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¡Jefe, nos enamoramos!

Capítulo 2 Un día en el Livende

Palabras:1244    |    Actualizado en: 24/02/2023

ía en e

as a

e Nueva York. Una vez más tiene que alzar las bolsas que apenas había comprado en la tienda de dos cuadras más detrás. Piensa en cómo la hora se había pa

vista para nada favorable de una mujer hablando por te

! -la mujer

s y señala con lo

r, ¿No ha visto que e

ado sin tener la decencia de seguirle el habla. A lo

u zapato roto, le finge dar un empuje para hacer chocar

te at

í! ¡Permi

ada bufanda para el invierno se queda enrollada hasta en sus pensamientos. Volcando por la calle séptima, el parque central vuelve y se observa a la esquin

s, d

cio Chrysler se vuelve a observar cuando ella ha dado vuelta. Una vez más se pregunta si había sido la mejor idea andar caminando, pero como las ideas ya no se ven ni que volviera a pensarlas, no las reco

e el aliento y se tira la cabeza a la mesa. La mujer, mastica el chicle y quita el ca

al verla l

stiada. Pone un dedo encima de la cabellera de la damisel

funfuña-. Me he quedado sin

ta. Tu suerte ca

irando hacia arriba-. Observa estás bolsas, apenas se recibieron hoy y tuve que levantarme a las cuatro de la mañana para

de brazos-. No es a mí con quién debes culparme. Sino a tu jefe, querida. S

Él puede entenderlo. Tú sabes muy bien

ahí. Toma esecafé, arreglaré ese pelo y ven hacia acá, ten

de la recepción y bufa-. Mira que mi suerte pas

...-dic

r alza

, Jenny. Dime,

s lentes, y tambi

ndo ahora. ¡Es tan inverosímil! Casi

as dos zapatillas no duda en

qué das tan

én la toma

jefe, q

de pronto se pone a tomar

-. El señor Maximiliano ha

los ojos. Como si un gran bendito balde d

ede mencionar. Un poco

casarse. Y de repente ya no. ¿Acaso no lo sabías? ¿

personales. Y ven tú, ¿desde cuándo ha

to y coloca las manos abajo del escritorio para buscar a

lar. Y se toca la frente en buscar de aire y sin desperdic

as partes -r

e saberlo. Lo único grotesco es que ya lo sabe media ciudad. Subiré

den, bon

llame

lla de toda la ciudad. Imperioso, y en Nueva York. Se ha puesto unas horquillas en las orejas y besa la mejilla de Jenny, sonriendo a regañadientes. Toca el botón del ascensor y dice buenos días a los presentes com

mira a Jenny y sostien

brá olvidado

e así -se carcajea Jen

eso par

Ma

uvenil, audífonos descansando en el cuello y con gorro cubriéndole las zonas de su lindo cabello largo y negro en

anna D'

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