¡Jefe, nos enamoramos!
a comp
rselo, ida por aquel encanto que le anuncia sin siquiera pensarlo, de manera súbdita, casi inasequible. Oliendo a cigarro y tequila, en medio de un bar en e
dos de la gente empezándose hacerse menos bullosa en ese momento, el olor del alcohol y
e madera y asiente-. Supongo que está con el señor Robert. Pero no se preocupe, sólo
no me has res
nte un momento, pasando la sensación que le ha causad
do! Y quiero que me dejes hacer esto por ti aunque sea una vez. No tendré la vida para pagarte to
én lo hace
os mismos tragos a la mesa que ya cono
bserva al tan hombre
as cuantas. No quiero al
están bien -Maya mira sobre su h
ra que los dos vuelvan a retomar la conversaci
os lados, señor D'
n realidad estaba de hecho con Robert y Anthony, ese primo mío que acaba de llegar. Estaba...-par
ía ocurrido, y no se siente capaz de preguntarle de e
a a reír-. No he visto que asist
u jefe también ríe y también toma su sorbo-. No es que los f
ios. La barra quedaba en todo el centro y se podía ver la circu
jefe la está observando. Ella s
viejo, ni s
cabas de
upuesto
de pronto, ha cambiado de parecer, como si hubiera recordado alg
nta...-murmura-. S
señor? -Maya
in tener reparo en ella. Y como s
ientas a
qué lo
ándome, pensando que de todos los hombres yo he sido al que le han dejado embarcado casi dentro
ida. Comiéndose y creyendo cada rumor, noticia de farándula o periódico que ya en esos dos días apareció con más frecuencia, siente que incluso es peor observarlo callar y meditar. Había dicho las
o trago más a su vas
lgo, señor
milia
l día de mañana habrá cosas por las que reír, por las que alegrarse, por las que amar. Y si hoy usted no está dispuesto a tenerlo, tómese su tiempo. Sé que muy...-tartamudea un poco, no le incómoda hablar de la separación de su jefe con su e
e no aparte la mirada. Al verla tan cerca con esos oj
o has
sanar, señor. Y sané. Porque la
rse y mirar hacia el frente, bebiendo, él le da un s
en eso. Háblame de
r las cosas, y en
n el Li
e eso no, Maya. Háblame de ti. Apenas sé qué ya eres una gr
ros y muerde la ace
iere ust
e su jefe
me quiere
ria entonc