Cuando Aiden llegó a la casa de su familia, el ambiente era tenso y lúgubre, pero pese a eso, aquella astuta mujer que se había esmerado en mantenerse en su mente, terminaba un último bocado de lo que parecía ser la tarta especial de manzanas de la querida cocinera familiar, su hermano enfrente de ella y su abuelo se había sentado al otro lado tomando una taza de té. Aiden miró a su esposa, preguntándose por qué había tenido que llegar hasta ese punto, él simplemente la había llamado con el fin de corroborar que hubiera amanecido bien después de la extraña noche que habían pasado.

—Aiden, querido, esta mujer… VULGAR, DESVERGONZADA— dijo su tía en voz alta, asegurándose de que ella la escuchara, por otro lado, Rossette ni siquiera se inmutó, bebió de su taza de té tranquilamente— ha admitido que es ella, y por mucho que le hemos hecho ver lo que realmente es… ¡No se da por enterada!

Aiden miró a su tía como si le hubiera salido una segunda cabeza, así mismo al resto de la habitación, ¿Realmente no les había explicado nada? Y aquella… Irritante, desvergonzada, elegante e implacable mujer estaba ahí bebiendo su té como si fuera el ambiente más ameno del universo.

—Esa mujer tiene una mano impresionante, no había probado tarta más deliciosa —dijo ella finalmente mientras acomodaba con sumo cuidado los servicios a un lado del plato, Luego se puso de pie y le tendió la foto al caminar hasta su esposo— Creo que debes una explicación cariño, tu familia estaba tan preocupada que ni siquiera me han permitido bañarme esta mañana.

Los presentes se miraron unos a otros, confundidos y algo preocupados, ¿Por qué le estaba pidiendo explicaciones a la víctima? ¿Es que siquiera lo obligaría a defenderla? No tenía sentido, la que se veía en la fotografía, claramente a pesar de haber sido tomada a la distancia era Rossette, no había dudas.