví a encontrar

—¿Cómo lo hiciste?

—Pues, contacte a tu amiga Estefania, y ella me dio tu número, y además, me contó todo el suplicio, que pasaste al lado de la bestia

—Bueno, ya vez, ¡¿Qué irónico, no, psicóloga, que se dejaba maltratar!?

—Vamos, linda, eres de carne y hueso

—Sí, pero fui, una reverenda…

—El pasado, es eso. Ahora cuéntame, de tu niña, Estefania, me mando algunas fotos, esta preciosa, la igual que tú, sé que estuve lejos por muchos años, pero ya estoy de vuelta en Colombia, ahora estoy en Cali por cuestiones de trabajo, dime, ¿podemos seguir en contacto?

—Claro que si tontito, te he extrañado mucho —Lo cierto, era, que para Gabriela, resultaba maneo, que sus viejos amigos, la volvieran a sostener, cuando más lo necesitaba.

Esa tarde Gabriela, y Ernesto, volvieron a unirse. Sin contar, con lo que le depararía, el destino.

Continuará

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