¿Te quedas conmigo? Princesa y esposa por contrato.
menor de los Campbell, dándole una mirada desdeñ
ampbell, de alguna forma siempre había podido ver a través de su magnífica actuación, probablemente era el único inmune a sus infalibl
mas personales, específicamente, familiares.- señaló el menor, Aiden repentinamente tenía un
omenzó ella, Pero era Aiden
ó y ambos le miraron.- ¿Q
mano no daría su brazo a torcer, si podía dañar al menos un poco aquella víbora,
ió Aiden apretando sus sienes, la man
que es mi casa? -Pr
a que compartían los tres hermanos, una especie de guarida donde no se aceptaban mujeres o niños invitados, ahí dentro dejaban de competir o negociar, ahí dentro solo eran los tres hermanos, dispuestos a darse de tumbos y conversar de cual
tos, los dos, solos, en la azotea en el centro.- prometió y la rubia de mala ga
ofás de la pequeña sala que daba a unos enormes ventanales, afuera de estos, una piscina profunda y grande, con capacidad para sesenta personas. Algo desmedido para solo
, tarde o temprano lo será.- dijo secamente
or a tu esposa? - preguntó y el mayor le dio una mirada escéptica- Rossette pudo haber ido a los medios
por una brazada, se podía notar como acunaba dicho cuerpo con cuidado contra su cuerpo, el lenguaje corporal de él era sumamente protector, casi como si necesitara ponerla en la mayor de las protecciones posibles, lógicamente, en aquella foto, no se reconocía el rostro de la chica en sus
algo decepcionado por aquella nefasta e insignificante rea
a, lo único que quieren esas ratas es causar polémica cuando recién te has casado. -señaló J
eocupación y se guardó la fotografía e
n donde no podría ser visto, la ventana del dormitorio principal daba hacia donde estaba él, ¿ella se habría quedado finalmente con aquel dormitorio? Entonces como si la hubiera invocado, salió al balcón, salía recién de la ducha iba en su bata de baño, y su seda negra hecha melena estaba húmeda, toda acomodada en uno de sus hombros, traía un café en las manos e iba
voz lo sacó de la ensoñac
lleno de descontento? ¿Dónde estaba la risa vibrante y el dulce cad
l. El silencio fue un cuchillo, incluso a través de la línea, la vio t
struir su novela romántica.- dijo con un tono tajante y duro.- Y le puedo prome
o de Aiden hacia ella, y estaba aún más cansada de lo mucho, le gustaba señalar lo hor
oso con el destino, consigo mismo por haberse quedado contemplándola. Debía hacer frente a esta situación y lo haría, pero por ahora, se dedicaría a calmarse,